Hispanoamericanos

Compartiendo la opinión de la señora Jiménez Pozuelo sobre el deber moral de España de acoger a los hispanoamericanos que arriban a la Península, desearía añadir algunas cosas: tal como marcha el mundo, una admisión sin restricciones producirá en pocos años una afluencia masiva de inmigrantes que afectará grandemente el mercado de trabajo. Inevitablemente surgirá el rechazo del nativo, que verá reducidas sus posibilidades de trabajo por la oferta de extranjeros que se resignen a cobrar menos por igual labor. Llamar a esto racismo o xenofobia será una exageración; simplemente son deseos de subsistir dignamente y de desplazar al dumping laboral.Las agresiones de los repulsivos de siempre son crímenes que deberán castigarse. Pero ofrecer caridad al vecino cuando falta en casa propiciará esas actitudes.Soy un español que ha vivido 25 años en Argentina, y considero a ese privilegiado país mi segunda patria. Pero debo decir que esa nación ha sufrido y sufre la misma situación. Si no, que se pregunte a los ciudadanos de los países limítrofes que ingresan en aquel país o a los mismos argentinos.

Es lamentable que una naciónrica, extensa y relativamente poco poblada genere una exportación de elementos humanos que podrían ser muy útiles allí. España, quizá más que otras naciones, debería propiciar la vertebración de aquellos países en los que tanto sus dictaduras como sus seudodemocracias derrochan ineptitud. Ésta debería ser la primera exigencia de españoles e hispanoamericanos.

Madrid.

A todos los que se creen de una raza superior, y que con sus violentos actos hacen que día a día nos sintamos un poco menos humanos, me gustaría narrarles una pequeña y verídica historia, vivida no hace mucho, que me emocionó notablemente: "Durante la noche del pasado 21 de noviembre, en la carpa del Cuartel de Conde Duque, dos humanos de raza negra, acompañados por sendas bandas de músicos, armados de instrumentos hasta los dientes..., acribillaron las almas, golpearon los corazones, destrozaron los tímpanos y arrancaron los sentimientos más profundos de las cerca de 5.000 personas que allí nos encontrábamos, en su inmensa mayoría humanos de raza blanca, siendo muchos los que gustosamente morimos sin, además, oponer la más mínima resistencia".- Raúl Marchand Maqueda. Madrid

Considero poco acertado el término limpieza étnica (EL PAÍS, 30-11-92: El síndrome del campeón) para aludir a la superioridad física y proezas deportivas del señor Induráin con respecto al resto de ciclistas.

Aunque se sobrentienda els entido de la expresión y aparezca en la letra cursiva, para un diario que hace gala de la seriedad y esmero en el trato, presentación de noticias e información, no puede pasar inadvertido que este tipo de manifestaciones puedan resultar hirientes para personas y colectivos sensibilizados y afectados por los brotes de intolerancia y xenofobia vividos últimamente en toda Europa.- Dolores Corrales Nevado. Cáceres.