El Colegio de Arquitectos pide al municipio que estudie la reconstrucción de 'La Pagoda'
Mientras la piqueta devora con avidez La Pagoda, obra de Miguel Fisac, los arquitectos madrileños han empezado a movilizarse contra su derribo. El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) solicitó ayer al Ayuntamiento que paralice esta demolición pensando en su posible reconstrucción, y anunció su decisión de elaborar rápidamente un inventario exhaustivo de los edificios antiguos y modernos que merecen ser protegidos. Por otro lado, un grupo de profesionales se manifestó ayer a los pies de la torre de Fisac e intentó, sin éxito, parar la demolición.
El Colegio de Arquitectos quiere impedir a toda costa que en el futuro se puedan derribar edificios de alto valor artístico como La Pagoda, de Fisac. La junta de gobierno de este organismo, que representa a 7.000 profesionales en Madrid, solicitó ayer al Ayuntamiento que paralice la demolición de la torre estrellada pensando en una posible reconstrucción. El COAM anunció además su decisión de presentar lo más rápidamente posible un inventario exhaustivo de edificios antiguos y modernos que deben ser protegidos. Esto serviría para crear una especie de blindaje contra nuevas pérdidas del patrimonio arquitectónico. Medidas más directas fueron elegidas por el grupo de profesionales que ayer por la mañana intentó detener las obras de demolición de la torre de los picos. Una veintena de arquitectos, entre ellos Ricardo Aroca, presidente del Club de Debates Urbanos, se manifestaron en la calle de Josefa Valcárcel, donde se levanta el esqueleto de los laboratorios Jorba (conocidos como La Pagoda), contra lo que consideraron "un acto de terrorismo cultural patrocinado por el Ayuntamiento y la Comunidad". "Con esta iniciativa esperamos por lo menos llamar la atención de la sociedad civil sobre la demolición de este edificio emblemático de Madrid", explicó Javier Fresneda, impulsor de la protesta.Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, se declararon "indignados" por el derribo y expresaron su "mayor desprecio hacia los técnicos y los gerentes que juzgan las obras por su nivel de ocupación y rentabilidad económica". "Es como si hace 500 años hubiesen destruido Las Meninas", comentó irritado uno de ellos.
Ricardo Aroca calificó de "gamberros" e "insensibles" a los propietarios de La Pagoda, el grupo inmobiliario LAR, y añadió que la demolición le duele "más por Miguel Fisac que por el edificio en sí". "Es tremendo que estas cosas se hagan siempre por sorpresa, como si se tratase de una chabola", dijo el arquitecto, denunciando el secretismo de la operación. "Siempre hubiera habido una solución distinta del derribo, aunque no se puede descartar que luego se haga un edificio mejor", añadió.
"Soy licenciada en historia y arte, pero no hace falta ser arquitecto para reconocer un desastre", declaró una mujer que se unió espontáneamente a la manifestación. "Estoy indignada al ver cómo nos quitan el patrimonio arquitectónico sin el mínimo escrúpulo", agregó.
"Original e interesante"
Otra arquitecta recordó que tan sólo hace un mes un miembro francés del jurado de la Bienal de Arquitectura, actualmente expuesta en Santander, apreció particularmente La Pagoda, de Miguel Fisac, que definió como "muy original e interesante". Los participantes en la protesta intentaron parar la piqueta introduciéndose sin permiso en la obra, pero fueron alejados por el encargado de los trabajos de demolición con la amenaza de llamar a la policía, que finalmente llegó.Los arquitectos denunciaron entonces que la obra no cumple con la normativa de seguridad y que, aunque sólo fuera por esta razón, tendrían que paralizarla. "La obra no está cerrada por una valla de dos metros", explicó Fresnada al policía. "Cualquier niño podría entrar y matarse. La estructura de andamio tampoco cumple", añadió.
En el grupo se encontraban también los hijos del arquitecto Julio Cano Lasso, que junto a Javier Carvajal propuso, por encargo del Ayuntamiento, en 1993 el catálogo de los edificios contemporáneos que debían ser protegidos. Esos arquitectos habían sido acusados el pasado lunes por el gerente de urbanismo, Luis Armada, de ser los responsables de la demolición de la torre de Fisac, al no haberla incluido en el catálogo. Sin embargo, un documento facilitado por el estudio Cano Lasso demostraba que el arquitecto incluyó La Pagoda y otras 11obras de Fisac en la categoría de protección. El Ayuntamiento resumió posteriormente el trabajo de Cano Lasso y Carvajal y dejó fuera del catálogo los laboratorios Jorba. "No se puede echar la culpa del derribo de La Pagoda a otras personas", comentó Lucía Cano.
La Pagoda, construida en 1965, representa uno de los primeros experimentos con hormigón armado en la arquitectura española y figuró en la exposición Arquitectura de los años sesenta-ochenta en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York.
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