El torero más literario

Rafael de Paula (¿retirado?, puede) sigue siendo el torero más literario: con su música callada, que Bergamín degustó; su compás apasionado. Francisco Reyero ha escrito una biografía no sólo hagiográfica, sino, como cumple, un punto idolátrica (pese a que refleje algún episodio teñido de oscuridad, hasta de oscuridad de cárcel).

El lector de libros taurinos suele gustar de ese enfoque transido y además aquí hallará un relato de la trayectoria profesional de un torero irreductible a esquemas. El seguidor de Rafaé sabe que resulta absurdo no poetizar tardes como la de Vista Alegre, la de Las Ventas, la/s de El Puerto. También tiene clavadas en el alma efemérides como aquella corrida en Madrid en la que el maestro no dio ni siquiera un trapazo y por supuesto dejó irse vivo al toro y aguantó la bronca. El aficionado no conoce un torero con más clavos en el cuerpo por las cogidas ni de más elegante crujío de cadera. Qué espantás, qué sublimidades: nadie se le ha podido comparar. Alguien sugirió que Curro Romero. Pero Curro hasta lidiaba. Rafaé no entraba en esos detalles.

Reyero y los lectores saben de antemano que un libro objetivo sobre Paula no sólo no puede ser y además es imposible, sino que concebirlo sería casi signo de insania. El propio Paula ha balbucido ronco que es el duende quien toreaba por él.

Rafael de Paula, dicen de ti. Francisco Reyero. Ézaro Ediciones. Madrid, 2005. 294 páginas. 36 euros.