El tenis camina hacia su autodestrucción
Un estudio científico explica que en el año 2050 los saques alcanzarán los 345 km/h
Varias voces autorizadas saltaron a la palestra en Inglaterra cuando se hizo público un estudio realizado por un grupo de científicos del Museo de la Ciencia de Londres sobré cómo será el campeón de Wimbledon del año 2050. En sus conclusiones, se señala que los materiales de las raquetas habrán evolucionado más todavía, que la preparación de los tenistas será muy superior porque se iniciará ya a los dos años y que los saques alcanzarán velocidades de 345 kilómetros por hora.Como consecuencia, será difícil ver pasar la bola más de una vez por encima de la red en cada punto. Los intercambios apenas existirán y el espectáculo perderá gran parte de su atractivo. Penny Tillin, una de los técnicos que trabajó en el estudio, indica: "El objetivo de aplicar la ciencia al deporte es perfeccionarlo al máximo. Hemos intentado ver qué puede ocurrir aplicando nuestros conocimientos actuales. Pero los parámetros pueden cambiar. Lo que realmente suceda es impredecible".
Sin embargo, el estudio no se aleja de la tendencia actual. La evolución de los servicios ha llevado ya a situaciones comprometidas para el tenis. Greg Rusedski y Mark Philippousis, dos de los mejores sacadores, pues alcanzan velocidades de 220 kilómetros por hora, resolvieron con su saque 172 de los 218 puntos que disputaron en el partido que les enfrentó en primera ronda de Wimbledon.
"Esa es una tendencia que no me gusta", explica el australiano John Newcombe, triple campeón del torneo londinense. "Cada vez se resuelven más puntos con un solo golpe y si sigue esta tónica vamos a perder el atractivo que ahora tiene nuestro espectáculo. David Lloyd, ex tenista y capitán del equipo británico de Copa Davis, añade: "Presencié el partido entre Rusedski y Philippoussis y algunas veces me resultó difícil seguir la bola. Si continuamos por ese camino acabaremos por no ver ni un solo intercambio en Wimbledon".
Hace ya algunos años que los responsables del tenis profesional se muestran. preocupados por la evolución del juego. A ellos no les gusta el espectáculo que se ofrece en Wimbledon ni la lentitud con que se desarrolla el juego en algunas pistas de tierra batida. Lo que intentan es acelerar el juego en tierra y lentificarlo en hierba y superficies rápidas. En Roland Garros ya lo han logrado: el juega es allí mucho más vivo que hace unos años. Pero en Wimbledon no se encuentran soluciones.
"Deberíamos regresar a las raquetas de madera", aboga Martina Navratilova, la tenista que más títulos individuales posee de Wimbledon. "El béisbol americano nunca ha permitido que se utilicen bates que no sean de madera en su Liga. Si dejaran aplicar los materiales de la era espacial a su deporte, se lograrían tantos home run que el juego perdería su atractivo".
En cualquier caso, es de dominio público que el tenis ha perdido popularidad en Estados Unidos, Europa y Japón, y las asociaciones de jugadores masculinos y femeninos, ATP y WTA y la Federación Internacional buscan soluciones para frenar la caída.
"El momento no es fácil", señala el estadounidense John McEnroe, ahora comentarista de televisión. "Algo hay que hacer. Tal vez habría que tomar ejemplo de la NBA. Las grandes figuras, como Sampras, deberían implicarse más en la promoción del deporte. Ya no basta con pegar a la bola. Faltan soluciones más activas". Y mejorar, sobre todo, el espectáculo, para que jugadores como Michael Chang, Gustavo Kuerten, Hichani Arazi, Sergi Bruguera o Marcelo Ríos, con destellos de genialidad, puedan tener salida en pistas de hierba y en superficies cubiertas. Aunque los sacadores no estén de acuerdo.
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