El bailarín indestructible

El pistolero cayó abatido hace ya 10 años, pero hay cosas que no cambian. Cuando el suizo Roger Federer debuta, ayer, en Wimbledon (7-6, 6-4 y 6-2 al kazajo Kukuskhin), arrecian los flashes para inmortalizarle con su jerseycito sin mangas y recuerda la gente que se cumple un decenio desde que derribó en Londres al estadounidense Pete Pistol Sampras (2001). A la vuelta de todo ese tiempo, el número tres mundial ha jugado 46 grandes seguidos, más que ningún tenista en activo; no se ha retirado jamás de un partido, y solo en una ocasión dejó de presentarse a un encuentro. Son las cifras de un jugador indestructible. El sello de Federer, que compite hoy como entonces: sin aparente esfuerzo. Como dijo ayer él mismo: "Yo, en la pista, me deslizo".

"Mi estilo de juego me ha ayudado con las lesiones", dice el seis veces campeón de Wimbledon, que se dio a conocer al gran público con aquel triunfo sobre Sampras; "mi tipo de juego es despreocupado, pero en el buen sentido".

"Trabajé con extremada dureza en mi forma física y mi mentalidad para atarlo todo. Cuando todo se juntó, empecé a ser capaz de deslizarme por la pista con poco esfuerzo y mucha explosividad", añade el suizo, que en 2009 contrató al fisioterapeuta Stéphane Vivier para combatir sus problemas de espalda, que neutraliza con duras series de abdominales. "Siempre he sido capaz de jugar, incluso con dolor. He sido inteligente: conozco muy bien mi cuerpo, cuánto puede aguantar y qué no puede aguantar. Siempre he jugado temporadas completas. Y de eso, de alguna manera, estoy orgulloso".

Federer ha disputado 960 encuentros y no se ha retirado de ninguno desde que es profesional. Con él a punto de cumplir los 30 años, ninguno de sus jóvenes rivales puede igualar esa marca. Rafael Nadal, que hoy juega contra el estadounidense Sweeting, tiene 25 y no ha terminado siete. El serbio Novak Djokovic, que ayer derrotó (6-4, 6-1 y 6-1) al francés Chardy, tiene 24 y abandonó en nueve.

"Cada uno gestiona el calendario lo mejor que puede, dentro de sus objetivos y prioridades", argumenta Nadal, quien ha sufrido lesiones en un pie, las rodillas y los abdominales por una lesión de tobillo y una mononucleosis de Federer. "Yo sé que tengo que intentar llegar a Indian Wells, Miami, la temporada de tierra y Wimbledon lo mejor posible. No de juego, porque eso no lo puedes controlar, pero sí fresco y mentalmente listo, porque eso sí que se puede calcular. Uno gestiona lo mejor que puede su vida tenística. Son experiencias que te van dando la carrera", dice.

Ningún tenista organiza mejor sus torneos que Federer. Las reglas dejan un margen infinitesimal para tomar decisiones. El suizo, sin embargo, nunca falla en los grandes y pocas veces se deja ver en citas menores. Su planificación tiene un objetivo: sumarse a la lista de los 10 tenistas que han ganado un grande tras cumplir los 30.

Mientras Federer brilla, sopla el viento en Wimbledon y se suceden los imposibles. Fernando Verdasco, por ejemplo, sumó ayer su victoria número 300 tras remontar dos sets (2-6, 4-6, 6-3, 7-6 y 9-7) contra el checo Stepanek. El estadounidense Isner y el francés Mahut, dueños del partido más largo de la historia (11h 5m), se reencontraron en uno mucho más breve (7-6, 6-2 y 7-6 en dos horas para el norteamericano). Y Serena Williams, víctima de una embolia pulmonar en 2011, rompió a llorar, incontenible: la campeona volvió a Londres con una emotiva victoria (6-3, 3-6 y 6-1 a la francesa Rezai).

Primera ronda. Hombres: D. Ferrer-B. Paire (Fra.): 6-4, 6-4 y 6-4. N. Almagro-J. Nieminen (Fin.): 6-7, 6-3, 6-4 y 6-4. Mujeres: M. J. Martínez-J. Jankovic (Ser.): 5-7, 6-4 y 6-3.