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La cara oculta de la República Islámica

Intelectuales, periodistas y ciudadanos iraníes comprometidos con el devenir democrático del país consideran que esta crisis ha puesto al descubierto la cara oculta del régimen, y dicen alegrarse de que finalmente el mundo se entere de que no es posible establecer una "democracia islámica" porque religión y política no hacen buena mezcla. En ese sentido consideran que los intentos últimos del régimen por suprimir a los reformistas díscolos que no quieren integrarse en el sistema son "positivos" porque revelan que el "régimen ha comenzado a cavar su propia fosa".

Si, como apuntan todas las encuestas, los conservadores recuperan en las elecciones de ayer el Parlamento que perdieron en 2000, el régimen islámico dará una nueva vuelta de tuerca a su poder, encaminada a hacerse también con la presidencia de la República, el Gobierno y los gobernadores provinciales, de manera que "todo esté bajo control". Sin embargo, añaden los intelectuales, se olvidan de que lo que ya no volverán a controlar es al pueblo iraní que en estos años ha madurado y ha aprendido el significado de libertad y democracia. "No hay vuelta atrás. La sociedad ahora es más fuerte que el sistema y antes o después obligará a éste a seguirla", sostiene un profesor universitario.

La suspensión, el jueves, de los dos principales periódicos reformistas, Shargh y Yase No, revela, dicen los intelectuales, la "debilidad" del régimen que necesita acallar cuanto antes los medios discordantes escritos porque no puede silenciar las voces cada día más altas de la inmensa mayoría de los iraníes que se opone a sus acciones.

Apoyo de EE UU y Europa

Este círculo de intelectuales señala que el régimen, para prolongarse en el tiempo, va a tratar de encontrar apoyo en Estados Unidos y Europa. De ahí los intentos realizados en los últimos meses por "engrandecer y democratizar al líder supremo, Alí Jamenei, y ridiculizar al presidente, Mohamed Jatamí". Dentro de esta estrategia se encuentra el empuje hacia arriba que experimenta desde el otoño pasado Hasan Rouhani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, un clérigo conservador aliado de Jamenei que se está abriendo camino hacia el poder.

"Es indignante que el presidente Jacques Chirac reciba a Rouhani, quien de momento no tiene ningún cargo de importancia. Europa puede cometer una seria equivocación si a estas alturas vuelve la espalda al pueblo iraní y no exige respeto a los derechos humanos y acepta como válido el resultado de estas elecciones y de las próximas que se produzcan", afirman los politólogos en referencia a las elecciones presidenciales previstas para junio de 2005.

El régimen, por medio de Rouhani, arrinconó a Jatamí y se llevó los laureles de negociar la firma del Protocolo del Tratado de No Proliferación Nuclear.

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