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La fiebre por el Hyrox, una explosiva combinación de carreras con ejercicios que arrasa

Creado en Alemania en 2017, llegó a España hace cuatro años y no deja de ganar adeptos. Cuenta con competiciones locales y un mundial

Hyrox
Un grupo de participantes en la categoría de parejas mixtas realizan la prueba de Sled Pull: tirar 50 metros, cuatro veces, de un trineo con 103 kilos de peso muerto.Francis Tsang
Margaryta Yakovenko

La pantalla negra marca en números blancos 1:06:27. Él, sudoroso y sin camiseta, la mira y grita: “¡Vamoooos!”, se gira, flexiona los brazos en un ángulo de 90 grados, los bíceps se inflan como globos de cumpleaños, marca una sonrisa y mira a cámara. A su derecha, una cola de seis hombres también sin camiseta, también sudorosos, también musculados, esperan su minuto de gloria. El primero, el siguiente en posar ante la pantalla, aplaude y le anima: “¡Qué tiempazo, tío, tiempazo!”. Una mujer que tiene edad suficiente para ser su madre chilla entre el público detrás de una valla: “¡Ese Charli!”. Charli, al que el fotógrafo ya ha retratado en dos posturas diferentes delante de su tiempo, avanza con pasos lentos hasta una mesa, coge un plátano, lo abre con gestos precisos y se lo come en tres mordiscos. Da un trago de una botellita de agua y el resto se lo echa sobre la cabeza antes de desplomarse sobre una silla plegable.

Podría llamarse Víctor o Fran o José. Podría ser contable o profesor de educación física o neurocirujano. Pero hoy es solo una cosa: un atleta que se siente como un deportista de élite y que acaba de completar en 1:06:27 y en solitario una competición de Hyrox. Ha hecho un buen tiempo, pero el que ha quedado primero ha completado los mismos ejercicios en 57 minutos y 42 segundos. El récord del mundo lo ostenta Alexander Roncevic, un austriaco que en el último mundial de Hyrox, celebrado en Niza, hizo la carrera en 56 minutos y 21 segundos.

Javier Moredo, en su entrenamiento.
Javier Moredo, en su entrenamiento.Francis Tsang
Un hombre, en la prueba de Skierg.
Un hombre, en la prueba de Skierg.Francis Tsang

Si le preguntas a los atletas que lo practican, te dirán que el Hyrox es un deporte. Si le preguntas a los entrenadores, contestarán que es un entrenamiento. Para la organización, Hyrox es una marca que tiene una competición. “Al final el deporte que haces es el fitness de gimnasio”, dice Álvaro del Busto, responsable de marketing de Hyrox España, y añade: “Por ejemplo, CrossFit es una marca que tiene un entrenamiento. Nosotros tenemos una competición”. El mismo lema se repite también en la página web: “Hyrox, la nueva competición de fitness”. Al que se añade otro: “Hyrox, la competición de fitness para todos”. Esa inclusividad es algo que los entrenadores de Hyrox en los gimnasios se esfuerzan por remarcar. “Es un entrenamiento muy accesible, ha roto el canon de que necesitas ser muy deportivo para hacerlo”, explica Javier Taberna (Murcia, 44 años), entrenador de Hyrox y propietario de dos gimnasios en Colmenar Viejo (Madrid). Del Busto añade: “Son ejercicios funcionales que todo el mundo sabe hacer. Empujar, saltar…, cosas que los humanos llevan haciendo mucho tiempo”.

Hyrox vio la luz en 2017 en Alemania, cuando el campeón olímpico de hockey sobre hierba Moritz Fürste, el exdirectivo de Audi Michael Trautmann y el exdirectivo de Ironman Christian Toetzke decidieron crear una competición para toda aquella gente que iba al gimnasio pero no podía competir en ningún deporte concreto. Basándose en el entrenamiento híbrido, crearon un entreno que se parecía al crossfit con ocho kilómetros de carrera o al running con ocho ejercicios funcionales.

En la primera edición de la competición, celebrada ese mismo año en Hamburgo, se apuntaron 650 participantes. En la última, celebrada en España, la de Bilbao de mediados de febrero en la que ha corrido Charli, han competido 8.000 atletas. Cifra que será superada en las ediciones de Valencia, Málaga y Barcelona. “Este año hemos agotado las entradas y hay lista de espera para todos los eventos”, explica Del Busto. Hyrox está presente en 26 países del mundo y en total, en toda la temporada, participan 250.000 deportistas en las competiciones. De ellos, solo 1.500 se clasificarán para la final de Chicago en junio.

Una competidora en la meta.
Una competidora en la meta.Francis Tsang
La carrera.
La carrera.Francis Tsang

A España el Hyrox llegó hace cuatro años de la mano de su CEO, Álvaro Taracena, que también ha exportado la marca a Portugal y México. El primer año de su presencia en España, solo había 20 gimnasios adscritos a la marca. Ahora mismo hay más de 350 que ofertan el entrenamiento Hyrox con la marca Hyrox y las máquinas Hyrox. Para que un gimnasio pueda ofertarlo, debe pagar una anualidad de 1.200 euros y sus entrenadores hacer una formación online impartida por Hyrox España. “Lo que yo me encuentro es con gente que ha escuchado crossfit y viene a Hyrox rechazada por la dureza del crossfit”, cuenta Valerio Rodríguez (Sevilla, 30 años), entrenador de Hyrox en el gimnasio 91 Rivas de Rivas-Vaciamadrid. Según Taberna, también es muy importante el componente social de las clases. “La media de edad de las clases de Hyrox es por encima de 35 años. Atletas de crossfit que se han cansado del crossfit o runners que quieren un entrenamiento más híbrido. O gente que no ha hecho deporte en la vida y al venir aquí ven resultados rápido. Además aquí tienes un coach que te arropa, nadie te mira mal por levantar menos peso y haces amigos con los que tomar algo después del entreno. Es lo que más motiva, formar parte del grupo”, explica el entrenador. En el entrenamiento de gimnasio, de una hora en la que no puede haber más de 15 personas al mismo tiempo, se practican los ejercicios que forman parte de la competición oficial aunque muy pocos van luego a competir. “Para eso sí tienes que estar en forma”, dice Taberna, que ha participado en el Hyrox Madrid de 2023.

Las pruebas que componen una carrera Hyrox como la de Bilbao son muy concretas y siguen siempre el mismo orden. Ocho workouts o ejercicios funcionales, que se alternan con ocho kilómetros de carrera. Todos los ejercicios se hacen con objetos o máquinas de gimnasio y llevan nombres en inglés como Skierg, Sled Push, Sled Pull, Burpees, Rowing, Farmers Carry, Sandbag Lunges o Wall Balls. Las pruebas comienzan con una carrera de un kilómetro y después de hacer cada ejercicio hay que correr otra vuelta de un kilómetro, menos después del último que solo tienes que correr hacia la meta. ¿Quién gana? El que haga el mejor tiempo en su categoría y en su país se clasifica para la final que este año será en Chicago. En la final solo gana el que acaba antes.

Alejandro Rojas-Marcos, en la prueba de rowing o remo en Bilbao.
Alejandro Rojas-Marcos, en la prueba de rowing o remo en Bilbao.Francis Tsang
Wall Balls o tirar un balón de seis kilos 100 veces mientras haces sentadillas.
Wall Balls o tirar un balón de seis kilos 100 veces mientras haces sentadillas. Francis Tsang

Las competiciones de Hyrox como la de Bilbao son el último punto de un recorrido que comienza en los gimnasios de barrio. Javier Moredo (Ourense, 54 años) es director de producción del grupo San José Industrial y entrena cinco veces por semana en el gimnasio de Taberna. Acaba la clase con gotas de sudor resbalando por su cara y la camiseta completamente empapada. Ha entrenado duro porque planea ir a Bilbao en la categoría de dobles con su hijo. “Tienes que nacer con el espíritu de sufrimiento, pero si te gusta el sufrimiento, este es tu deporte”, dice tras la clase. Su compañera de gimnasio Carmen Agudo (Madrid, 56 años) es diseñadora y entrena cada día desde hace más de un año, aunque aún no se plantea competir. “Yo estaba en casa muy estresada, perdida, llevaba 10 años sin hacer deporte porque lo dejé cuando tuve cinco hijos y gracias a esto he podido recuperar la rutina”, explica y confiesa: “Necesito venir aquí cada día porque lo necesito mentalmente. Eliminar, eliminar, eliminar toda la mierda mental, las noticias. Después, duermo 12 horas seguidas y no me levanto hasta el mediodía, como Lolita”.

Diversos estudios científicos confirman lo que los clientes de gimnasio ya saben: hacer deporte hace que nos sintamos bien. De hecho, la actividad física produce un chute de endorfinas que se ha demostrado que puede aliviar los síntomas de depresión y ansiedad y hacernos sentir más felices, más relajados y con un mejor concepto de nosotros mismos por haber superado una actividad dura. El cerebro tiene la tendencia de recompensarte tras un gran esfuerzo. Y, con el tiempo, no puedes vivir sin esa recompensa.

Prueba femenina de Sandbag Lunges.
Prueba femenina de Sandbag Lunges.Francis Tsang
Una sobrecarga después de los Farmers Carry.
Una sobrecarga después de los Farmers Carry. Francis Tsang

Los eventos de las competiciones se planean como una gran fiesta del deporte y la vida sana. Aunque los gimnasios obligan a sus deportistas a hacer la parte de la carrera en la calle, la competición se realiza por completo en un espacio cubierto. Así se planea un recorrido con grandes arcos inflables que dan la bienvenida a cada una de las pruebas, suelo negro con flechas, moquetas bajo las que se esconden los sensores que monitorizan a los competidores (todos llevan un chip en el tobillo) y sirven para penalizarlos si hacen trampas, luces fluorescentes y música tecno a todo volumen que ahoga los gemidos, gritos y jadeos. Se puede competir en cuatro modalidades distintas: en solitario, en pareja, en pareja mixta o en relevos de cuatro. Cada categoría tiene apartado femenino y masculino. No se hacen pruebas de dopaje en las clasificatorias, solo en la final.

Edgar Lorenzo (32 años) y Arnau Guerrero (22 años) han acabado el Hyrox de Bilbao en la modalidad pareja en un tiempo de una hora y un minuto. Tras bajarse del escenario, Lorenzo admite: “Me quitas el deporte y me quitas mi vida. Si me dan a elegir entre cortarme un brazo o una pierna, prefiero que me corten el brazo. La pierna la necesito para correr”, dice. Yaru Mujica (27 años) y Adriana Centeno (26 años) también han competido en Bilbao en la modalidad de pareja femenina. “Yo no veo hacer Hyrox como algo estético, sino que quiero estar fuerte. Quiero sentirme poderosa, levantar 100 kilos de peso muerto y sentirme increíble”, cuenta Mujica, que se apuntó al gimnasio porque quería perder peso después de haber pasado por una depresión. Ahora, tras terminar la carrera de Bilbao se siente tan poderosa que ya ha decidido que el año próximo la correrá sola y está estudiando acondicionamiento físico para dejar su trabajo en Amazon y ser entrenadora.

Ana Noya entrena en un gimnasio de Madrid antes de competir en Bilbao en pareja femenina.
Ana Noya entrena en un gimnasio de Madrid antes de competir en Bilbao en pareja femenina.Francis Tsang
La mano de Edgar Lorenzo.
La mano de Edgar Lorenzo.Francis Tsang

“Es muy bonito ser el más viejo de la competición porque no hay nada mejor que mandar sobre uno mismo en la vejez”, sostiene Alejandro Rojas-Marcos (84 años). Rojas-Marcos, que en otra vida fue alcalde de Sevilla y diputado de las Cortes, ahora se dedica a competir en Hyrox con su compañero Julio Paneque (57 años). Es el único que compite en su categoría de mayores de 69 años y se ha clasificado para el mundial de Chicago por España. “No tiene mucho mérito porque no compito contra nadie”, dice él, aunque en la competición es siempre el favorito: de entre los cuerpos de hombres musculosos sin camiseta y mujeres igual de musculosas en top, su pelo blanco rizado y su cinta le hacen ver como una rara avis en la gran fiesta del Hyrox.

Charli ya se ha ido de la zona de descanso, pero el resto de los atletas sin deporte reconocido no dejan de llegar al escenario. Después de mirar su tiempo en la pantalla, acaban desplomados sobre la moqueta negra. Yacentes, tres, cuatro, ocho cuerpos a la vez. Es como el campo de Borodinó tras la batalla, pero con música tecno a todo volumen y olor a red bull. Uno de los corredores ha terminado vomitando. Otro ha decidido pedirle matrimonio a su novia encima del escenario. Ella ha dicho sí. Mientras, un corredor intenta bajar la escalera pero los calambres de las piernas tras el esfuerzo le hacen andar como un muñeco articulado. Algunos, para que no les pase, llevan sobres de electrolitos metidos en los calcetines. “Ojalá se pueda hacer una federación de esto y llegar a deporte olímpico, aunque ya no será con el nombre de la marca”, dice Del Busto. Por el momento, con el patrocinio de Red Bull y de Puma, unas entradas a más de 100 euros por competidor y 15 euros por espectador (a Bilbao acudieron 4.000 personas) y eventos en todo el mundo, Hyrox seguirá siendo un buen negocio. Y también, la competición de todos aquellos que simplemente van al gimnasio.

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Sobre la firma

Margaryta Yakovenko
Periodista y escritora, antes de llegar a EL PAÍS fue editora en la revista PlayGround y redactora en El Periódico de Cataluña y La Opinión. Estudió periodismo en la Universidad de Murcia y realizó el máster de Periodismo Político Internacional de la Universitat Pompeu Fabra. Es autora de la novela 'Desencajada' y varios relatos.
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