Historias golfas de la radio

Radio Ritmo. "Un día llama una señora, charlamos un buen rato y al final me despido y le digo: 'Un saludo', y ella me dice: '¿Un saludo, mariconazo?, ¿no te has dado cuenta de que soy tu madre?", cuenta José López.Anécdotas de ésas y de locos como aquella divorciada que no paraba de acosar a un locutor pueden contar decenas. La divorciada se cansó de llamar a la radio cuando el chaval abandonó la emisora.

Los programas de Radio Ritmo se escuchan en muchos pueblos del sur, pero posiblemente nunca se les escuchó más alto que cuando interferían en las comunicaciones militares de la base de Getafe y los pilotos de los aviones escuchaban Radio Ritmo en lugar de las instrucciones de la torre de control. Por algo han tenido que instalar codificadores a todos los vecinos.

Onda Verde. Continúan las amenazas. Algunos oyentes de La luna de Babilonia han amedrentado seriamente a los locutores, simplemente por confesarse homosexuales. José Antonio Sánchez, del Comité Gay de Madrid, cuenta que es muy dificil encontrar amigos que hablen por antena porque temen que se les reconozca la voz". "Hace dos años, un compañero nuestro tuvo que dejar la radio porque su jefe le reconoció y no quería perder el trabajo".Antena Vicálvaro. Los vecinos declararon la guerra a los piratas desde el primer día. "Nos cortaban el cable de la antena y tuvimos que meter el primer trozo por una cañería de plomo hueca que no lleva agua, pero que pasa por el servicio, y sigue ahí".Antena Vicálvaro despertó el interés de algunas sectas, que se habían tomado muy a pecho lo de De Madrid al cielo. Paco Guerrero recuerda que recibieron na maqueta de una secta alemana, grabada en castellano, "que mezclaba el tema del ecologismo con unos rollos religiosos muy raros". Otra secta, la Comunidad, vinculada al Partido Humanista y a Los Verdes Ecologistas, presentaba un programa, sin decir de qué iba la cosa. Guerrero: "Cuando las elecciones al Parlamento Europeo se trajeron a su número uno aquí para entrevistarle en un programa de debate, pero imagínate qué debate podía haber si sólo había un invitado. Cuando empezaron a repartir propaganda por aquí, les dimos el toque y ya no han vuelto a aparecer".

Radio Utopía. A los jóvenes ultraderechistas de Alcobendas no les hizo gracia que dos sharpskins (del inglés, skin heads against racial prejuices -cabezas rapadas contra prejuicios raciales-) inunden con su doctrina los receptores del municipio."Dos sharpskins del programa -Pitos y flautas- tuvieron que dejarlo porque siempre les estaban esperando los fachas en la puerta para pegarles palizas" sentencia José.

Radio Paloma. Un serbio y una croata mezclaron en una sola voz sus castigados corazones. Ambos contaron sus vivencias y diluyeron en una hora su odio.Radio ELO (Emisora Libre de Orcasitas). "Un insumiso, que era profesor del centro de formación donde tenemos el estudio y que hacía programas, se escondía en la tercera planta, donde está la emisora, y la Guardia Civil estuvo buscando por todo el centro y no le encontró", cuenta Eloy Cuéllar.Otros locutores optaron por disfrazarse de celestinos, y de paso, sacar provecho. "Me acuerdo que el locutor del programa Extensión rap ligó muchísimo con las chicas y enlazaba la gente que llamaba con otra gente, y quedaron para citas y tal", comenta Eloy.

Onda Latina. En Condena 3, un tal José María Zurraspal emite opiniones no demasiado diferentes de las de José María Carrascal o a las de cualquier concurso de Telecinco. En La hora de Elena Francis, el doctor Federico Cipótez se permite conceder algunos consejos para acostarse con portuguesas, a su juicio, algo bigotudas: "No beses nunca a una por tuguesa porque te va cepillar el trajeUna noche coincidió el programa musical de Javier con una fiesta en el parque de Aluche: "De repente se presentan cinco heavys embrutecidos delante de la ventana, se arrodillan en la acera cantando y sacudiendo la melena".

Se acuerda también de un maratón radiofónico de 12 horas: "A la una de la madrugada aparecieron cinco chicas con comida por el estudio, dispuestas a todo porque pensaban que estábamos solos aquí. Una iba directamente al ajo.

Por la mañana, cuatro ancianos de Comisiones Obreras llevan el programa La voz del pensionista. "Un coordinador de programa entró en el estudio para decirles que bajaran la música, y se encontró con los dos viejetes bailando jotas".

Radio Cigüeña.-Cuando el referéndum de la OTAN, nosotros estábamos en pruebas, y un día, en las teles de Rivas se vio a Felipe González cantando una canción de Silvio Rodríguez", cuenta José Jiménez Belinchón, que dirige el programa Cacao mental."Hace unos años, para hacer propaganda para la radio, "en las fiestas de septiembre pusimos carteles diciendo que iba venir e, Rey, y la gente nos llamó y acudían al local para saber si era verdad".

Onda Merlin. "Antes de empezar la radio tuvimos una sesión espiritual al lado del Valle de los Caídos, se nos apareció el espíritu de Franco y nos dijo cómo iba ser la radio y dió en el clavo", recuerda Beatriz Barbosa."Una vez se acercó una señora diciendo que se le había parado el microondas por nuestras interferencias. Otra vez, en un programa de viejetes, a uno de ellos se le cayó la dentadura en directo", se acuerda Beatriz. Todo ello, y mucho más, augurado por el espíritu de Franco.

Radio Morata de Taluña. "Un chaval me llamó en el programa y me contó que estaba hecho polvo porque le había dejado la novia. Entonces charlamos y al día siguiente me lo encuentro en la puerta de la radio con una rosa en la mano y me dice que la novia había vuelto", se acuerda Pilar López. Un oyente la persiguió durante una temporada y otro chaval quería quedar a la fuerza con ella, y se imaginaba que era rubia, alta y con ojos azules. Pilar se llevó una amiga de esas cualidades a la cita. "Vaya desengaño que se llevó el pobre al enterarse que yo era morena y bajita" dice Pilar.Radio Enlace. Álvaro Hernández emitía música folk por la tarde, y de repente, Bingo!, una espléndida llamada de un sincero admirador del programa. En el mismo momento empiezan a llamar a la puerta, en el piso de arriba de la emisora.Hernandez, que se encontraba solo, ejerciendo de técnico y periodista, optó por comentarle la situación a su oyente: "Mira, tengo que subir, pasa esto, ¿por qué no me haces el favor de contar todo lo que sepas sobre folk?". Cuando bajó a los cinco minutos, su, a esas alturas, angustiado ex fan, jadeaba de cansancio.

"Yo creo que estaba leyendo una enciclopedia o algo así cuando logré retomar el programa", reflexiona Hernández. "Le di las gracias, y se ve que todo aquello le sentó mal porque no nos volvió a llamar".

Una mañana en que los autores de Regreso a Júpiter, programa diario que se emite de 11.00 a 11.15, se encontraban deprimidos porque creían que nadie los escuchaba, empezaron a llamar a los teléfonos del barrio para hacer una encuesta en directo: "Señora, ¿nos está sintonizando?". "Había que ver a esas mujeres buscando la radio como locas, os cojo, os estoy cogiendo, esperad, esperad, que ya os tengo, y al final, cuando sintonizaban, ellos le decían: "Muy bien, continúe así todos los días, que no decaiga".

Onda Sur. La radio de Villaverde parece un vademécum con pócimas para todos los vaivenes de la vida. "Un chaval nos trajo un búho y conseguimos que una asociación ecologista se encargara de él", cuenta César García.Más historias: "Una loca buscaba consejos de otro tipo. Se pensó que esto era el teléfono erótico. Éramos todos hombres en el estudio, y entonces nos preguntó si la teníamos muy grande, que sí queríamos hacer el amor con ella", se acuerda César. Concienciados por esta experiencia, lograron deshacerse de "otra loca" que llegó quejándose de que la perseguían los maragatos. "Hasta que cerramos puertas y ventanas cada vez que la veíamos acercarse". Al final, como casi todos los desequilibrados que llaman a la radio, se aburrió.

Han colaborado en este reportaje Luis Fernando Durán, Víctor Saornil, Javier Barrio y Antonio Jiménez.