El PSOE alardea de unidad y la gestión de sus gobiernos en el arranque del 40º Congreso
Pedro Sánchez reivindica a la socialdemocracia en el inicio del cónclave socialista, en el que los ministros y barones destacan la gestión de sus Ejecutivos
El PSOE no quiso esperar al inicio formal, este sábado, del 40º Congreso Federal para alardear de sus dos grandes carencias en 2017: la unidad y La Moncloa. La otra gran bandera fue la reivindicación de la socialdemocracia tras años de zozobra. Los socialistas convirtieron su gran cita en un hito de la gestión de la crisis múltiple causada por la pandemia realizada por todos sus Ejecutivos, desde el Gobierno de España a las nueve comunidades autónomas donde gobiernan. Por no hablar de su músculo municipal con las alcaldías de Sevilla y otra veintena de capitales. “Vivimos una marea socialdemócrata por haber dado una salida totalmente distinta a crisis como la de la covid con Estados fuertes y robustos. Es decir, con una apuesta por el Estado del Bienestar”, sentenció Pedro Sánchez.
La primera prueba de que no se trataba de un congreso al uso era la imagen de los corrillos de ministros y barones tomando cañas y compartiendo confidencias. Una estampa que, según la decena de altos cargos consultados entre presidentes autonómicos, responsables del Gobierno y cuadros medios del partido, jamás habían vivido en anteriores cónclaves. Ni siquiera el recorte de casi tres puntos del PP al PSOE en el último CIS empañó el estado de ánimo efervescente con que el PSOE afronta la segunda mitad de la legislatura. “Hace cuatro años nos auguraban el sorpasso [de Unidas Podemos] y la pasokización del PSOE —el riesgo que en un momento dado parecieron correr los socialistas tras la irrupción de Podemos, similar al que sufrió el partido socialista griego Pasok tras la llegada de Syriza—. A este congreso llegamos unidos y lo saldremos más y además lo haremos en el Gobierno”, resumía Óscar López. “Si entonces eran legión los que teorizaban sobre el fin de la socialdemocracia, ahora vuelve a ser la ideología hegemónica”, añadía el jefe de gabinete del presidente del Gobierno en conversación con EL PAÍS.
Ferraz ha dedicado meses a la organización de los tres días de fastos en la Fira de Valencia con que los socialistas culminarán la reconciliación del traumático proceso de primarias de 2017 que abrió en canal al partido en un momento de máxima debilidad, encimados por Pablo Iglesias y sin ningún poder institucional salvo el de las baronías. La remodelación del Gobierno a mediados de julio, en la que Sánchez integró como ministras a las exsusanistas Isabel Rodríguez (portavoz y Política Territorial) y Pilar Alegría (Educación) sanó buena parte de las heridas que permanecían abiertas. La consecuencia es que este viernes, en la hora previa al Consejo de Política Federal que ha reunido a los líderes territoriales del PSOE con sus colegas del Consejo de Ministros, no había corrientes ni sectores. La mezcla de unos y otros se produjo sin distinciones. El apoyo a Sánchez, Susana Díaz o Patxi López en 2017 pertenecía a un pasado muy remoto. “Nunca hemos estado en guerra los socialistas. Ha habido debates a veces intensos, arduos, ha habido épocas convulsas, pero los socialistas siempre estamos al servicio de España. Alcaldes, presidentes autonómicos y ahora también desde el Gobierno de España”, aseveró la vicesecretaria general, Adriana Lastra. “No es que sea un congreso inédito, cada congreso tiene su momento. Este es el de la unidad, pero no solo del partido, sino con los ciudadanos. Los socialistas hemos entendido la lección que los ciudadanos nos dieron en la crisis: todos juntos salimos mejor de la crisis”, destacó el secretario de Organización, Santos Cerdán.
La presencia de Anne Hidalgo ha servido para ahondar en esa idea del papel protagonista que el PSOE desempeña desde su regreso a La Moncloa en 2018. “Esta familia política me da mucha energía y tiene un sueño de democracia, solidaridad e igualdad. Pedro es ahora mismo un ejemplo para muchas mujeres y hombres que en Europa comparten con nosotros este sueño y estos valores socialdemócratas”, expresó la alcaldesa de París y candidata de los socialistas franceses a la presidencia de la República. Hidalgo incluso apeló a esa condición que el socialismo se arroga de ser la izquierda de gobierno: “Tenemos que decirles a los ciudadanos europeos que estamos cumpliendo. Nosotros somos la izquierda de los valores que quiere actuar, que no quiere quedarse solo en protestas e indignaciones”.
La falta de tensión es la tónica hasta en la confección de la ejecutiva federal. Un órgano de poder en el que las diferentes federaciones siempre quieren tener representación. Las negociaciones para resolver su composición suelen ser tormentosas incluso en los congresos más tranquilos. En esta ocasión, y desvelado ya el misterio de cuál será el núcleo de Sánchez, el partido aguarda con calma a conocer el resto de la dirección. Las pocas pistas que han trascendido es que será una dirección con mayor representación de las mujeres, municipalista, diversa y que completará el relevo generacional que se inició en julio con los cambios en el Ejecutivo.
La previsión es que el debate de enmiendas que afectan a cuestiones muy sensibles como la monarquía -la militancia reclama desde una mayor transparencia de la Casa Real a una comisión de investigación al rey emérito en el Congreso- no siembre de nubarrones la cita. “Congreso tras congreso el PSOE defiende la Constitución”, subrayó la número dos del partido sobre la petición de implantar la República de sectores como Juventudes o Izquierda Socialista. “Este partido respeta el pacto constitucional de 1978 del que fuimos garantes y lo somos cada día”, zanjó Lastra. Avanzar hacia la abolición de la prostitución asoma como uno de los grandes compromisos del congreso, como proponen federaciones como la valenciana. “Es una medida que la dirección del partido comparte. Su abolición no consiste en meter un artículo en una ley sino de dar [también] recursos a las víctimas, de todo eso estamos hablando para acabar con la esclavitud del siglo XXI”, señaló la vicesecretaria socialista.
A la espera de los actos de la tarde, en los que se han abordado desde la transición ecológica al reto demográfico, el cese de Iván Redondo como jefe de gabinete era otro factor que en los corrillos se celebraba como una liberación. Otra contribución a la concordia. Pero todavía faltaba un abrazo para evitar un cierre en falso. Ese momento llegará este sábado, cuando Felipe González, que en el último lustro ha mantenido sonadas diferencias con Sánchez, desde la relación con Pablo Iglesias a los indultos, compartirá cartel con el otro expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. “Felipe González siempre ha dicho que sobre todo es militante del PSOE. Es una de las personas que encumbró al partido a lo mas alto. Gracias a Felipe, muchos de los que hoy formamos parte del PSOE estamos aquí. Es normal que se debate y discrepe, todos nosotros estamos muy orgullosos de su legado y de que forme parte de este congreso”, incidió Lastra.
Tampoco faltará Joaquín Almunia, el otro secretario general del PSOE con vida desde la restauración de la democracia. Una imagen, sinónimo de paz, que no se producía desde el congreso extraordinario de 2014 en el que Sánchez se erigió como el primer secretario general elegido por la militancia. Pero eso será mañana. “Esta primavera que estamos viviendo en otoño, este renacimiento, es algo que queríamos vislumbrar. Lo haremos en un congreso de unidad, de mirar adelante. Ahora lo que queremos es la consolidación de la socialdemocracia”, ha remarcado el anfitrión, Ximo Puig. Uno de los mejores ejemplos de la placidez en el PSOE es que el presidente de la Comunidad Valenciana se quedó fuera del millar de delegados del congreso de 2017.
El momento más emotivo de la jornada fue el reconocimiento que Carmen Calvo recibió en una charla sobre feminismo en la que participó como secretaria de Igualdad de la ejecutiva federal saliente. “Es una mujer grande que lo deja todo por el partido, que cuando el partido le encarga una responsabilidad la asume y cuando le encarga otra la deja con elegancia”, le dedicó el presidente de Asturias, Adrián Barbón. La exvicepresidenta primera se emocionó mientras recibía una salva de aplausos.
“En este congreso hay que hablar de abolir la prostitución”, incidió Calvo. El PSOE ya se declaraba abolicionista en el congreso anterior. El compromiso que se añadió en las resoluciones fue el de dar “los pasos necesarios para la aprobación de una normativa que regule el abolicionismo centrando la responsabilidad en los empresarios, usuarios o consumidores de prostitución. Así mismo, desarrollaremos las medidas necesarias de apoyo integral a las mujeres en situación de prostitución”. En la ponencia para este congreso el PSOE se compromete “con la consecución de la abolición de la trata de seres humanos, y muestra de ello es el impulso de una ley contra la trata y en particular con fines de explotación sexual impulsada por el Gobierno”. En este sentido, proponen “considerar la trata como un motivo justificado para solicitar asilo en nuestro país”, tal y como sucede con la persecución por motivos de género, orientación sexual o violencia de género.
En su programa para las elecciones generales de 2019 los socialistas llevaban el compromiso de aprobar “en la legislación medidas encaminadas a la abolición de la prostitución”. La forma de hacerlo era introduciendo una figura jurídica “que permita sancionar penalmente a quienes contribuyeran o se beneficiaran de la prostitución ajena” y sancionando la demanda y compra de prostitución.
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