Una exposición muestra en Madrid 44 esculturas de Gregorio Fernández
Las obras se exhiben sin contexto religioso y "con la menor sangre posible"
El conservador Jesús Urrea, director del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, quiere que se vea la escultura castellana del sigloXVII "con la menor sangre posible", fuera de su contexto religioso. El contraste se puede comprobar desde ayer en las salas de la Fundación Santander Central Hispano (BSCH) de Madrid (Marqués de Villamagna, 3) con 44 esculturas de Gregorio Fernández (1576-1636) procedentes de diversas iglesias de Valladolid.
La investigación realizada por Jesús Urrea ha provocado la muestra, hasta el 30 de enero, de 44 obras de Gregorio Fernández, documentadas y depuradas entre el centenar de su producción. Alejado del tópico de que todos los pasos de Semana Santa de Castilla son del escultor, las obras señalan la intervención personal del artista o su seguimiento en el taller."Hemos tratado de que fuera una exposición lo más asequible y amable, con la menor sangre posible, para destacar la importancia de la escultura castellana en el siglo XVII", declaró Jesús Urrea. En el montaje hay dos pasos procesionales y una Verónica que forma parte de otro, pero el resto de las piezas pertenecen a parroquias, conventos, monasterios y museos de la provincia de Valladolid, pero también de Ávila, Burgos, Cáceres, Guipúzcoa, La Rioja, León, Lugo, Palencia, Segovia, Zaragoza y Madrid. La disposición tiene un orden cronológico y estilístico.
Urrea, director científico de la exposición y autor de numerosos trabajos sobre las esculturas de Gregorio Fernández, arranca la muestra con un retrato del artista hecho por Diego Valentín Díaz y pequeñas piezas que se conservan en el Museo Nacional de Escultura, que aporta otras tres de gran formato.
Gusto por lo real
Una obra de Francisco Rincón sitúa los antecedentes desconocidos de Gregorio Fernández, ya que tiene vida pública a partir de 1605. El montaje tiene tres fases, entre los años 1607 y 1635, con un naturalismo inicial cercano a Miguel Ángel y Leoni, para seguir por otro periodo "académico, clásico, con figuras más serenas y un gusto por lo real y concreto, sobre todo en la interpretación del cuerpo humano". Urrea añade que, al tratarse de un "gran creador", cambia de estilo en diversas etapas, como se aprecia en esta presentación descontextualizada, donde se admira "la forma bella y la colonización de la figura en el espacio, sin estar mediatizadas por otros elementos espirituales".La mayoría de las obras han sido limpiadas y restauradas, para lo que se dedicó una parte del presupuesto de 30 millones de pesetas. Urrea destaca algunas piezas, como un Ecce homo, una Piedad, tres Cristos yacentes, santa Teresa y un santo ángel desnudo que se presenta sin las telas encoladas que tenía, para demostrar el tratamiento del cuerpo humano "con valentía", obras de una escuela castiza española que repite sus modelos hasta el siglo XVIII. El Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que se ampliará con el palacio de Villena, expondrá en diciembre, en el Palacio Real, nueve metros de los 13 de su belén napolitano. "Ya le tocaba el turno a un museo que estaba muy abandonado".
Babelia
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