Juan Ramón Amores (PSOE), primer senador con ELA: “Que no se se me juzgue por mi enfermedad, sino por defender una sociedad más justa”

Juan Ramón Amores (Albacete, 1977) ha vuelto a superarse a sí mismo en la lucha que mantiene desde hace ocho años contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que no tiene cura y con una esperanza de vida media de tres años. El alcalde de La Roda (15.500 habitantes), el mismo que el 28-M revalidó, para sorpresa del PP y Vox, la mayoría absoluta en una localidad donde tradicionalmente había gobernado la derecha, será el primer senador con ELA de la historia de España. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, le propondrá a la Cámara Alta por designación autonómica en una votación que el PSOE tiene ganada tras reeditar la mayoría absoluta en la región. “Mi nombramiento como senador supone demostrar que la incapacidad que provoca una enfermedad no es un límite para seguir cumpliendo con tus sueños y con la labor de servicio público”, reivindica Amores en conversación con EL PAÍS.

Desde que este diario contó su elección por primera vez como regidor en las elecciones de 2019, Amores ha perdido movilidad -va en silla de ruedas y es dependiente- y, respecto a otro reportaje el año pasado, le cuesta más hablar. Pero lo que el futuro senador socialista no ha perdido es su “optimismo y vitalidad” pese al avance inmisericorde de una enfermedad que 4.000 personas sufren en España. “Siempre he perseguido que la gente no me mire por la ELA, sino que me juzgue porque he dado lo mejor de mí mismo para defender una sociedad más justa”, explica en conversación telefónica.

García-Page se desplazó el lunes por la tarde a La Roda para proponer al alcalde que se hizo grande contra la ELA y que no sabe de rendición si quería representar a Castilla-La Mancha en el Senado. “Quiero que seas senador autonómico, le hacía mucha ilusión. ¡Lo mismo que a mí! Es un orgullo increíble, algo que nunca hubiera podido imaginar. Mi elección tiene varios significados: que hay que mirar al futuro con optimismo y que mi esfuerzo es una señal de garantía. Si nos tienen que juzgar, que sea por nuestro esfuerzo”, cuenta Amores. El presidente castellano-manchego le define como “un hombre al que admirar en todos los aspectos, un luchador, un superviviente de la ELA, un incansable en la política y en la vida, en lo laboral y en lo personal”.

El impacto de la candidatura de Amores al Senado trasciende a la arena política. La Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica ha celebrado el futuro nombramiento de Amores: el próximo lunes se presentan las candidaturas en las Cortes de Castilla-La Mancha y se votarán en el siguiente pleno. “Contentos por esta visibilidad y deseando que Juan Ramón Amores sea testigo de cómo en la siguiente legislatura se aprueba por fin la ley ELA tras 49 prórrogas”, ha recibido su elección en redes sociales.

La apuesta por el regidor de La Roda se produce sin que hayan transcurrido dos meses de la hecatombe electoral de la izquierda en las elecciones autonómicas y municipales. De un plumazo, el PSOE perdió casi todo su poder institucional en los territorios, pasando de presidir nueve autonomías a tres, además de docenas de ayuntamientos. Amores, al igual que García-Page, se erigió esa noche en una excepción. El regidor no solo resistió ante el tsunami del PP y Vox; mejoró sus resultados de cuatro años antes. Amores igualó los diez concejales —uno por encima de la mayoría absoluta— pero con más votos: subió de 4.244 a 4.535. Del 49,65% de los votos al 53,93%. El PP, en cambio, perdió un edil y se quedó en seis con 2.971 votos, 300 menos que en 2019. “El pueblo habló, esperaba incluso más votos, pero la situación nacional se notó, como se vio con tantos buenos alcaldes a los que el 28-M castigó cuando no se lo esperaban ni se lo merecían”, asiente Amores, que de su gestión destaca la reducción en un 25% de la deuda municipal o el portal de transparencia en la web del Ayuntamiento. Su siguiente reto será compaginar el bastón de regidor con su nueva responsabilidad como senador en las Cortes Generales. “Mi misión, como siempre, será demostrar que las personas con discapacidad somos capaces de hacer las mismas cosas que los demás”, se despide.