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El palmerero del 2000

El oficio de palmerero pasará en un año de ser una reminiscencia del pasado a convertirse en un moderno trabajo agrícola. Un robot, al que sus inventores de la Universidad Miguel Hernández de Elche han llamado Trepa, permitirá a los agricultores del año 2000 controlar desde tierra y con la ayuda de un mando a distancia la operación de poda, la fumigación y la recolección de los dátiles. El trabajo actual del palmerero, que los profesionales realizan a una importante altura tras encaramarse hasta lo más alto del tronco con la única ayuda de una cuerda, tiene los días contados. La invención de Trepa puede adelantar el fin del oficio del palmerero, aunque no es el principal causante de su desaparición. En Elche, donde se ubica el palmeral más grande de Europa, existen muy pocos profesionales desde que esta actividad dejó de ser rentable a mediados de siglo cuando los huertos perdieron productividad. El trabajo de palmerero es arriesgado y pocos jóvenes están dispuestos a aprenderlo, a pesar de los esfuerzos que realiza el Ayuntamiento de Elche para mantener la tradición y contar con personal cualificado para realizar las tareas de mantenimiento que requiere el palmeral. Trepa surge como respuesta de la ciencia a la falta de palmereros. El grupo de Tecnologías Industriales de la Universidad Miguel Hernández, que dirige Rafael Aracil, diseñó por simulación el robot tras mantener diversas conversaciones con los representantes de la Asociación de Cultivadores de Palmeras de Elche y los técnicos del Ayuntamiento. Una empresa de talleres mecánicos, que se interesó por su construcción, tendrá listo el prototipo dentro de un año. "Aún no sabemos su coste, pero será asequible para que el invento pueda ser utilizado tanto por las instituciones como por los particulares", precisa Aracil. El robot consta de dos aros que están unidos por unos cilindros. Tras acoplarse al tronco, el artilugio trepa impulsado por aire comprimido hasta lo alto de la palmera. "Reproduce los movimientos del palmerero, y se adapta perfectamente a la forma del tronco", explica Aracil. Una vez arriba, el robot tiene un brazo articulado que permite varias aplicaciones como cortar las ramas, fumigar o recolectar. El palmerero controla desde tierra todo el proceso. La subida es automática, y una vez arriba da instrucciones al robot a través de un mando a distancia. El agricultor puede seleccionar la rama que se poda o los dátiles que están maduros y listos para recoger porque verá todo lo que esté frente al robot. Trepa se convertirá en los ojos del palmerero. El invento llevará incorporada una cámara de vídeo que reproducirá las imágenes a una pequeña pantalla. "El sistema no anula la presencia del palmerero, que tendrá que decidir qué es lo que se hace, pero evitará los accidenes y agilizará el proceso", añade Aracil. Para trasladar a Trepa y todas sus aplicaciones, como las gomas de fumigación, el robot se completará con un pequeño vehículo tipo oruga para que pueda adaptarse a las condiciones del terreno, al tiempo que permitirá su desplazamiento de un forma cómoda y rápida. Los investigadores trabajan en nuevas líneas de investigación para introducir a Trepa en otras actividades productivas. Aracil considera que el robot puede ser de gran utilidad en el mantenimiento de las líneas de energía eléctrica porque puede trepar por los postes de la luz y del teléfono para arreglar averías. "Se elimina el riesgo en estas actividades en las que hay muchos accidentes laborales y además se garantiza que el trabajo se puede realizar sin afectar al servicio, sin cortar la energía", afirma. El robot también se experimentará en el sector de la construcción. Sus creadores opinan que, en este campo, Trepa ofrece muchas posibilidades para mejorar la seguridad de los trabajadores. El invento podría por sus características emplearse en labores de soldadura o en determinados procesos de colocación de la estructura de los edificios.

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