Amper dispara su última bala
El grupo tecnológico consigue un acuerdo para refinanciar su asfixiante deuda y superar un declive que dura más de un lustro
El jueves 9 de abril un pequeño terremoto sacudió la cotización de Amper en Bolsa. El anuncio de que acababa de cerrar un acuerdo con la banca para refinanciar 110 millones de los 179 de su pasivo disparó la cotización de los títulos un 12%. El movimiento durante esa jornada, de 5,14 millones de acciones, multiplicó por seis el de un día cualquiera y fue el río revuelto perfecto para que accionistas como Caixabank, que ostentaba un 3,6% del capital, se desprendiesen de todo su paquete.
La empresa tecnológica, con cerca de 1.328 trabajadores en todo el mundo, unos 300 en España, transita desde hace años por un túnel más y más oscuro. Sus ingresos han caído en picado —facturaba más de 300 millones en 2007 y ahora apenas son 177—; está en pérdidas desde hace un lustro; su Ebitda está en mínimos históricos y necesita oxígeno para generar flujo de caja y pagar a sus propios trabajadores, que llevan tres meses sin cobrar.
En los últimos tiempos se ha desprendido de negocios importantes, como su división especializada en sistemas de defensa, que el pasado noviembre terminó en manos de Thales por cinco millones de euros. Y ha firmado operaciones cuando menos extrañas, como la compra hace dos meses por 23 millones de dólares de Telecom Cook Islands Limited (TCI), el “operador dominante” en las islas Cook —un archipiélago de apenas 10.000 habitantes situado en el Pacífico Sur y considerado un paraíso fiscal por España—. También ha vendido su filial en Venezuela por un euro con una estimación de pérdidas de medio millón en la transacción.
Una combinación de mala gestión interna y compras de activos fallidas ha puesto a la empresa al borde del precipicio. Con patrimonio neto negativo, Amper parecía abocada al concurso de acreedores —está en preconcurso desde diciembre— hasta que la semana pasada anunció el acuerdo con la banca que solo alivia, no resuelve, su penosa situación, ya que además necesita de una ampliación de capital complementaria de, al menos, 16 millones de euros. “Estamos en reestructuración, la compañía ha estado absolutamente ahogada financieramente, pero no tiene un problema de ventas”, analiza su presidente, Jaime Espinosa de los Monteros.
La empresa está formada por las sociedades Amper SA, Amper Sistemas, Landata, Finanzas y Telecomunicación, Hemisferio Norte Brasil, Amper do Brasil y eLandia. Investiga, desarrolla, suministra, repara e instala sistemas y equipos de telecomunicación y electrónica. La mayoría de sus ventas, un 85%, están fuera de España, pero debido al deterioro de su sistema de financiación, proveedores como Cisco han roto relaciones en algunos países para suministrar a Amper sus equipos, lo que a su vez ha dañado la relación con sus clientes. El descenso de ventas en Latinoamérica ha llegado al 47% en el último año, según las cifras contenidas en la memoria anual publicada en la CNMV.
Esta degradación del negocio hacía presagiar a principios de año que Amper terminaría en concurso –está en preconcurso desde diciembre-, pero en el último momento la mayoría de los acreedores aceptaron refinanciar la deuda a través de un préstamo participativo para equilibrar los fondos propios de la compañía, cerca de 110 millones, y manteniendo un préstamo garantizado de otros 15 millones. Junto a este balón de oxígeno se ejecutará una ampliación de capital mediante la emisión de medio millón de nuevas acciones a 0,05 euros de valor nominal, sin prima de emisión, con derecho de suscripción preferente de los accionistas y sin aseguramiento de la colocación. Si todo sale según lo previsto, la reducción de deuda rondaría los 100 millones y la empresa tendría músculo para recuperar mercados perdidos y reestablecer sus relaciones con proveedores —a los que paga a una media de 309 días— y clientes.
El presidente de Amper esperaba que el porcentaje de adhesiones de la banca a la refinanciación estuviese por encima del 90%, y así fue. Pero espantadas como la de Caixabank no son el mejor comienzo para una empresa que no ha tenido accionistas demasiado fieles en los últimos años. “Estoy absolutamente concentrado en tener nuevos inversores. Los del pasado no existen”, cree su presidente. “Hay mucho interés y soy optimista. De palabra tengo adhesiones que cubrirían de largo la ampliación de capital”.
Espinosa de los Monteros habla de los datos más positivos, como que el Ebitda recurrente ha crecido un 26% el último año a pesar de la caída de ventas. Desgrana que los gastos se han ajustado al máximo, que se ha hecho una “gran negociación”, con las entidades y que si todo sale como él piensa las ventas en este ejercicio alcanzarán los 250 millones y el Ebitda será de 25 millones.
La extraña operación en Islas Cook
¿Es lógico invertir 23 millones de euros en un operador de telefonía de unas pequeñas islas del Pacífico en pleno preconcurso de acreedores? El presidente de Amper cree que sí. El grupo tiene ya una empresa en el archipiélago de Samoa (AST Telecom LLC) desde donde se ha realizado la operación de adquisición del 60% de la operadora Telecom Cook IslandsLimited.
"La transacción ha sido financiada localmente por entidades financieras de la región, la deuda se pagará con los flujos del negocio en un plazo máximo de cinco años", asegura la compañía, que estima que el impacto de la consolidación de esa nueva empresa en sus negocios supondrá un aumento del Ebitda del 40%. "Su negocio no solo viene de la población de la isla [apenas 10.000 personas], sino también del roaming, las llamadas al extranjero", razona el presidente de Amper. Asegura que esa operación no tiene nada de particular y que los bancos acreedores no pusieron ninguna pega. Fuentes de la plantilla confirman que los negocios en el Pacífico han facilitado hasta ahora ingresos recurrentes en Amper.
Enrique Bañuelos, que protagonizó el fulgurante ascenso y la estrepitosa caída de la inmobiliaria Astroc, ha sido una pieza clave en el pasado reciente de Amper. El que llegó a ocupar el puesto 95 entre las mayores fortunas del planeta entró en la compañía en 2012 y llegó a inyectar en varias ampliaciones de capital, 15 millones de euros. Prometía una renovación radical de la estructura y supuestamente traía bajo el brazo nuevos planes estratégicos para inflar las ventas de la compañía. Algunos empleados comenzaron a ver movimientos extraños, como que colocase como consejero delegado a Yago Méndez, un hombre sin ninguna experiencia en el sector. Méndez es hijo del que fuera todopoderoso timonel de Caixa Galicia, José Luis Méndez, que perdió con Astroc 300 millones de euros en una operación que terminó en manos de la Fiscalía Anticorrupción. “No tenía ningún conocimiento del negocio, pasó sin pena ni gloria”, analiza un empleado que pide anonimato. Sus fabulosas promesas se estrellaron contra la realidad.
Durante los dos años de Bañuelos al mando de Amper tomaron la puerta de salida accionistas de referencia, como Marcos Fernández Fermoselle (expresidente de Parquesol) o el fondo TviKap AB, una sociedad financiera sueca que en 2010 llegó a tener el 22% del grupo y que ahora apenas tiene un pequeño paquete de acciones. Internamente pocos se explican qué buscaba realmente Bañuelos, que terminó cediendo a través de su empresa Veremonte el 20% del capital a Jaime Espinosa, el actual presidente. Una operación firmada en marzo de 2014 mediante la cual Emilianteos, la empresa de Espinosa, se comprometía a pagar a Bañuelos en un plazo de hasta tres años un precio calculado en función del valor de los títulos en la fecha del pago.
“No creo que haya sido sólo su gestión, en los últimos años Amper ha inflado su cúpula a base de pagar sueldos astronómicos, ha ido descapitalizando su negocio en España, ha ido rompiendo acuerdos con proveedores, perdiendo clientes... puede salvarse, pero no con esta estructura”, reflexiona Guillermo Maldonado, presidente del comité de empresa. Para el presidente, la reducción de 22 millones en los gastos de personal y explotación y la negociación con la banca son “un hito”, que encaminarán a la compañía a cifras positivas. Este año su estimación de ventas es de 250 millones, cien más que las de 2014, con un Ebitda de 25 millones positivos. “Esta compañía tiene futuro, el compromiso de la plantilla es enorme”, insiste su presidente.
Espinosa sobre Bañuelos: “No conocía a ese señor”
"No conocía a este señor. Entra en la compañía muy ilusionado, pero no consigue lo que él quiere. Después se ilusiona con otro tipo de negocios, como la Fórmula E". El que habla es Jaime Espinosa de los Monteros, presidente de Amper y el hombre que ha negociado el acuerdo con la banca para sacar a la compañía tecnológica del pozo. El año pasado recibió todo el paquete de acciones de Bañuelos a cambio de pagar cero euros. El acuerdo estipula que Espinosa abonará las acciones dentro de tres años.
¿Por qué motivo cedió generosamente el control Bañuelos? Porque pensaba recuperar lo invertido. La operación estaba pensada para que Amper diese entrada a otros accionistas, como la sociedad Sherpa Capital, que finalmente dio un paso atrás. Sin dinero fresco, el acuerdo estipula que Espinosa tiene tres años para pagar a Bañuelos un precio que estará en función del valor de la acción en el momento del abono. Con la ampliación de capital, cada nuevo título valdrá ahora sólo cinco céntimos."Le dije, Enrique, si vas a estar de accionista mayoritario tienes que ejercer. No podemos estar negociando una reestructuración extremadamente dura, con un accionista minoritario. O apoyas a la compañía o te tienes que ir", recuerda Espinosa. Bañuelos optó por lo segundo. "Le ofrecí hacerme cargo de sus acciones pero le dije: no te voy a pagar nada porque no valen nada. No valían nada". Ese pacto sigue en pie y está pendiente de lo que ocurra ahora. "Si se reestructura la deuda de la compañía esas acciones sí valdrán", insiste Espinosa.
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