"Va a ser muy divertido. En poco tiempo los vamos a exterminar"
"¿Usted también es periodista?", preguntó al reportero un hombre regordete, vestido de civil, compañero de viaje en el vuelo 261 de Mexicana con destino a Tuxtla.- ¿Y qué opinan ustedes de lo que está pasando, por lo regular están bien informados?-, insistió sonriente el desconocido, que acomodaba frente a su asiento un rollo con mapas de la topografía de Chiapas y una raqueta de tenis.
- Eso de la pobreza es un mito. En la selva lo que sobra es el agua y la comida-, interrumpió al enviado.
- ¿Y usted a qué se dedica, es de Chiapas?-, atajó el reportero.
- No... Soy médico militar y vengo a Chiapas a incorporarme a la zona militar...
- ¿Y cómo van las cosas?-, insistió el reportero.
- En Chiapas no pasa nada. Es un asunto que se resolverá muy pronto. Es más el escándalo que ustedes han hecho que la fuerza de los indios. Además son unos cuantos.
- ¿Sí? ¿Y cómo van a actuar?
- ¿Usted cree que los rebeldes van a aguantar 40 helicópteros, 200 tanques que ya están en la zona y una tropa de miles de soldados...?
El desconocido interrumpió su charla cuando se percató de que otros viajeros del vuelo 261 -en el que la mayoría de los pasajeros eran periodistas- permanecían atentos a su explicación.
- Va a ser muy divertido, no se preocupe, en muy poco tiempo los vamos a exterminar-, alcanzó a decir mientras jugueteaba con su raqueta de tenis. No dijo más.
En el aeropuerto de Llano San Juan, el médico militar fue recibido por cuatro hombres, vestido de civil, pero con evidente aspecto de militares.
Una fila de tanquetas
La sorpresa de los enviados fue mayúscula cuando comprobaron que un carril de la carretera del aeropuerto al centro de esta capital estaba ocupado por una interminable fila de camiones militares, por lo menos medio centenar de tanquetas, una veintena de jeeps equipados con ametralladoras y decenas de camiones para transportar tropas.
Durante el recorrido por la capital del Estado de Chiapas, el más meridional de México, se puede comprobar que la situación se ha normalizado por completo, pese a que en la noche del martes al miércoles se vivieron momentos de tensión, al detectarse a pocos kilómetros la presencia de guerrilleros, sobre todo en el municipio de Chiapa de Corzo.
En la carretera que comunica Tuxtla Gutiérrez con Chiapa de Corzo los únicos hombres armados se encontraban en el puente Belisario Domínguez, sobre el río Grijalba, donde se inicia el Cañón del Sumidero, y eran militares mexicanos.
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