El pintor Francisco Peinado aborda el tema de la muerte con ironía en 'Exequias'
A Francisco Peinado (Málaga, 1941) le cuesta hablar de su obra pero, a veces, se arranca. "Me siento cada vez más libre y con muchas ganas de trabajar", decía el artista ayer en Sevilla, después de dar el visto bueno al montaje de su exposición Exequias, que se inaugurará hoy en la galería Birimbao."Lo más importante en un artista es su individualidad. Nadie encuentra un modo de expresarse porque se adhiera a una tendencia. Las tendencias en la pintura son malas, son cosas de galeristas", asegura el pintor, Premio Andalucía de Artes Plásticas en 1992, y cuyas obras forman parte del Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma) o el Centro Reina Sofía de Madrid. Exequias, que podrá verse hasta el 2 de diciembre, reúne 14 pinturas y esculturas fechadas en los tres últimos años. La muerte planea sobre casi todas las obras que Peinado presenta en esta exposición, pero sin el halo lúgubre que tiene este tema en Europa. Peinado, que vivió en Brasil entre los 11 y los 22 años, ha plasmado en su obra, sin proponérselo, el sentido irónico y alegre con el que se trata la muerte en sudamérica. Entre sus esculturas, género por el que se interesó en 1998, destacan los dos sarcófagos Tramas y Perro cornudo.
"Dentro del mundo de Francisco Peinado hay mundos muy diversos. Me gusta estar libre y tener varios caminos por los que transitar", comenta el malagueño quien se cita a sí mismo en tercera persona cuando habla de su trabajo. El aire de tabla votiva de La siesta, un cuadro lleno de detalles autobiográficos, contrasta con las geometrías de Constelaciones.
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