Cervera se empacha de fuego y esoterismo
La capital de la Segarra concluye con éxito de público el Aquelarre 2001
Unas 40.000 personas han participado este fin de semana en los actos del tradicional Aquelarre de Cervera (Segarra), que un año más ha vestido de brujas, diablos, fuego y esoterismo el casco antiguo de la población. La organización calcula que la presencia de público ha aumentado sensiblemente en la 24ª edición, que ha vuelto a tener como gran atracción el macho cabrío y todo su séquito diabólico.
La fiesta, que se inició el viernes por la noche con un festival de música rock, tuvo su jornada central el sábado. Así, los patios de la Universidad de Cervera se convirtieron a partir de la tarde en un gran mercadillo esotérico con la apertura de la Fira del Gran Boc. Conferencias, actividades esotéricas o talleres donde aprender la hipnosis o la terapia de la risa hicieron las delicias de los miles de visitantes, que además pudieron conocer su futuro con las cartas del tarot, la quiromancia o la astrología. La Fira del Gran Boc, que ha acogido este año a unos 50 expositores, cerró sus puertas ayer por la noche. Los más pequeños también han tenido la oportunidad de disfrutar del fuego y de la brujería, con su Aquelarret especial, que les permitió en este particular cercavila infantil, lucir los disfraces que ellos mismos habían elaborado el día antes.
El plato fuerte llegó el sábado por la noche. Eran las 11 de la noche y la antigua Universidad se convertía de nuevo en el punto de partida del pasacalle del Aquelarre. Brujas, diablos, dragones, gigantes disfrazados de fantasmas y mostruos recorrieron las calles del casco antiguo de Cervera para reclamar la atención del numeroso público congregado y atraerlo con toda la magia del infierno a su destino: el castillo de la población, donde les esperaba un año más el macho cabrío. Unas 200 personas dieron vida a personajes diabólicos, a gigantes, a brujas y fantasmas, que comenzaron la construcción del gran templo. El primer espectáculo del castillo, el Ball de la Polla, sirvió de preludio y de preparación para la posterior invocación del macho cabrío, que hizo su aparición bien entrada la noche, hacia las 2 de la madrugada.El gran espectáculo pirotécnico, con la Tronada y l'Encesa del campanario estuvo acompañado por los diables, que bailaron hasta extasiarse, con la presencia del demonio, en lo que es, sin duda, el acto central del Aquelarre. El tercer espectáculo, también en el castillo, permitió al macho cabrío dar rienda suelta a sus instintos, con la conocida escorreguda i foqueral, donde los asistentes se sienten una parte más de la representación. Tras el estallido del foqueral, a cargo del centenar de diables de Cervera y La Ràpita, terminó la gran fiesta con el ritual mágico de las brujas arrojando unas hierbas aromáticas transmisoras de energía y suerte para todo el año.
Las grandes novedades del desfile de este año han sido la incorporación de un nuevo bestiari de Cervera, un nuevo dragón y una carroza que desprendía aromas como el del incienso y el de la mirra.
La noche fue larga, ya que a todo esto, la música no faltó en ningún momento. Los encargados de hacer las delicias del público fueron este año La Salseta del Poble Sec, El Frenillo de Gauguin, Hermanitos Muscarios, Funky Town y The Bon Scott Band. Estos grupos actuaron en cinco escenarios distintos, que atrayeron a miles de personas.
Ayer, con la resaca infernal del sábado, los ánimos estuvieron más calmados y tomó el relevo de nuevo la Fira del Gran Boc, que acogió a todos aquellos que quisieron comprar algun objeto relacionado con lo esotérico o conocer su futuro, entre otras actividades.
Unos 50 agentes, entre Mossos d'Esquadra, Policía Local y una empresa de seguridad, velaron porque no sucediera nada que impidiera el normal desarrollo de la fiesta. El único contratiempo que se registró fueron las típicas quemaduras de carácter leve entre algunos asistentes.
Después de 24 años de Aquelarre, su popularidad ya ha traspasado fronteras. Un equipo de la televisión rusa CPT Moscú se ha trasladado este fin de semana hasta Cervera para cubrir los actos del Aquelarre. La cadena ha grabado imágenes de esta peculiar fiesta con la intención de promover el interés de sus compatriotas por las particulares, ancestrales y populares fiestas catalanas, donde el fuego es la gran atracción.
El Aquelarre de Cervera nació en 1978 impulsado por la Asamblea de Jóvenes, un grupo interesado en el periodismo y en los medios de comunicación. Entre sus trabajos destacaron la restauración de gigantes estrenados en el Corpus de 1948 de Cervera, la creación de la Semana Cultural o la Cabalgata de Reyes. Ante la negativa de participar en la recuperación del barrio de Sant Joan y sus fiestas, la Asamblea de Jóvenes decidió organizar su propia fiesta en el emblemático callejón de las Brujas. Así, a la fiesta la llamaron Aquelarre, es decir, reunión de brujas. A partir de aquí, otras entidades de la zona se sumaron al acontecimiento y nacieron figuras características como los gigantes fantasma y los diablos de Cervera, los 'Carranquers', que deben su nombre a una de las campanas de la población, la Carranca.
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