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Las estrategias del Estado comunista de India para aplanar la curva

Kerala aprendió de la epidemia del virus de Nipah para poner en práctica una batería de medidas que ha logrado frenar la incidencia del coronavirus entre sus ciudadanos

Un empleado del embarcadero de ferrys de Fort Cochin informa desde la taquilla que los servicios de transporte están suspendidos.
Un empleado del embarcadero de ferrys de Fort Cochin informa desde la taquilla que los servicios de transporte están suspendidos.Óscar Espinosa

Kerala es el Estado comunista de la India. Con más de un millón de turistas extranjeros al año, con cientos de sus estudiantes en China y con una sexta parte de su población formada por expatriados, ha logrado aplanar la curva con medidas contundentes. Activaron controles en los aeropuertos y estaciones de tren y se establecieron refugios de cuarentena temporales para alojar a turistas y no residentes. Realizaron pruebas masivas, rastreo de contactos, largos períodos de confinamiento, refugios para trabajadores migrantes y comidas para los más necesitados.

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Un caso excepcional en el segundo país más poblado del mundo (1.300 millones de habitantes), que desde el pasado 24 de marzo está prácticamente paralizado debido al confinamiento impuesto hasta el 31 de mayo para hacer frente a la pandemia. 69 días para combatir la propagación del virus en la India.

Precisamente, el primer caso de coronavirus en la India se detectó aquí a finales de enero, y a partir de ese momento el Estado empezó a rastrear las personas con las que habían estado en contacto, poniéndolas en cuarentena y sometiéndolas a un exhaustivo seguimiento. Kerala tomó la delantera en el despliegue de kits de pruebas rápidas realizadas en los puntos críticos para controlar la propagación en la comunidad.

Su capacidad para reaccionar eficazmente ante la emergencia sanitaria ha sido propiciada en parte gracias a las lecciones aprendidas tras el paso del virus Nipah hace dos años y a su sólida red de atención primaria de salud. Sucedió en 2018 y sacudió el sistema de salud de Kerala con 17 fallecidos en un mes. “Implementamos varias medidas y protocolos para manejar otras epidemias de patógenos desconocidos en un futuro, y que ahora han permitido reaccionar a tiempo para hacer frente a la covid-19”, explica Rajeev Sadanandan, exsecretario de salud del Estado.

Un lugar en el que lavarse las manos en una de las calles de Cochin.
Un lugar en el que lavarse las manos en una de las calles de Cochin.Óscar Espinosa

Hasta el 19 de mayo, en la India se han realizado 2.404.267 test, de los que se han confirmado 101.138 muestras positivas, 39.173 pacientes ya se han recuperado, 58.802 casos siguen activos y han fallecido 3.163 personas. En Kerala, con casi el 3% de la población del país, se han realizado 45.905 test, 630 han resultado ser positivos, de los cuales 497 ya se han recuperado, siguen 130 casos activos y ha habido tres fallecidos.

Un contexto particular

Con casi 35 millones de habitantes, Kerala es el Estado más estable y progresista de la India, con el mayor índice de alfabetización, una esperanza de vida muy alta y un número elevado de centros médicos. Es aquí donde se formó el primer Gobierno comunista elegido democráticamente en todo el mundo, cuando en 1957 el Partido Comunista Indio ganó las elecciones, y desde entonces dos coaliciones de izquierdas se han ido alternando en el poder.

Fue con el virus Nipah cuando se diseñó el protocolo de rastreo de contactos que se ha seguido en la actual emergencia sanitaria. El Estado despliega sus recursos para localizar todos los contactos que han tenido las personas infectadas durante los 14 días anteriores a la aparición de los síntomas, se ponen en cuarentena en sus casas y durante el período de incubación se les hace un seguimiento por teléfono todos los días por la mañana y por la noche. “Si alguno de los pacientes en cuarentena informa de algún síntoma se presume que es positivo y se traslada a centros médicos preparados con salas de aislamiento para someterle a pruebas”, explica Noushad Pratap, uno de los voluntarios en hacer seguimiento telefónico. Allí permanecen en aislamiento hasta que los resultados de sus pruebas sean negativos, y si dan positivo el ciclo comienza de nuevo.

Además, existen varias iniciativas que se vienen desarrollando desde hace años. Kerala ha implantado programas como Aardram, un ambicioso proyecto para reestructurar y modernizar el sistema de salud pública para hacer los hospitales más amigables y eficientes.

Kerala tiene el mayor número de campamentos para trabajadores migrantes del país, son 18.912 que albergan a más de 300.000 obreros

Otra iniciativa que ha sido clave para la gestión de esta crisis ha sido el Kudumbashree, implementado hace 23 años como una organización comunitaria de grupos vecinales para erradicar la pobreza y empoderar a la mujer. Esta red ha trabajado en estrecha colaboración con el Gobierno local. “Desde que se detectó el primer caso en enero hemos abierto más de 1.200 cocinas comunitarias a través de nuestra red”, afirma Vincy Biju, especialista en desarrollo social en el Kudumbashree de Ernakulam. “Allí preparamos comidas para entregar a domicilio a los que están en cuarentena, así como para las personas necesitadas y para los trabajadores migrantes”.

Una de las imágenes más vistas de las últimas semanas ha sido la de miles de trabajadores huyendo de las grandes ciudades para regresar a sus casas. 470 millones de migrantes internos del país han quedado atrapados lejos de sus hogares y sin ingresos para poder subsistir. Pero en Kerala no se han vivido esas escenas de desesperación. El Estado evitó la estampida y la propagación potencial del virus garantizando su bienestar al facilitarles comida, alojamiento y acceso a la sanidad.

Kerala tiene el mayor número de campamentos para trabajadores migrantes del país, son 18.912 que albergan a más de 300.000 obreros. Se les brinda comida tres veces al día, así como té y galletas durante todo el día. Ha implementado, además, 14 clínicas móviles que cuentan con médicos, enfermeras y equipos, que se trasladan de un campamento a otro para realizar controles de salud regulares. También se ha establecido un centro de llamadas para responder a las preocupaciones de los trabajadores en cinco idiomas: hindi, bengalí, odia, asamés y garwahli. Hasta cuentan con televisores en los campamentos y juegos de interior como el carrom (una mezcla de billar y chapas) y recargas de sus teléfonos móviles para estar en contacto con sus familias.

Aunque Kerala haya conseguido aplanar la curva y la transmisión del virus sea limitada en estos momentos, el Estado sufre las consecuencias derivadas del estricto bloqueo económico impuesto en todo el país. Y tras más de 57 días de confinamiento la preocupación se palpa en Cochin, la capital comercial, donde las calles desiertas y llenas de negocios cerrados poco a poco empiezan a recuperar su actividad. El confinamiento se está relajando, pero sin levantar la guardia sobre todas las medidas de distanciamiento social y prevención para evitar otra ola de contagios.

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