La huella química del maltrato
La hormona del crecimiento (GH) es especialmente sensible a las manifestaciones de cariño. Recibir comprensión, ternura, dulzura, ser escuchado y valorado, sentir el reconocimiento ante las acciones bien realizadas; en definitiva, sentirse amado tiene gran importancia en el proceso de crecimiento, según el doctor Basilio Moreno Esteban, jefe clínico de endocrinología del hospital Gregorio Marañón de Madrid.Como indica este especialista, está comprobado que los niños maltratados, desatendidos, abandonados y con carencias afectivas suelen ser más bajos. La endocrinología actual revela la existencia de unas reacciones bioquímicas y hormonales que explican la gran importancia del equilibrio afectivo en el crecimiento.
"La GH es una sustancia", explica Moreno, "que se segrega en la hipófisis, una glándula de la base del cerebro, según las señales de otras dos hormonas del hipotálamo: una estimuladora (GRH) y otra inhibidora (somatostatina)".
Según Moreno Esteban, en los niños con graves carencias afectivas predomina la secreción de somatostatina y, por tanto, la GRH se secreta en mucha menor cantidad. Esta alteración del equilibrio hormonal condiciona una talla más baja.
El endocrinólogo señala que se está empezando a observar ese hecho en algunos hijos de matrimonios separados. No es suficiente con creer que se está amando al hijo. Es el niño quien debe sentirse amado, y algunos hijos acusan muy dolorosamente la separación de los padres y todos los caminos que esto supone en su vida y se sienten menos queridos.
Puede aparecer entonces una alteración en el equilibrio hormonal y producirse un parón o mayor lentitud en el ritmo de crecimiento.
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