Los pintores de vanguardia van al teatro

El Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid, presentó ayer la exposición El teatro de los pintores en la Europa de las vaguardias para demostrar con 260 obras la influencia de las artes plásticas en la renovación escénica", según la comisaria de la muestra, Marga Paz. Pinturas y dibujos de Picasso, Miró, Matisse, Gris, De Chirico, Mondrian, Tatlin, Grosz, Popova, Kandinski, Picabia, Moholy-Nagy, Balla y El Lissitzki aparecen en escenografías y vestuarios, que también reflejan los movimientos de vanguardia de un tiempo de diálogo entre las artes plásticas, el teatro, la danza y el ballet.

Arte alemán

La exposición refleja un "tiempo de confluencias", según Juan Manuel Bonet, director del Reina Sofía. En la presentación de ayer, declaró que la muestra reconstruye "un tiempo fascinante" que articula las artes plásticas con el arte de la escena. Señaló que la idea de unión de las artes, "la obra de arte total", ya estaba latente en la escena simbolista de finales del siglo XIX, pero se concretó en los diversos movimientos de la vanguardia histórica en las primeras décadas de este siglo, como el cubismo, el futurismo y el constructivismo.Estos movimientos aparecen reflejados en el montaje de El teatro de los pintores en la Europa de las vanguardias, abierto desde hoy y hasta el 20 de noviembre en la tercera planta del museo. El diseño del equipo de arquitectos Carvajal, Casariego & Reznak forma parte de una escenografía, con fuertes colores rojos, azules y verdes en los espacios que dan acceso a las salas. "No es una exposición sobre teatro o escenografía teatral de vanguardia, sino sobre el papel jugado por pintores en escenarios en los ámbitos de las vanguardias", declaró Marga Paz. Añadió que los ejemplos de colaboración de artistas de vanguardia, desde Picasso a Miró y Leger, en espectáculos de ballet y teatro llega hasta nuestros días, como son los casos de Warhol, Arroyo o Plensa.

La muestra acota los movimientos de vanguardia, con sus características y coherencia, según Marga Paz, que junto con la coordinadora, Belén Díaz de Rábago, ha establecido cuatro ámbitos geográficos, que son al mismo tiempo culturales e históricos y marcan los contenidos de las salas. El montaje comienza con los artistas de Italia y el futurismo (Balla), donde aparecen 30 marionetas de Fortunato Depero, reconstruidas en 1982, para los ballets Danzas plásticas, de 1918. El escenario futurista da paso a la Alemania de Weimar, con trabajos de George Grosz, Moholy-Nagy y Kandinski, y un espacio singular para Piet Mondrian con tres maquetas para Lo efímero y eterno, de 1926.

Los espacios más amplios del montaje están dedicados a los trabajos de artistas en París, sobre todo con los ballets rusos y suecos, y el constructivismo ruso, en la época posrevolucionaria, aunque hay piezas de 1913. Pinturas, dibujos, bocetos, figurines, fotografías, carteles, maquetas y maniquíes de los artistas que colaboraron en los espectáculos teatrales y en los ballets se distribuyen por estas salas, agrupados por trabajos concretos. Destacan los trabajos para los Ballets Rusos, dirigidos por Diaghilev entre 1909 y 1929, con la colaboración de Picasso, Matisse, Derain, Larionov, De Chirico, Braque. En estas paredes aparecen colgados los vestuarios de Picasso para Parade, la escenografía de Miró para Juegos de niños, y de Juan Gris para Las tentaciones de la pastora o el triunfo del amor. También se muestran otros trabajos de Matisse (El canto del ruiseñor), Larionov (Chout, El zorro), Derain (Jack in the box), o Braque (Los molestos). Más experimentales fueron los trabajos de la compañía de los Ballets Suecos, dirigida por Rolf de Marée, con las colaboraciones de Léger, Picabia y Giorgio de Chirico para espectáculos estrenados en el teatro de los Campos Elíseos en los años veinte.

El montaje se prolonga con las salas dedicadas al constructivismo en el teatro, que arranca con los bocetos de Vladimir Tatlin de 1913 para Una vida para el zar. También figuran dibujos y maquetas de Alexandra Exter, Kasimir Malevich, Rodchenko, Popova, Stepanova y El Lissitzky, de quien destaca una maqueta que incluye el escenario y el auditorio.

Marga Paz dice que este material de trabajo para los espectáculos se considera también una obra de arte plástico, que en la mayoría de los casos se exhibe en museos de teatro. Junto a la exposición, la comisaria destaca el trabajo de investigación que aparece en el catálogo, diseñado por Fernando Gutiérrez, con textos de especialistas como Eric Michaud, Lynn Garafola, Giovanni Lista, María Teresa Ocaña y John E. Bowlt.

La temporada del Reina Sofía ha incorporado las fotografías de Sam Taylor-Wood, en el Espacio Uno (hasta el 15 de octubre), y ha dejado sus mejores salas para el centenar de piezas de 18 artistas de la colección Grothe (hasta el 20 de noviembre), que ofrece una visión del arte alemán desde los años sesenta. El montaje distribuye espacios de artistas, con series y análisis de su evolución, con grandes telas de Baselitz, Polke, Ritcher, Kiefer, Förg, Trockel, Lüpertz, Penck, Palermo, Immendorff y Beuys, entre otros.