Un hombre destroza a golpes a su perro y lo echa a la basura
Nicolás T. R., Colombo para sus vecinos, de 47 años, propinó a mediodía del viernes una buena paliza a su animal, un pequinés ya mayor y enfermo, de 20 años, y lo arrojó, moribundo, a un contenedor de bolsas de basura próximo a su casa en Alcobendas, en la travesía de Huesca, 19. Pasada la medianoche, el perro murió dentro de tan indigno lugar.La Policía Local de Alcobendas ha denunciado al hombre por atentar contra la Ley de Protección de Animales Domésticos. Los agentes acudieron avisados por los vecinos, que oían gemir al perro.
"Tenía el llanto como de niño", recuerda Ana María Luna, vecina de Colombo, que le reprendió por su comportamiento y después declaró ante la Policía Local. "Me dijo que le daba golpes para que caminase, y que después le tiró a la basura 'porque ya estaba muerto", relata Ana María, quien le contestó tajante: "No me nieges lo que han visto mis ojos". Cuando hacia la una de la madrugada llegaron los agentes al barrio, aún se movía ligeramente y lanzaba los gritos que estremecieron a los vecinos, quienes estaban de tertulia en un parquecillo cercano aprovechando el fresco de la noche.
El perro mostraba heridas en gran parte del cuerpo y en la cara, derrames en los ojos y los dientes de la mandíbula inferior rotos.
Un hombre huraño
Colombo jugaba ayer por la tarde al tute en el bar que hay frente a su casa. Miraba desconfiado sus cartas por debajo de la mesa, y no intercambiaba palabra alguna con sus compañeros de partida. Hosco y huraño, dijo que el perro estaba ya muy viejo y a partir de ahí cesó su explicación. Algo parecido le había dicho a la policía cuando le pidió cuentas de su conducta: el animal estaba mayor, enfermo y no le servía para nada.
Ana María Luna preguntó a Colombo después de la muerte de su perro por qué no había llevado al animal a la perrera para que allí muriese dignamente: "Lo que me faltaba, pagar 11.000 pesetas para que lo matasen", le espetó Nicolás.
El hombre es dueño de otros cuatro perros, cuenta su vecina. "Aunque a este paso se queda sin ninguno". El que ha muerto estaba "lleno de parásitos". Nicolás no trabaja, después de que sufriese un accidente laboral que le dejó inmovilizada la mano izquierda.
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