Las Olsen mudan sus diseños a París
The Row, la firma de moda de las gemelas, dejará la Gran Manzana para desfilar definitivamente en la capital francesa
Puede que a muchos no les suene de nada, pero The Row, la marca propiedad de las gemelas Olsen, es una de las más deseadas entre los estadounidenses. Su lujo discreto (y carísimo) ha sido merecedor de varios premios CFDA (algo así como los Oscar de la moda) y posee más de 164 puntos de venta a lo largo y ancho de Estados Unidos y otros 36 países. Se estima que su firma genera más de 44 millones de euros anuales. Por eso, quizá, es hora de seguir expandiendo sus horizontes.
Ayer se anunció que The Row dejará la Gran Manzana para desfilar definitivamente en París, junto a todas esas firmas emblemáticas e históricas que se aglutinan en la semana de la moda de la capital francesa. El motivo, probablemente, atiende al hecho de ganar notoriedad a este lado del planeta.
Además, estéticamente hablando, la marca de las gemelas tiene más que ver con enseñas francesas como Céline o Chloé que con el sport de gama alta típicamente estadounidense. De hecho, la anterior directora creativa de The Row, Nadege Vanhee-Cybulski, es desde hace dos temporadas la jefa de diseño de ese mito de la exclusividad francesa llamado Hermés.
No es la primera vez que las hermanas presentan una colección en París. Hace cinco años, en primavera de 2011, las gemelas decidieron repentinamente cancelar su pasarela en Nueva York y programarla en París.
Las Olsen, no dan un paso en falso. Famosas por tener un gran olfato para gestionar sus negocios ya desde bien pequeñas, y tras alcanzar fama global con su participación en Padres forzosos, empezaron a urdir un pequeño emporio que hoy ya tiene dimensiones más que aceptables. Todo revierte en su sociedad, Dualstar. Y si siendo menores ellas (o sus padres) hicieron fortuna con el merchandising y con una línea de ropa infantil, ahora esa misma empresa aglutina una firma de lujo extremo como es The Row, una marca de moda de gama media llamada Elizabeth and James o una línea de vaqueros, entre otras. Quién iba a decir que estas dos chicas que llegaron a convertirse en iconos de la moda por vestir con prendas largas y de aspecto harapiento iban a convertirse, poco después, en emprendedoras de éxito. Pero no todo iba a ser perfecto. Mientras debutan en la capital francesa, tendrán que lidiar con las acusaciones de explotación y maltrato vertidas por una de sus becarias. Y es que no hay desfile capaz de borrar esa mala prensa.
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