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La subasta de los bienes de Antonio el Bailarín culmina con su disgregación

El 90% de los 487 lotes comprados por el Estado irá a Andalucía

Las tres jornadas de subasta de la colección de arte y danza del bailarín Antonio Ruiz Soler terminaron anteayer por la noche con una venta general que supera el 80% del total de lo subastado y que disgrega definitivamente la memoria y colección del afamado bailarín, contraviniendo su deseo de que se mantuvieran unidos sus recuerdos y obras de arte. En la subasta, celebrada en la sala Durán de Madrid, el Estado compró 487 lotes -de un total de 1.136- por un valor que ascendió a 31,7 millones de pesetas, sin incluir impuestos.

Falta de criterios

El 90% de las piezas adquiridas por el Estado (que ejerció el retracto o tanteo en representación de la Junta de Andalucía, la Comunidad de Madrid y de sí mismo) va a Andalucía, 433 lotes, que ascienden a 25,5 millones de pesetas, mientras que el Ministerio de Cultura se reserva 38 lotes por un valor de 2,6 millones, y la Comunidad de Madrid, 16 lotes por 3,6 millones. De los 1.136 lotes, 203 lotes se quedaron sin vender; 487 los compró el Estado y el resto, particulares. Se recaudaron 80 millones de pesetas.El Estado ejerció el derecho de tanteo sobre un abrumador número de lotes, pero sin el concierto de una compra unida consciente de preservar la memoria del bailarín. Durante los tres días se alzaron constantemente rumores y hasta protestas en la sala por la política de compras. Andrés Peláez, funcionario de Cultura, y, según el Instituto de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), el experto encargado de asesorar las compras, abandonó la segunda jornada cuando faltaban importantes lotes por vender, aunque otras personas de esos organismos oficiales permanecieron en la sala. Peláez, director del Museo Teatral de Almagro, no apareció por la sala Durán en el tercer día de subasta.

Sí lo hizo, cuando la puja estaba ya muy avanzada, Antonio Díaz Cañibano, director del Centro de Documentación de la Música y la Danza del Inaem. El retracto lo ejerció los tres días Javier Tercero, funcionario del Departamento de Patrimonio y Bellas Artes del Ministerio de Cultura, quien declaró al final de la subasta: "Yo no opino sobre este tema. Mi opinión, que la tengo, no es la del ministerio y, por lo tanto, no tengo que darla". Tercero coordinó los intereses de las tres instituciones en la compra del patrimonio del bailarín.

Carmen Calvo, consejera de Cultura de la Junta andaluza, se mostró orgullosa por haber conseguido llevar a Sevilla el busto de Antonio modelado por Santiago de Santiago y el molde de bronce del pie del bailarín: "Para ponerlos en algún teatro público", señaló.

En la segunda jornada, las mayores ventas fueron para Leonor Fini y el telón de boca del ballet Sonatina, que llegó a 1.700.000 pesetas, y uno de sus bocetos, a 700.000 pesetas. El telón, comprado por la Comunidad de Madrid, todavía no tiene una ubicación definitiva, pero será restaurado por especialistas del Museo Nacional de Antropología. Durante todas estas negociaciones y subastas, la Comunidad ha insistido en su postura de que no se desgajaran conceptualmente las unidades del patrimonio de Antonio.

Ese mismo día se vendió prácticamente la totalidad de los diseños de escenografía y no así los trajes, que fueron adquiridos a capricho por la entidad pública, descabalando series pertenecientes a una misma obra o dejando escapar el traje más importante cosido por la propia Karinska para Antonio en la década del cincuenta.

La misma política de disgregación la siguió el ministerio con los bocetos de decorados, comprando uno o dos de una obra y desechando los de otras escenas, con lo que se separa, quizá para siempre, la memoria plástica de importantes y patrimoniales coreografías. El anillo de Picasso se remató en 1.800.000 pesetas; la piedra pintada de Cocteau, en 425.000, y el molde del pie, en 800.000. Se fue a manos privadas la única escultura que mostraba a Antonio bailando: Antonio en traje de Sonatas, escayola policromada de Olga Maté. El precio más alto fue el pagado por un particular por el tapiz flamenco del siglo XVII, 2.500.000 pesetas.

Entre otras perlas negras, hay que destacar la falta de criterios museográficos o científicos en las compras oficiales, como adquirir fotos autografiadas de Marisol o Maria Callas y dejar escapar los emblemáticos bocetos de Montañola para El sombrero de tres picos, el vestuario charro completo del ballet El segoviano esquivo, el traje de Antonio para Puerta de Tierra, o adquirir al menos un ejemplar de Málaga cantaora, una edición de bibliófilo de una tirada de 200 ejemplares con ilustraciones de Antonio, la única vez que publicó sus dibujos. Había en subasta hasta seis ejemplares de esta rara obra. Antonio pintó mucho, pero el Estado sólo compró un boceto para escenografía de más de 100 originales.

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