Ramala y el 'jet-lag'
Destino: Israel, Palestina, Jordania y Líbano. Detonador: la invitación de la OLP a una delegación de Chile. Tiempo: junio de 2004. Con estas coordenadas y una tonelada de parches antitabaco emprendió la escritora chilena uno de sus viajes más profundos. Lean el relato aquí porque no forma parte de Hasta siempre, mujercitas, su última novela (Planeta).
Reviva ese reciente viaje.
Estoy en Ramala, en la mukata bombardeada por el ejército israelí donde vive Yasir Arafat. Veo su habitación sin luz al fondo de un pasillo flanqueado por guardias armados de la OLP, todos enormes y guapos.
¿Conoció a Arafat?
En una reunión política, muy aburrida por su formalidad, pedí que habláramos temas verdaderos y esto causó desconcierto. Ante mi impresión, tal intervención le fue relatada a Arafat, y, cuando nos reunimos con él, decidió dirigirse a mí y durante 15 minutos me habló mirándome fijo, a los ojos; no sé si lo hizo como castigo o como deferencia.
¿Cuáles son sus rituales como viajera?
Pongo la CNN para ver el tiempo en mi destino y según eso hago la maleta, siempre con ropa de un solo color para que todo vaya con todo. Después elijo los libros, los teléfonos que necesitaré e incluyo una foto de mis hijas y otra de mi gato.
¿Y sus vulnerabilidades?
Los cambios de terminales: me llenan de pavor porque me pierdo por principio. Acarrear maletas: si fuera una millonaria compraría en cada país lo que necesito. Y el jet lag: las noches se convierten en días y viceversa, con la consiguiente merma de toda lucidez.
¿Qué es lo más profundo que le ha pasado en un viaje?
Enamorarme. Fui a Machu Picchu con un grupo de amigos y estaba aquel hombre. Mi maleta se había extraviado, así que usé sólo los jeans y una camisa por varios días. Él me prestó ropa. Un día me tomó la mano en una calle de Cuzco y no quise que me la soltara más. Al año siguiente me fui a vivir con él.
Su botiquín de emergencia viajera se compone de...
Tranquilizantes, pastillas para dormir, parches y chicles de tabaco. Un libro (por su importancia, está en esta categoría), siempre en edición de bolsillo, y preferentemente de Ruth Rendell o P. D. James para no olvidar que estoy volando.
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