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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Huelga 'made in USA'

CERCA DE doscientos mil conductores de la empresa de paquetería norteamericana UPS están en huelga desde hace un par de semanas en Estados Unidos. No es una huelga cualquiera porque afecta a un servicio muy sensible en aquel país, por el coste económico de la misma y por la reclamación que la ha desatado: poner fin a la contratación parcial y temporal.La costumbre norteamericana de hacer las cosas desde casa ha estimulado el crecimiento de los servicios de paquetería, de los que UPS es la principal empresa. UPS lo transporta todo: desde un ordenador al taller o el marisco del Maine a los mercados hasta las camisetas que un particular ha comprado por catálogo. Con 300.000 trabajadores, 147.000 vehículos y 500 aviones a su servicio, y con tres mil millones de paquetes transportados al año, una huelga prolongada de esa empresa es capaz de paralizar a medio país. UPS pierde diariamente con la huelga entre cinco mil millones y ocho mil millones de pesetas, pero más difícil de contabilizar son las pérdidas de todas las industrias y comercios que dependen de su servicio, desde suministradores farmacéuticos a teletiendas que no pueden enviar sus pedidos. Un país donde impera el encanto de la compra virtual, donde se ha teorizado que las nuevas pesas y medidas informáticas -el bit- desplazarán a las tradicionales -el kilogramo-, descubre repentinamente que tras el liviano en canto virtual- de una teletienda hay una organización muy pesada que coge el paquete y lo trae a casa.

Pero al margen de los análisis sociológicos que ha desatado la huelga, hay otro aspecto clave en, este conflicto: la lucha contra el empleo temporal. El bajo índice de paro norteamericano está relacionado con la libertad total de despido. Algunos expertos han advertido, sin embargo, del riesgo de constituir plantillas inestables por definición. Sus estudios advierten que la impericia de los temporeros baja la productividad y que las dudas sobre su futuro en un trabajador que es contratado a salto de mata -en algunos sectores de aquel país la media de permanencia en una empresa es de una semana- pueden perjudicar a la larga el fulgurante crecimiento norteamericano.

Los huelguistas reclaman el paso de los contratos de tiempo parcial a completo y una reducción del porcentaje de contratos temporales en el conjunto de la plantilla. La Administración de Clinton ha anunciado que no tiene intención de intervenir como hizo, tiempo atrás, con el conflicto de American Airlines, pero algunos Estados reclaman esta intervención alegando que afecta, por ejemplo, a los servicios sanitarios. Acudir a una masa de esquiroles, al margen del coste que tendría el aprendizaje de esta compleja red de paquetería, se hace muy difícil dado el volumen de la empresa y las reacciones sindicales que provocaría tal medida. Las conversaciones entre las partes se han reabierto. Cuando llegue el acuerdo, sin embargo, los norteamericanos habrán aprendido, incluso descubierto, algo más sobre su propia sociedad. Inmensamente fuerte y enormemente frágil al tiempo.

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