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ENCUENTRO EMPRESARIAL

Los empresarios reclaman su protagonismo a la hora de solucionar la crisis económica

Cierval apuesta por el conocimiento y la innovación como motores de crecimiento

Rafael Ferrando, presidente de Cierval, sintetizó el objetivo empresarial de la cumbre de Peñíscola ante la incertidumbre económica que genera la creciente competencia internacional: "Vamos a convertirnos en actores y protagonistas activos de las soluciones, siguiendo el guión más adecuado". Los empresarios convocados por Cierval pusieron por delante su compromiso, apostaron por el conocimiento y la innovación como motores de crecimiento y subrayaron su voluntad de ejercer presión sobre todas las administraciones para lograr sus objetivos.

"No podemos seguir produciendo algunos bienes en la forma que lo venimos haciendo"

Los empresarios valencianos, a tenor de las cuatro ponencias elaboradas durante los últimos cuatro meses y presentadas ayer en el abarrotado Palacio de Congresos de Peñíscola, huyen del victimismo, reivindican su contribución al crecimiento en los últimos años, asumen su capacidad para afrontar la transformación que la creciente competencia internacional requiere de sus empresas y, finalmente, se desmarcan de cualquier dirigismo político al exigir "eficiencia" a todas las administraciones y anticipar su voluntad de ejercer la presión necesaria, frente a la Generalitat, el Gobierno o la Unión Europea, para lograr sus objetivos.

El conjunto de la cumbre fue tanto un acto de afirmación como la puesta en escena de una reflexión compartida en torno a la capacidad de la economía valenciana para mantener su crecimiento con un adecuado apoyo institucional.

La presencia de Francisco Camps, presidente de la Generalitat, y tres de sus consejeros; de Joan Ignasi Pla, secretario general del PSPV, con algún responsable económico de su partido; de Glòria Marcos, coordinadora general de Esquerra Unida; Enric Morera, secretario general del Bloc Nacionalista Valencià; o Joan Sifre, secretario general de CCOO, realzó la dimensión social y política de una cumbre que desbordó el carácter meramente económico.

José María Cuevas, presidente de CEOE, también aprovechó la tribuna de la cumbre de Peñíscola para destacar el calibre de las últimas iniciativas formuladas por la patronal de ámbito estatal en materia de energía, infraestructuras o fiscalidad y, a continuación, reprochar al Gobierno central que conceda prioridad a cuestiones como la reforma constitucional, el modelo de Estado o la atención a colectivos especiales.Los dirigentes empresariales valencianos que presentaron al pleno las cuatro ponencias debatidas durante los últimos meses eludieron cualquier reproche hacia las prioridades de los políticos. Sin embargo, escenificaron su independencia respecto a cualquier dirigismo político y pusieron en evidencia el triunfalismo que caracteriza el discurso económico del presidente de la Generalitat.

La mayoría de edad de la patronal autonómica respecto a la Generalitat quedó patente en las escasas alusiones al trasvase del Ebro, una reivindicación que llegó a implicar en su día a patronales y cámaras de toda la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería. Apenas hubo alguna mención crítica hacia el "procedimiento" seguido por el Gobierno socialista para derogar el trasvase de aguas del Ebro. Y comentarios genéricos sobre la "limitación" que supone la falta de infraestructuras sin apuntar responsabilidades concretas.

Francisco Camps, en el discurso que clausuró la cumbre, sí recuperó la falta de agua como una carencia "de carácter estructural" y aprovechó la ocasión para reivindicar de nuevo el trasvase.

Las conclusiones generales de la cumbre empresarial, que presentó Rafael Montero, secretario general de Cierval, aluden a la falta de agua, pero sólo reclaman genéricamente "la urgencia de realizar las inversiones que traigan cuanto antes aguas en cantidad, calidad y costes adecuados a toda la Comunidad Valenciana, particularmente al sur de la misma, incluida la ejecución de los trasvases necesarios".

El Balance empresarial de un decenio que presentó Francisco Aznar, presidente de Cepymeval, situó a "las empresas como protagonistas" de una transformación económica que se cifra en la creación de 612.000 puestos de trabajo, una reducción de la tasa de paro desde el 23,9% en 1994 al 10,6% en 2004 y un crecimiento de la inversión empresarial cercano al 65% a lo largo de la última década. Pero también puso sobre la mesa que "sólo el 0,8% de las empresas valencianas tienen más de 50 asalariados"; que es imprescindible exprimir instituciones como la Sociedad de Garantía Recíproca o el Instituto Valenciano de Finanzas para fomentar la renovación tecnológica de las pymes; y, sobre todo, poner de relieve que "la Unión Europea piensa en una tipología de empresa que poco tiene que ver con la nuestra" cuando elabora directivas y grandes estrategias económicas.

Joaquín Rocamora, presidente de COEPA, la patronal provincial de Alicante, expuso en Las perspectivas económicas de la Comunidad Valenciana, los sectores no industriales algunas estrategias que los empresarios consideran prioritarias para mejorar o mantener la actividad más allá de "las infraestructuras, que son nuestra principal limitación".

Rocamora defendió la necesaria "profesionalización" del campo y el impulso de la "industria agroalimentaria" para garantizar el futuro de la agricultura y la pesca; recordó que el sector turístico requiere "seguridad" y campos de golf; invocó un "uso racional del suelo" para el comercio; auguró varios años positivos para la construcción, "un sector que ha doblado su contribución al PIB regional en diez años"; y sugirió que "los servicios avanzados para empresas", desde esferas de gestión a diseño, constituyen un nicho con gran futuro en la Comunidad Valenciana.

José Vicente González, presidente de Femeval, redactor de El reto de la innovación en la industria valenciana, asumió como inevitable la "pérdida de peso específico de la industria" sobre el conjunto de la riqueza regional debido al traslado de la producción manufacturera a terceros países o a la externalización de servicios. Pero defendió el papel de la industria en las economías avanzadas. "La industria valenciana debe saber que parte de su producción no será rentable, que algunos bienes que producimos no vamos a poder seguir produciéndolos en la forma que lo venimos haciendo", sentenció. Pero también defendió la capacidad de los industriales para resolver "los factores estructurales, los que dependen de nosotros" para salvar la competencia. La cooperación, la internacionalización de las redes comerciales o la apuesta por el conocimiento se mencionaron como recetas. Y como exigencias a los poderes públicos, la seguridad jurídica, el control de las importaciones y una adecuada gestión del suelo industrial.

Sin competitividad no hay futuro, la ponencia de José Roca, presidente de la CEC, la patronal provincial de Castellón, constituyó tanto un resumen de las estrategias de futuro definidas por los empresarios como un toque de atención a la doctrina oficial de la Generalitat que desmerece la productividad de los trabajadores en favor de la creación neta de empleo. Roca combinó la reivindicación de "infraestructuras físicas", desde la mejora de puertos y aeropuertos hasta las conexiones ferroviarias de alta velocidad con Madrid y a lo largo del arco mediterráneo, con el necesario impulso del "capital humano y tecnológico", "la formación permanente" o "la eficacia y eficiencia de la gestión administrativa" de los poderes públicos.

Roca puso por delante dos compromisos. "Colaborar estrechamente" con universidades, institutos tecnológicos y otros resortes del sistema valenciano de innovación. Y "aumentar la contratación de personal con niveles educativos más altos".

Todas las intervenciones incorporaron un colofón optimista y subrayaron la capacidad de la empresa valenciana para afrontar el futuro con garantías.

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