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Al año nuevo le pedimos... comida

Al menos 39 países requerirán ayuda alimentaria externa en 2017

Registro de sacos de maíz recibidos en Katutu, en la República Democrática del Congo.
Registro de sacos de maíz recibidos en Katutu, en la República Democrática del Congo.©FAO (Olivier Asselin)
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Este sábado miles de millones de personas dirán adiós a 2016. Ante la llegada del nuevo, entre brindis y celebraciones habrá innumerables buenos deseos, propósitos y peticiones de todo tipo. Pero hay al menos 39 países que tienen claro lo que le piden a 2017: comida. Ya sea caída del cielo —o de los aviones del Programa Mundial de Alimentos (PMA)— o por otros medios. Pero todos ellos, según el informe de perspectivas de cosechas de la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura), requerirán de la ayuda exterior para que sus habitantes tengan alimento suficiente.

El riesgo de hambruna está ahí, y la red FEWS de alerta temprana contra la misma (financiada por la cooperación estadounidense), ya ha avisado de que se está produciendo con toda probabilidad en algunas zonas del Estado del Borno, al nordeste de Nigeria. El conflicto con Boko Haram que asola a la región la ha llevado a presenciar muertes por inanición, convirtiéndose, junto con Yemen, Sudán del Sur o Siria, en uno de los principales focos de preocupación.

Pero son muchos más los países que no pueden alimentar por sí mismos a su población. Los motivos son variados, y muchas veces interrelacionados. Desde la falta de cosechas suficientes —provocada por sequías, fenómenos climáticos como El Niño o desastres como el huracán Matthew en Haití— a la falta de acceso de la gente a los alimentos, principalmente a causa de conflictos o de precios elevados y falta de dinero para comprarlos. También hay Estados que afrontan problemas de inseguridad alimentaria (falta de comida suficiente) en zonas determinadas o para una parte concreta de su población, como por ejemplo los refugiados o desplazados internos.

Necesitan ayuda externa

  1. Yemen (14,2 millones de personas no tienen garantizado encontrar alimento suficiente el próximo año)
  2. Etiopía (9,7 millones de personas)
  3. Siria (9,4)
  4. Afganistán (8,4)
  5. Nigeria (8,0)
  6. Malawi (6,5)
  7. RD Congo (6,0)
  8. Zimbabue (4,07)
  9. Sudán (3,6)
  10. Sudán del Sur (3,4)
  11. Camerún (2,6)
  12. Mozambique (2,0)
  13. Rep. Centroafricana (2,0)
  14. Irak (1,8)
  15. Burundi (1,46)
  16. Haití (1,4)

Y también Kenia, Somalia, Madagascar, Níger, Lesoto, Suazilandia, Chad, Libia, Uganda, Yibuti, Malí, Myanmar, Sierra Leona, Burkina Faso, Mauritania, Guinea, Liberia, Congo, Eritrea, Nepal, Papúa Nueva Guinea, Timor Leste y Corea del Norte.

La mayoría de esos casi 40 países —de los que 28 están en África— son habituales desde hace tiempo en esta triste lista de necesitados en cuya edición de fin de año aparecen cinco nuevos miembros: Pakistán, Haití, Libia, Kenia y Somalia. Las tardías y erráticas lluvias que han recibido los dos últimos han condicionado sus cosechas que se prevé que no sean suficientes. Haití sufre los efectos del huracán además de sus propios problemas y en Pakistán, la sequía por tercer año consecutivo ha diezmado cultivos y ganado, a lo que hay que sumar 1,3 millones de desplazados afganos que viven en el país. En Libia son también los refugiados de otros países que buscan el modo de llegar a Europa y los desplazados internos los más vulnerables entre los necesitados de alimento.

Y todo eso sucede a pesar de las relativamente buenas noticias que ha dejado 2016 en zonas como el Sahel, donde países como Malí, Senegal o Níger han tenido cosechas de cereales en máximos históricos. Pero precisamente este último país, ahogado por la violencia y la mencionada lucha contra Boko Haram, es un ejemplo de que una buena cosecha no tiene por qué bastar.

Porque los conflictos y las guerras generan desplazamientos. Y los desplazados y solicitantes de asilo no tienen muchas veces recursos para alimentarse. O simplemente, los enfrentamientos no permiten acceder a la comida. Es el caso de Yemen y el de Siria —algunos de los más sangrantes— pero también de Nigeria y Níger, de Sudán del Sur, Irak... La lista es larga.

Tampoco hay que olvidar que la mejoría en la producción en el Este y el Oeste de África (el continente más afectado) no compensa las reducciones sufridas en el Norte y el Sur por la falta de agua. Y además, cualquier crecimiento que se haya podido registrar difícilmente puede aliviar situaciones de sequía y malas cosechas que en muchos casos (como los de Malawi, Etiopía, o el mencionado de Pakistán) se vienen repitiendo varios años, dejando a muchas familias y comunidades sin capacidad para recuperarse.

En 2017 la ayuda alimentaria externa continuará siendo necesaria, se volverán a vivir situaciones de hambruna y cerca de 800 millones de personas seguirán sin tener ninguna garantía de comer lo suficiente. Y eso, pese a que el mundo seguirá produciendo alimentos más que suficientes para todos.

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