El arte humilde de Gerardo Rueda

"Mi padre era una persona extremadamente culta a quien no le gustaba nada el exhibicionismo". Así se refiere José Luis Rueda a su progenitor, el creador madrileño Gerardo Rueda (1926-1996), pintor y escultor que tuvo una importancia capital en la historia de la abstracción española del siglo XX; aunque su obra no ha sido lo suficientemente valorada debido a ese carácter introvertido y poco dado a la exposición pública del que siempre hablan sus allegados.

Gerardo Rueda 1946-1996 es el título de la exposición antológica que hasta el próximo 27 de marzo se puede visitar en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga. La muestra reúne 58 obras entre pinturas, collages, obras sobre papel y esculturas, piezas que permiten revisar los grandes movimientos artísticos por los que transitó el artista durante su carrera.

El artista fue uno de los primeros españoles que optó por la abstracción

Cofundó el Museo Español de Arte Abstracto en Cuenca en los 60

Políglota -hablaba cinco idiomas, entre ellos el chino, del que era catedrático por la universidad estadounidense de Harvard-, licenciado en Derecho y Arquitectura, y consumado viajero, Rueda se alzó como una figura esencial del arte español del pasado siglo, con una carrera reconocida desde sus primeras pinceladas tanto en Europa como al otro lado del Atlántico. Sin embargo, no tuvo en su momento la repercusión pública que sí tuvieron algunos de sus coetáneos.

"En medio de una España absolutamente negra, donde estaba vetado todo lo que ocurría en el exterior, se las apañó para sumergirse en las corrientes internacionales del arte contemporáneo y estar al día de lo que ocurría", explica Rafael Sierra, comisario de la exposición. "Desde que murió en 1996, al contrario que otros artistas, su obra sigue in crescendo", añade Sierra, quien coincide con el hijo del artista en definir a Rueda como "un hombre enciclopédico, un gran coleccionista y un artista bastante secreto, lejos de lo que se conoce como artistas mediáticos".

La muestra que puede verse en Málaga, cuyas piezas han sido cedidas por la Fundación Gerardo Rueda, recoge desde las primeras obras del artista hasta sus últimas piezas. También destaca la variedad de soportes que componen el universo plástico de este creador, que gozó de una gran sensibilidad.

Su obra se caracterizó por su exquisito tratamiento del color y su rigurosidad formal, y resultó fundamental su aportación al campo de la pintura abstracta.

Entre los trabajos que se exhiben destacan Vista desde mi ventana (1946), un óleo sobre lienzo que constituye un ejemplo de los primeros tiempos de producción artística de Rueda; Rotondo (1979), pintura sobre una estructura de madera; Mesa (1986), escultura de madera pintada; Dunas (1992), pintura y metal sobre estructura de madera; o Luminosa (1996), escultura de chapa metálica y acero, creada en el último año de vida del artista y única obra que no pertenece a la colección personal de José Luis Rueda. Su padre llegó a reunir una colección de más de un millar de obras de destacados artistas como Miró, Saura, Palazuelo, Laffón, Julio González o Chillida, entre otros.

Rueda, que fundó el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca junto a Fernando Zóbel y Gustavo Torner, representó a España en la 30ª Bienal de Venecia celebrada en 1960 y ayudó a crear la Fundación de Amigos del Museo del Prado.

Más de 70 obras suyas forman parte de la colección del Museo Reina Sofía y el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) posee otro centenar entre sus fondos.