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El cohete de la imaginación

Los niños construyen con 150.000 piezas de plástico una réplica de la nave espacial "Columbia"

Madrid ya tiene su nave espacial Columbia. Los artífices de este milagro no han sido sesudos ingenieros cargados de planos y tornillos, sino decenas de niños armados tan sólo con piezas de plástico de colores. Su ilusión y su trabajo han logrado levantar en tres días una nave de 3,5 metros de altura y 300 kilos de peso junto a la calle de Preciados (en el distrito Centro).

El trabajo terminó ayer por la mañana. La construcción permanecerá hoy a la vista de los transeúntes. Mañana, cuando la retiren, la nave espacial se desintegrará y volverá a su origen: más de 150.000 piezas de plástico.

La casa danesa de juguetes educativos Lego retó hace cuatro días a los niños madrileños a construir una réplica del Columbia. La nave original, construida en Estados Unidos, será puesta en órbita el próximo 21 de septiembre.

Este lanzamiento el número 73 del Columbia y la presencia en la tripulación de la nave de un astronauta de origen español, Miguel López Alegría, decidieron a Lego a emprender esta actividad con los chavales. "La idea es que aprendan todo sobre el Columbia mientras se divierten construyendo una copia del juguete", explicaba ayer una de las organizadoras.

Los niños se acercaban ayer tímidamente al recinto donde comenzaba a despuntar la nave. "¡Mira, un castillo!", decía una de las más pequeñas. Otros, como Óscar, un poco mayor, contestaba seriamente: "Sí que sé lo que estoy construyendo: es esa nave espacial americana tan famosa".

Padres embobados

Los padres se quedaban en la barrera mirando embobados a sus laboriosos hijos. Otros progenitores no tan pacientes disuadían a sus niños de participar en la actividad: "No, que tú no sabes, y además, mira, que te voy a comprar una cosa". Y se iban con el crío enrabietado.Un ingeniero - de verdad-, venido expresamente de Dinamarca, iba dando instrucciones a los niños. Se trata del mismo técnico que dirigió en octubre del pasado año la construcción en la avenida de Felipe II de una torre de 22 metros, compuesta también por piezas de plástico. El logro fue inscrito en el Libro Guinness de los récords. La mañana siguió en la línea espacial. La última pieza fue colocada en lo alto de la nave por Miguel Ángel García Primo, ingeniero del Instituto Nacional Aerospacial y director del programa Minisat -minisatélites de fabricación española.

"Actividades como ésta significan un pequeño paso más para poner a España en órbita", dijo por un micrófono ante el aplauso de los presentes. Los niños, ajenos al acto, continuaban a lo suyo, jugando con las piezas detrás la nave que acababan de construir, el cohete de su imaginación.

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