González dice que agotará su mandato "con honor, sin bajar la cabeza"
Felipe González no se rinde. Las espadas parlamentarias siguen en alto y, a pesar de las contundentes estocadas propinadas ayer por los líderes del Partido Popular y de Izquierda Unida, el presidente del Gobierno aseveró tajantemente ante diputados y televidentes: "Voy a terminar mi mandato con honor, sin bajar la cabeza". José María Aznar lo puso en duda: "Ya no necesita que le empujen, se cae solo". Tras haber sacrificado dos ministros y tres diputados en aras de la lucha contra la corrupción, González cree asumida la responsabilidad política por los escándalos que enturbian la gestión del del Gobierno, socialista.
González acusó a los populares de buscar "atajos de impaciencia para llegar al poder por cualquier camino, no por las urnas". Aznar le tildó de egoísta: "Usted piensa en usted exclusivamente, no piensa en España".La fuga de Luis Roldán fue interpretada por Aznar como fruto de una supuesta connivencia de González: "Usted consideró, por razones que prefiero no imaginar, que lo más conveniente era dejarlo suelto mientras su señoría miraba para otro lado". La acusación fue tajantemente desmentida por el presidente, quien asimismo negó todo viso de verosimilitud a la información facilitada a un diario por el prófugo ex director de la Guardia Civil de que Serra pagó 100 millones de pesetas a Roldán para que una empresa estadounidense investigara los negocios de Mario Conde.
Julio Anguita, líder de IU, se sumó al PP en la demanda de que González abandone La Moncloa, pero exigió a Aznar que presente una moción de censura para que se sepa cuál es su alternativa de Gobierno. Los nacionalistas catalanes y vascos expresaron su apoyo a la continuidad de González y criticaron los efectos desestabilizadores de la estrategia del PP. Miquel Roca (CiU) reclamó una acción tenaz contra la corrupción y a favor de la recuperación económica.
Jon Idígoras, portavoz de HB, crispó a toda la Cámara al arremeter contra las instituciones democráticas. Crispación que se palpó en el casi unánime aplauso que recibió la independen-tista catala na Pilar Rahola al negar a Idígoras cualquier legitimidad democrática. Páginas 15 a 19 Editorial en la página 12
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