Salma Hayek resucita a Frida Kalho

Durante décadas, Frida Kalho (México, 1907-1954) era conocida en un reducido círculo de entendidos como la exótica mujer del pintor Diego Rivera. Pero, así es el mundo, queda poco para que el excesivo muralista mexicano pase a ser el marido de Frida. Esta hermosa mujer de tormentosa y sufriente vida ya es gloria nacional mexicana, una de las pintoras más valoradas de la historia (el año pasado se pagaron 900 millones de pesetas por uno de sus autoretratos) y lleva camino de convertirse en un mito universal. La recuperación de su figura comenzó en 1983 con la publicación del libro Frida, a biography of Frida Kalho, de Hayden Herrera al que siguió un reguero de exposiciones de su obra en todo el mundo. Aquel libro, el primero de una larga serie de biografías y libros sobre la artista, es la base del guión de la película Frida que el mes pasado acabó de rodarse en México, con dirección de Julie Taymor y con la actriz Salma Hayek en el papel de Frida. Era éste un papel ambicionado por muchas actrices, Madonna incluida, y durante meses se estableció una intensa lucha en Hollywood entre Hayek y otra diva latina, Jennifer López, para dar vida a la artista. Finalmente, López decidió retirarse del proyecto de otra película, producida por Francis Ford Coppola, titulada Las dos Fridas, lo que sin duda supuso un importante alivio para la actriz mexicana.

Otra diva latina, Jennifer López, también quería ser Frida en la pantalla, pero al final renunció

De momento, será sólo Hayek la que resucite a Frida en las pantallas de todo el mundo y la actriz no se ha cansado de declarar que se siente muy identificada 'física y espiritualmente' con la pintora. Tanto que, para parecerse más a Frida, se ha dejado bigote -explicó que le costó conseguirlo tras rasurárselo en varias ocasiones para provocar el crecimiento- y, sobre todo, ha aprendido a pintar. Al parecer serán suyos, y no de Frida, los cuadros que aparezcan en la pantalla, algo que ha sembrado alarma entre los discípulos de la artista. De momento, la veterana actriz María Félix, que conoció a Frida, ya ha manifestado que Salma Hayek no se parece en nada a la artista, algo que externamente puede solucionarse con una buena caracterización pero que, por el bien de la actriz, más valdría que fuera verdad en la realidad porque el físico de Frida, exceptuando su bello rostro, era una auténtica calamidad. A los 13 años sufrió una poliomelitis que le dejó una leve cojera en una pierna y a los 18 un tranvía arrolló el autobús en el que viajaba causándole tales lesiones -una barra le entró por un costado y le salió por la vagina- que los médicos estuvieron tiempo preguntándose cómo había logrado sobrevivir. Se pasó el resto de su vida de operación en operación, de dolor en dolor, de corsé en corsé, postrada en la cama, en la misma cama con dosel y espejo en la que pintaba sus famosos autorretratos y que, ya al final de su vida, acudió a la retrospectiva de su obra en México.

Hayek compartirá protagonismo en la pantalla con el actor británico Alfred Molina, que interpreta a Diego Rivera, con el que Frida se casó en dos ocasiones: la primera cuando ella tenía 22 años y él 42; la segunda después de que ella hubiera perdonado a este empedernido mujeriego que se hubiera acostado con su hermana Cristina, papel que interpreta en el filme Mia Maestro. El español Antonio Banderas recrea en la pantalla a David Alfaro Siqueiros, el otro gran muralista mexicano que junto a Rivera pusieron la pintura al servicio de la épica revolucionaria. Y es que el convuslvo momento político de la época será, junto a la efervescencia de las vanguardias artísticas de entreguerras -de la que éra un buen referente la fotógrafa italiana Tina Modotti (Ashely Judd), al parecer también amante de Rivera- , otro de los protagonistas del filme. No en vano uno de los personajes será León Trostky, papel que interpreta Geoffrey Rush, de quien se dice que fue amante de Frida pese a que cuentan las crónicas que Rivera, reconocido estalinista, se vanagloriaba de haber tenido algo que ver con su asesinato a manos del español Ramón Mercader.

Una personaje, una vida y una historia que, sin duda, bien se merecen una película.