La Real juega con un Athletic pusilánime
Los errores defensivos de los rojiblancos allanan el camino al conjunto donostiarra
La grandeza del fútbol le hace ser benevolente. Por ejemplo, los goleadores de un partido, las presuntas estrellas de un firmamento marcado casi exclusivamente por la acción final, pueden ser los peores del encuentro, los más apáticos, los menos engrasados, los más inactivos, los más esporádicos. A eso hay quien le llama olfato de gol y hay quien lo denomina el fruto del horóscopo, de la bruja Lola o algo así. Nada, hablando de fútbol, explica que Karpin, Gurpegi, Nihat o Kovacevic, cuatro estatuas en Anoeta, se llevaran la gloria en un partido sin pies ni cabeza. Por ejemplo, se puede concebir un partido sin medio campo o lo que es peor, sin defensa. El Athletic anuncia penurias varias que le vaticinan un mal futuro. A fecha de hoy no tiene nada en lo que mirarse al espejo: flojo, sin físico, sin engarce y sin portero. Es decir, sin futuro. Así que sus goles los marcó Gurpegi, un mocetón que juega con el músculo y regala al contrario lo que le roba. La Real se asoma a lo que pudiera ser un equipo de fútbol, pero nunca en el campeonato encontrará tanta colaboración en el portero (que le regaló dos goles y medio) ni en la defensa contraria, que puso lo que faltaba.
REAL SOCIEDAD 4| ATHLETIC 2
Real Sociedad: Westerveld; Rekarte, Jauregi, Schürrer, Aranzabal; Karpin, Xabi Alonso (Tayfun, m. 70), Aranburu, De Pedro; Nihat (Mikel Alonso, m. 89) y Kovacevic (Khokhlov, m. 78). Athletic: Lafuente; César, Murillo, Karanka (Luis Prieto, m. 78), Del Horno (Ezquerro, m. 62); Orbaiz (Óscar Vales, m. 36), Gurpegi; Arriaga, Guerrero, Javi González; y Urzaiz. Goles: 1-0. M. 28. Karpin remata un mal despeje de Lafuente. 1-1. M. 29. Gurpegi, a pase de Arriaga. 2-1. M. 34. Nihat, de libre directo con la ayuda de Lafuente. 3-1. M. 62. Fallo de Murillo que aprovecha Nihat y bate a Lafuente entre las piernas. 3-2. M. 75. Gurpegi, de disparo desde fuera del área. 4-2. M. 77. Nihat se escapa por velocidad y su centro lo cabecea Kovacevic. Árbitro: Pérez Pérez. Amonestó a Orbaiz, Murillo, Urzaiz, Xabi Alonso y César. Unos 27.000 espectadores en Anoeta.
Athletic y Real están sin hacer, sin saber aún a qué juegan. El Athletic es la versión más rancia de una academia de repetidores. En su opinión, defender el balón es jugarlo hacia atrás, a donde sea, como si el juez de línea fuera el jugador número doce. El uno contra uno está prohibido. Nada de arriesgar. Nada de demostrar que uno es mejor que su marcador. Mejor dársela al contrario y, cuando no pueda más, que pegue un pelotazo, generalmente para que la controle la defensa y Urzaiz siga preguntándose qué hace ahí.
La Real apunta lo que quiere hacer. Jugar con calma, sin brillo, pero buscando únicamente la velocidad de Nihat y la intimidación de Kovacevic. Dos armas más psicológicas ante rivales pusilánimes (como el Athletic) que efectivas, que ayer encontraron un fruto excesivo en un partido inexplicable.
Habrá que esperar, pero se antojan señales negativas en el Athletic: defensa lenta, medio campo fundido y, sobre todo, inhibición ofensiva. Un retal, en suma, que ayer se comportó como un equipo de pretemporada en un bolo de verano. De la Real se atisban problemas defensivos similares a los de anteriores campañas (de ahí los dos goles del Athletic), pero mayor despliegue ofensivo y mayor voracidad cuando el balón cae a sus pies.
No hubo color. Todo a remolque. Nada pensado, todo sujeto al libre albedrío y esa asignatura está mas cerca de los posibles de la Real que del Athletic. Al final prevaleció el carácter sobre el horóscopo. Por eso ganó la Real y perdió el Athletic. Uno apunta a estar hecho con humildad, y el otro aún no sabe qué quiere ser de mayor.
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