Economías no tan divergentes
Once de los 16 estados de la futura UE parecen en condiciones de crear la moneda única
El mito de que la Unión Europea no estará en condiciones de conformar un núcleo duro capaz de poner en marcha la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM) el 1 de enero de 1997 está a punto de saltar por los aires. La recesión y las tormentas monetarias han extendido el espejismo de que las economías de los Doce se alejan de los criterios de convergencia. Un repaso estadístico a las macroeconomías comunitarias revela que si la UEM no se pone en marcha el día previsto, puede deberse más a la falta de voluntad política que al incumplimiento de las condiciones de Maastricht.El Tratado de la Unión exige que un mínimo de siete países cumplan cinco condiciones macroeconómicas determinadas para, si ésa es su voluntad, poner en marcha la tercera fase de la UEM, cuyo máximo exponente es la moneda única. Estas condiciones son: que la inflación no supere en 1,5 puntos la media de los tres países con precios más bajos; que los tipos de interés a largo plazo no superen en dos puntos los de los tres países con menor inflación; que el déficit público no supere el 3% del PIB; que el saldo vivo de la deuda pública no supere el 60% del PIB, y el respeto, durante dos años como mínimo, de los márgenes normales de fluctuación del SME, que hoy por hoy son el 15%.
Si se tiene en cuenta a los cuatro futuros nuevos socios -Austria, Suecia, Noruega y Finlandia-, hasta 11 estados miembros o candidatos parecen en condiciones de alcanzar estos requisitos, aunque hoy sólo los cumplen Luxemburgo y Noruega. Eso sí, Grecia, Portugal, España e incluso Italia y Suecia han de mejorar mucho de aquí a 1997 para no ser víctimas de las dos velocidades y perder el primer tren de la UEM.
Alemania, el gran motor económico y cada vez más el motor político de la Unión, ha reducido su déficit público desde el 4,7% del año pasado hasta el 3,1% este año, según las previsiones de la Comisión Europea que manejan Analistas Financieros Internacionales, aunque este vaticinio no tiene en cuenta el déficit que generen los länder de la antigua Alemania del Este.
La gran incógnita la plantean los otros dos grandes socios comunitarios: el Reino Unido y Francia. Los británicos están muy cerca de la convergencia, con una considerable reducción del déficit público, pero la libra esterlina sigue fuera del mecanismo de cambios del SME y falta voluntad política para unirse a la moneda única. En Francia la economía no acaba de arrancar, pese a las buenas perspectivas de hace un año; el paro no ha empezado a disminuir hasta julio y el déficit público puede agravarse si se aplaza el plan de privatizaciones del Gobierno de Édouard Balladur. Pero la Unión Monetaria es inconcebible sin Francia.Inflación. En materia de inflación, el requisito de convergencia se situaría en el 3,43% en una Unión a Doce, a partir de la media de los tres países menos inflacionarios (Francia, Dinamarca y Luxemburgo) más 1,5 puntos. En una Unión a Dieciséis, ese requisito se endurecería hasta el 2,30% por las bajísimas inflaciones de Finlandia, Noruega y Suecia, aunque estos países aún tienen margen para reducir sus tipos de interés, por lo que es de prever que su inflación aumente en los dos próximos años. Tomando como base una inflación máxima del 3,43%, sólo incumplen hoy esa condición Italia, España, Portugal y Grecia.Tipos de interés. Los tipos de interés a largo plazo requeridos por Maastricht oscilarían hoy entre el 9,15% (tomando como referencia los actuales Doce) y el 11,31% (en una Europa a Dieciséis). Sólo Grecia quedaría fuera del criterio, aunque los tipos son aún demasiado altos en Portugal, Italia, Suecia, España y Finlandia.Déficit público. La evolución del déficit público, el factor de convergencia que mayores dudas ha suscitado en los dos últimos años, ha sido sustancialmente optimista en los últimos 12 meses. La recuperación de la actividad económica es, además, un factor de gran importancia para mejorar esa tendencia. Luxemburgo, Irlanda y Noruega ya están por debajo del 3% fijado en Maastricht. Alemania y Holanda están a las puertas. Austria, Dinamarca, Irlanda, el Reino Unido e incluso Bélgica están en el buen camino. Mayores dudas suscita España, aunque los últimos datos del Ministerio de Economía hacen pensar que se ha quebrado la línea ascendente y que podría caer de nuevo al 6,7%, a final de año, aunque ese dato está aún muy lejos de la convergencia. También despierta dudas Portugal, y sobre todo Italia, que está lejísimos del objetivo del 3%.Deuda pública. Alemania, Francia, Luxemburgo, Reino Unido, Austria, Finlandia, Noruega y Suecia cumplen el requisito de deuda pública. Dinamarca, España, Portugal y Holanda no están lejos, y nadie piensa que Bélgica pudiera quedarse fuera de la UEM por lo que se considera que es la obligación menos obligatoria de Maastricht.Tipos de cambio. Si la Unión aplica el tratado al pie de la letra, todos los países -salvo el Reino Unido, Italia y Grecia, que están fuera del sistema- cumplen con Maastricht porque ninguno ha superado la actual banda del 15%. Pero la moneda única requiere una disciplina en la estabilidad de tipos de cambio que no queda garantizada con oscilaciones del 15%. Se dibujan dos alternativas: o la Unión decide el retorno a bandas estrechas antes del 1 de enero próximo -para cumplir con los dos años de estabilidad exigidos por el tratado- o a la hora de decidir si se cumplen las condiciones de convergencia se consideran como fijas las paridades que en ese momento tengan cada una de las monedas, aunque eso signifique reajustar esa paridad sobre la horquilla central fijada actualmente. Es decir, si el franco francés, por ejemplo, se mantiene durante los dos últimos años de la segunda fase de la UEM con una paridad constante de un 4% por debajo del marco, ésa sería su paridad definitiva.
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