Liberado tras ocho horas un cooperante secuestrado en Gaza
Roberto Vila es el segundo español capturado en territorio palestino en una semana
El cooperante orensano Roberto Vila, de 34 años, cruzaba ayer a las diez de la mañana el paso fronterizo de Erez camino de Gaza en compañía de Céline Gagne, de origen francés. Sonriente, comentaba que iba a pasar dos días en la franja, adonde acude con frecuencia para supervisar proyectos de cooperación. A las 15.15, cuando regresaba de Jan Yunis, una ciudad en la que campan todo tipo de bandas, su vehículo fue detenido por varios hombres armados, y Roberto, secuestrado. Su liberación se produjo ocho horas después, según confirmaron anoche personas del entorno de Vila.
Es el segundo rapto de un ciudadano español -el primero fue el fotógrafo Emilio Morenatti- en una semana. En ocasiones, los secuestros de periodistas y cooperantes extranjeros -una veintena en los dos últimos años- son obra de clanes que exigen dinero a cambio del cautivo. Otras veces, los raptos se han debido al interés de Fatah, que perdió las elecciones legislativas en enero, por desestabilizar al Gobierno de Hamás.
Anoche, fuentes del Ministerio del Interior aseguraban disponer de información sobre el paradero del rehén. Todo apuntaba a que su liberación, como ha sido habitual en estos casos, era cuestión de horas. Así fue. Pasadas las 23.00, Céline Gagne confirmaba que había hablado con Roberto. "Se encuentra perfectamente. Va camino de la ciudad de Gaza acompañado por agentes de la Seguridad Preventiva". Se ignoraba todavía, como es habitual, quién lo secuestró y cuáles eran sus exigencias.
Ambos cooperantes -Vila, licenciado en Derecho, ha trabajado anteriormente en India, Reino Unido y Estados Unidos- se dirigían a Jan Yunis, donde desarrollan un proyecto para niños y jóvenes discapacitados financiado con un millón de euros por la Unión Europea (80%) y por la Junta de Castilla-La Mancha en asociación con la Media Luna Roja. Además, trabajan en los campos de saneamiento de aguas residuales y de seguridad alimentaria, entre otros.
Cuando regresaban a la ciudad de Gaza, un vehículo Skoda amarillo les adelantó y les forzó a detenerse en las cercanías de Deir el Balah, en el centro de la franja. "Eran tres o cuatro hombres armados. Se pararon delante y se llevaron a Roberto. Yo quería ir con él, pero me lo impidieron", afirmó Céline por teléfono desde una comisaría de Jan Yunis.
Medidas de seguridad
David de la Torre, otro de los miembros de la Asamblea de Cooperación por la Paz, señalaba que los cooperantes "siempre se desplazan de un edificio a otro en coche y que se adoptan todas las medidas de seguridad aconsejadas". Sin embargo, de poco valen cuando los miles de milicianos o delincuentes armados se proponen la captura de algún extranjero. Los frecuentes secuestros en la franja de Gaza no parece que vayan a arredrar a Roberto, residente en Ramala, capital de Cisjordania, desde hace dos años y medio, ni a sus colegas. "Planeamos abrir una oficina en Gaza. Dicen que la franja está mal, pero siempre ha sido inestable", señaló De la Torre.
La Asamblea de Cooperación por la Paz es la más nutrida de las ONG españolas en los territorios palestinos. Su plantilla asciende a siete españoles y un trabajador local. En total son una decena las ONG españolas desplegadas y 23 los cooperantes de esta nacionalidad que trabajan en Cisjordania y Gaza, que atraviesan una situación económica desastrosa por el bloqueo impuesto por la comunidad internacional tras la victoria electoral de Hamás en enero.
En cualquier caso, los numerosos secuestros -siete palestinos también han sido hechos cautivos en los últimos días- denotan la incapacidad de las fuerzas de seguridad por mantener el orden en Gaza. Se les llena la boca a los dirigentes de ambos partidos cuando expresan las condenas y lamentan la pésima imagen que se ofrece de la sociedad palestina, pero luego impera la impunidad. Al margen de que a veces se haya pagado un precio por la liberación de los capturados, los responsables, simplemente, no son juzgados.
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