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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Mitch Mitchell, baterista de Jimi Hendrix

Terminó malvendiendo sus recuerdos y los derechos musicales

Diego A. Manrique

Mitch Mitchell, baterista de rock, apareció muerto el miércoles 12 de noviembre en la habitación de un hotel de Portland (Estados Unidos), aparentemente por causas naturales. Mitchell, de 61 años, se hallaba en la ciudad de Oregón tras girar durante cuatro semanas con la Experience Hendrix Tour, una trouppe de formación variable que recrea la música de Jimi Hendrix. Ya no queda vivo ningún miembro de la Jimi Hendrix Experience. En 1966, aquel grupo transformó la estética del rock, incluso desde la imagen: tres tipos angulosos, con fenomenales afros y ropa fantasiosa. El sonido también parecía de otro mundo: salvaje, apocalíptico, alucinado. La guitarra de Jimi era el inevitable foco de atención, pero detrás había un gomoso soporte, integrado por el bajo de Noel Redding y la batería de Mitch Mitchell.

John Mitch Mitchell había nacido en Ealing (Middlesex) el 9 de julio de 1947. Actor en sus años infantiles, se estableció posteriormente como un baterista de prestigio por aplicar su toque jazzístico a grupos londinenses que tocaban variaciones del rhythm and blues: The Pretty Things, The Riot Squad, los Blue Flames de Georgie Fame. Chas Chandler, antiguo bajista de The Animals que había saltado al management, le habló de su fichaje, un prodigioso guitarrista negro al que había descubierto en Nueva York y que se había traído a Londres. La reinvención de Hendrix como un pavo real del pop británico resultó una jugada magistral. Pero no hubiera sido posible sin el flexible respaldo de Mitchell, que brilla en Are you experienced (1967), Axis: bold as love (1967) o Electric ladyland (1968). El formato de trío y la excepcional musicalidad de Hendrix obligaron a Mitch a ser particularmente creativo.

De hecho, se le puede considerar como el baterista fijo de Jimi, al que volvió a requerir tras el tormentoso periodo de The Band of Gipsys, el grupo con el que el guitarrista quiso hacer frente a las críticas oportunistas de exaltados del black power por su uso de músicos blancos (¡y británicos!). La afinidad de Mitchell se demostró incluso tras el fallecimiento accidental del guitarrista en 1970, cuando añadió su sutil batería a temas que había dejado abocetados, editados finalmente como The cry of love o Rainbow bridge.

Escasos beneficios

La otra cara de la moneda: el escaso beneficio que Mitchell derivó de su indispensable trabajo. El mismo Jimi vio poco dinero y sus músicos eran tratados como simples asalariados. Durante uno de esos periodos de paro que parecen inevitables en la vida de los músicos, Mitchell terminó malvendiendo sus recuerdos, incluyendo una guitarra que Jimi había usado. Posteriormente, renunció a sus derechos de música e imagen por 200.000 dólares, una cantidad que pronto se reveló insignificante, dado el volumen de negocio que generó -y sigue generando- la obra de Jimi.

Ocasionalmente, tocó con otros músicos políglotas, como Jeff Beck, Mick Taylor, Terry Reid o Jack Bruce. Aparte de una temporada en Ramatam, un supergrupo con músicos estadounidenses, pasó las siguientes décadas acompañando a discípulos de Jimi, como Randy Hasen, o participando en proyectos hendrixianos, generalmente fuera del radar de los grandes medios.

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