El viejo Marx
Como dijo el viejo filósofo, el ser humano no se plantea problemas que no pueda resolver y, si quiere volar, acabará volando
Hoy Marx cumpliría 200 años. Sin duda, el autor de El capital se habría sorprendido ante la heterogeneidad de las manifestaciones de nuestros días: mujeres, negros, lesbianas, gais, inmigrantes, precariado, clase obrera… herederos todos de aquellos movimientos sociales emancipatorios de los sesenta que situaron otras formas de explotación y discriminación en el centro del discurso político.
Salvo las tradicionales reivindicaciones propias de la clase obrera, el resto de reclamos de la lista son tildados hoy, despreciativamente, de “identitarios”, sin importar que su proyecto político tenga mucho que ver con nociones ya formuladas o insinuadas por Marx, pero limitadas históricamente a la experiencia del proletariado como único sujeto revolucionario de sus análisis. ¿Qué habría dicho el sabio de Tréveris al observar la implosión de movilizaciones como Black Lives Matter, #MeToo, o el llamado “Feminismo del 99%”?
Seguramente, Marx habría relacionado el movimiento #MeToo con una forma de carencia de poder institucionalizada que expone a las mujeres a un trato vejatorio por el simple hecho de serlo. Y tal vez habría partido de su idea de clase para denunciar otras estructuras de explotación, como el sexismo o el racismo, que no serían sino otras maneras de dividir a las personas trabajadoras entre sí. Aquel presupone que ser mujer te hace más apta para el cuidado; este, que tu color de piel te convierte en idóneo para el trabajo servil.
Sin embargo, todo autor debe analizarse siempre en función de su contexto. Por eso Marx quedará como el pensador que promovió la emancipación frente a la opresión de clase, del mismo modo que los sesentayochistas se recordarán como aquellos que nos abrieron los ojos ante otras formas de represión y sometimiento. A cada cual lo suyo. Lo que está claro, como dijo el propio Marx, es que el ser humano no se plantea problemas que no pueda resolver y, si quiere volar, acabará volando. Y esto también podría servir para nuestros actuales movimientos de emancipación. Aunque inquieta pensar que el viejo filósofo lo dijese en una época en la que todavía había confianza en el progreso. @MariamMartinezB
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