Aznar y el PPE apoyan la campaña de Berlusconi
El Partido Popular Europeo-Demócratas Europeos (PPE), que agrupa a los partidos conservadores y democristianos de todo el continente, arropa estos días a Silvio Berlusconi en su difícil campaña electoral en Italia.
El PPE celebra un congreso en Roma, que había sido convocado mucho antes de las elecciones, e intenta aprovechar la coincidencia para ayudar al centro-derecha local, que, según los últimos sondeos de intención de voto (cuya publicación está prohibida en Italia), sigue entre cuatro y cinco puntos por detrás del centro-izquierda dirigido por Romano Prodi.
Uno de los participantes en la reunión del PPE es José María Aznar, ex presidente del Gobierno español. Aznar acudió el martes a un acto del democristiano Pierferdinando Casini, aliado y sin embargo rival interno de Berlusconi, para alertar del peligro que supondría la llegada de la izquierda al poder. "En España ya conocemos el resultado del progresismo inútil, sectario, que divide socialmente", declaró Aznar. "Hoy la izquierda es una fuerza reaccionaria", añadió.
José Maria Aznar efectuó ayer una nueva intervención, en el ámbito del congreso del PPE, en la que insistió en la denuncia de los "errores de la izquierda". "Consideran más importantes los supuestos derechos colectivos que los derechos de la persona", proclamó, para indicar que esos planteamientos eran compartidos por ciertos nacionalismos y por el fundamentalismo islámico.
"El mejor aliado de Europa está del otro lado del Atlántico", prosiguió, en una defensa de los valores greco-cristianos que, según él, estaban en la base de Occidente y obligaban a mantener una cooperación estrecha con Estados Unidos. El ex presidente del Gobierno español criticó los rebrotes de proteccionismo nacional dentro de la Un
ión Europea.
La ansiada foto papal
El PPE había previsto inicialmente hacer un gran regalo electoral a Silvio Berlusconi: una fotografía con el papa Benedicto XVI a una semana de la votación de los días 9 y 10 de abril. Por medio de sus socios democristianos, el PPE mantiene un cierto vínculo con el Vaticano, y el Papa concedió a los dirigentes de la internacional conservadora una audiencia fijada para mañana viernes.
La oposición italiana, sin embargo, puso el grito en el cielo. Si Berlusconi acudía dentro del grupo y se fotografiaba con el pontífice, consiguiendo una imagen de influencia indudable en el electorado católico italiano, Romano Prodi tenía derecho a una audiencia equivalente.
La situación irritó a Benedicto XVI, muy poco interesado en verse envuelto en trifulcas de campaña, y desde el Vaticano se aconsejó a Il Cavaliere que no acompañara a sus aliados europeos a la cita con la foto papal.
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