Convergència amenaza al PP con un pacto con Esquerra en el Parlament
Convergència Democràtica (CDC) hizo ayer el enésimo amago de plantar cara al PP por sus últimas desavenencias políticas. Y lo hizo con la única arma que posee. El partido de Pujol amenazó a los conservadores con explorar las posibilidades de un pacto con Esquerra Republicana en el Parlament. La ejecutiva convergente apostó por esta estrategia de forma mayoritaria, aunque no unánime, en una reunión a la que no asistió el presidente de la formación, Jordi Pujol, lo que dio alas al sector más proclive a romper con el PP.El debate de política general, que se celebrará la próxima semana en el Parlament, pondrá de manifiesto hasta dónde llega la voluntad de Convergència de replantearse su política de alianzas. Pero ayer al menos dos altos dirigentes de la coalición precisaron que la intención de CDC tan sólo es "asustar a Aznar".
En el debate parlamentario, los independentistas plantearán formalmente a CiU una propuesta de acuerdo de gobierno, según lo acordado en la conferencia nacional del pasado mes de julio. Esquerra pretende con ello cerrar de una vez por todas las discusiones sobre su participación activa en la gobernabilidad de Cataluña y obligar a los nacionalistas de Pujol a definirse.
El Partido Popular, por su parte, advirtió a la dirección de CiU de que no puede lanzar ofertas de colaboración a ERC y "recurrir" a los votos populares en otras ocasiones. El presidente del PP catalán, Alberto Fernández, se negó ayer a entrevistarse con el consejero de Economía, Artur Mas, para tratar del tema de la financiación autonómica y aplazó el encuentro hasta después del debate de política general.
Dirigentes de CiU piden que no se dé prioridad a los acuerdos con ERC
La cúpula de CDC se plantó en la ejecutiva con el propósito de obtener un acuerdo unánime para dar prioridad a un pacto con Esquerra y marcar distancias con el PP. Obtuvo una respuesta mayoritaria a favor de sus tesis, pero también hubo voces discordantes. Entre otras, las del consejero de Presidencia, Joaquim Triadú, el eurodiputado Carles Gasòliba y los parlamentarios Antoni Fernández Teixidó y Maria Eugènia Cuenca. Todos ellos reclamaron explorar también otras vías, como por ejemplo la del PSC, y no dar por rota la colaboración con el PP.Las objeciones causaron efecto. En la posterior conferencia de prensa, el secretario general de CDC, Pere Esteve, se esforzó en matizar y desligar esta oferta a Esquerra de la actual coyuntura política, jalonada de continuas divergencias entre los nacionalistas y el PP. Precisó que el diálogo con los independentistas no excluye otro paralelo con el PSC ni tampoco supone dar la espalda a los conservadores. "Si alguien cierra la puerta no seremos nosotros", subrayó.
Esteve se mantuvo prudente en sus manifestaciones, consciente, según afirmó, de que el debate de política general "será el marco idóneo para poder calibrar todas las posiciones" y porque ni Pujol ni Unió conocían lo hablado en la ejecutiva. Pero añadió que el "sentimiento unánime" era favorable a negociar con ERC, obviando las expresiones discordantes que se produjeron en la reunión.
Desde Unió, un dirigente democristiano apostó por abrir cauces de diálogo con todas las formaciones y alertó sobre la posibilidad de crear en Cataluña una situación "complicada" que dificulte las negociaciones del nuevo acuerdo de financiación autonómica.
ERC empezó a estudiar ayer su postura ante el debate de política general. Fuentes del grupo parlamentario explicaron que Esquerra tendrá una actitud "moderada y constructiva" para hacer creíble su propuesta de acuerdo nacionalista. Esta propuesta se basará en los puntos que ERC llevó al Síndic de Greuges antes de las autonómicas y subrayará los más moderados y posibilistas. ERC evitará negociar sobre los presupuestos hasta conocer la respuesta de CiU a su oferta.
El PP, por su parte, llevará sus propias mociones al debate de política general y emplazará a CiU a escoger entre ERC y el PP. A pesar de que los conservadores siguen dispuestos a garantizar la gobernabilidad, sus dirigentes consideran que un eventual pacto entre CiU y Esquerra les facilitaría su objetivo de morder entre los electores moderados de Convergència i Unió.
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