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Escapadas

El pueblo que nunca se hundió

Visita a Calcata, un pequeño municipio a una hora de Roma recuperado por los bohemios

Calcata, en el Lazio italiano, se encuentra en el Parque Regional del Valle del Treja, solo a 50 kilómetros de Roma.
Calcata, en el Lazio italiano, se encuentra en el Parque Regional del Valle del Treja, solo a 50 kilómetros de Roma.Hedda Gjerpen

Italia, principios de 1930. En un lugar remoto y apartado, pero a tan solo 50 kilómetros de Roma, un pequeño pueblo está a punto de ser abandonado. Los escarpados acantilados en los que se asienta amenazan con venirse abajo, o al menos eso es lo que el Gobierno italiano anuncia, condenando así a la pequeña población de origen medieval al más absoluto desamparo.

Año 2013. Calcata, el pueblo que iba a desmoronarse, no solo sigue en pie, imponente ante el Parque Regional del Valle del Treja, sino que se ha convertido en un importante enclave cultural. Y todo gracias a ese desalojo voluntario movido por el miedo al hundimiento, literalmente.

A principios de los años sesenta, quizá por casualidad, quizá por habladurías de viejas, tanto bohemios como hippies redescubrieron este tesoro medieval aislado entre montañas. Un paraíso de piedra caliza rodeado de un bosque cuyo final la vista no alcanza. Desde entonces, y durante más de cuatro décadas, el goteo de habitantes, liderado por artistas, escritores y hippies new age, ha sido lento, pero constante. Han ido adquiriendo las vetustas viviendas del municipio hasta alcanzar casi mil residentes.

Una de las obras del museo al aire libre Opera Bosco, cerca de Calcata.
Una de las obras del museo al aire libre Opera Bosco, cerca de Calcata.F. Tomasinelli

Durante todo el año se celebran conciertos y exhibiciones en su centro cultural Il Granarone, donde se puede encontrar a Marijke van der Maden, un holandés que fabrica marionetas a mano y que llegó al pueblo en los ochenta. No pensó que terminaría dedicándose a organizar jam sessions con los músicos del pueblo.

La plaza principal está rodeada de galerías de arte y tiendas de artesanía. Por las noches, la música en vivo en La Grotta dei Germogli, restaurante y asociación cultural, pone la guinda sonora a un ambiente ya de por sí mágico.

Los habitantes de Calcata logran que ese encanto, que tiene algo de sobrenatural, sea posible. Son también la razón de que la villa se haya convertido en un punto de referencia turístico. Los visitantes pueden sentir y ver el arte en la calle o relacionarse con los artistas en sus estudios.

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Entre ellos se encuentra Monty Ray Garrido, más conocido como Pancho. Este americano, originario de Texas, se define a sí mismo como bailarín, coreógrafo, actor, cocinero y alquimista. Además es el presidente de Vivere Vivi, una asociación cultural multifuncional que promueve la filosofía de vivir plenamente. “Casi todos los habitantes de Calcata son extranjeros. Esa es la peculiaridad que la hace única”, dice Pancho.

Si de algo se puede disfrutar en Calcata, además del arte y de la naturaleza, es de la comida. El Grial hace pasta casera, y en La Piazzeta el visitante se sentirá como en casa. Se contempla la cocina desde la sala y las vistas son magníficas, con el frondoso bosque del valle del Treja cubriendo por completo el paisaje.

Carlo Tonnarini es el dueño y el cocinero de otro de los restaurantes del pequeño pueblo, el Caraponzolo. Tonnarini sostiene que los libros de cocina de hoy día ofenden la habilidad culinaria de nuestras madres y abuelas. Él es partidario de servir platos con “el verdadero sabor del territorio”, a partir de ingredientes sencillos, frescos y originales. También ofrece un menú que varía según la temporada porque “cada producto nace en una determinada época del año”, dice. En su carta no hay alimentos fritos ni productos congelados, todo viene directamente de la naturaleza. Otra de las peculiaridades de Tonnarini es que está en contra de los precios desmesurados, por lo que su local es un óptimo lugar para comer bien a un precio muy razonable.

La magia en el sueño

Este enclave atrapado en la Edad Media tiene otras ofertas. Hay casas a la venta que, a pesar del aspecto exterior de las fachadas, son totalmente habitables. Pero si lo que se busca es una estancia de fin de semana, también existe la posibilidad de alquilarlas. Cada una de ellas guarda un encanto particular.

Si el visitante, en cambio, prefiere alojarse en un coqueto hostal y además es un amante de los cuentos de hadas, la mejor elección es reservar una habitación en L’Isola Che Non C’Era (La Isla de Nunca Jamás), un pequeño hostal propiedad de la pintora Fiorenza Cafa. Hay solo tres habitaciones y cada una está ambientada en un cuento diferente, como Peter Pan o La Reina de las Nieves. Si, por el contrario, lo que se busca es una escapada romántica, la recomendación adecuada es la Casa Nanu, una vivienda labrada en la roca rodeada de colinas y alejada de las calles que recorren los turistas y los habitantes del pueblo.

Un rincón del pueblo de Calcata (Italia).
Un rincón del pueblo de Calcata (Italia).J. Wijnands

No se puede abandonar Calcata sin haber paseado por el Parque Regional del Valle del Treja, un espacio natural que abarca más de mil hectáreas. Los árboles, el río y el camino se fusionan en armonía creando una atmósfera donde el silencio y la calma son los protagonistas. El valle se puede recorrer a pie, a caballo o en bicicleta, dando un paseo ligero o uno más largo de hasta 15 kilómetros.

Calcata también es una población imprescindible para los apasionados de la historia, ya que en el Museo Cívico Arqueológico Virtual de Narce (MAVNA) se encuentran archivados documentos que datan del siglo XIII. Este proyecto virtual que vio la luz en septiembre de 2012 fue creado con la intención de mostrar todo el material encontrado en Narce, un antiguo asentamiento ubicado en los alrededores del municipio, habitado hasta el siglo III antes de Cristo.

El museo busca inculcar en el público, y en especial en las nuevas generaciones, el respeto por la conservación del patrimonio cultural y así desincentivar la plaga de excavaciones clandestinas que se produjeron durante años.

Calcata impresiona a los ojos y al corazón. Las calles llenas de flores que cuelgan de los balcones invitan a quedarse un día, dos, quizá toda la vida. Arte, naturaleza, historia y piedra se entrelazan y consiguen parar el tiempo. Para purificar el alma no hay mejor lugar para esconderse.

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