De soldados cantarines
Que el británico John Madden tiene olfato comercial lo puso de relieve Shakespeare enamorado, una comedia histórica que sirvió, de paso, para que olvidáramos de un plumazo el resto de su olvidable filmografía. Antes había rodado algunos títulos no precisamente memorables como Golden Gate, además de un alto número de telefilmes. Aupado por los oscars y el taquillazo mundial obtenido con la película que protagonizaron Joseph Fiennes y Gwyneth Paltrow, el director vuelve a la carga con este temible melodrama exótico, que como todo producto del género propone una historia de amor, pero con el añadido de la carga bélica de la guerra.
Una carga, dicho sea de paso, hecha de los más trillados lugares comunes sobre las nacionalidades convocadas: italianos vividores, alemanes sanguinarios, griegos heroicos y un poco brutos... De forma que, antes que otra cosa, lo que más llama la atención del asunto es el hecho de que los soldados, más que pegar tiros, sueltan canciones populares: literal.
LA MANDOLINA DEL CAPITÁN CORELLI
Director: John Madden. Intérpretes: Nicolas Cage, Penélope Cruz, John Hurt, Christian Bale, Irene Papas. Género: melodrama bélico, EE UU, 2001. Duración: 123 minutos.
Añádase a esto una sucesión de imágenes de bellos paisajes griegos -la cosa transcurre en Cefalonia durante la ocupación italiana-, una música empalagosa de Stephen Warbeck, una historia de amor doble y, francamente, bastante improbable, más unos cuantos bombazos, hacia el final, y se tendrá cabal idea de qué va la cosa.
El hecho de que la química entre Nicolas Cage y Penélope Cruz, que sigue con más pena que gloria su carrera americana, no termine de funcionar hunde aún más un melodrama tan oportunista como increíble, tan inconsistente como definitivamente prescindible.
Babelia
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