La rotunda y cuestionable frase de Feijóo: “Tengo a mi alcance ser presidente del Gobierno, pero no alcanzo a pagar el precio”
Una hipotética cesión del líder popular ante Junts habría provocado el voto en contra de Vox a su investidura, y habría quedado lejos de la mayoría. Tampoco podía sumar con el PNV si quería los síes ultras
Después de repetir hasta la saciedad el argumento de que Alberto Núñez Feijóo debe gobernar por ser su lista la más votada del 23-J —pese a que la Constitución establece un sistema de mayoría parlamentaria para ser investido presidente—, el Partido Popular carga contra el PSOE con un nuevo razonamiento. Y también inexacto. “Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno. Pero no acepto pagar el precio que me piden para serlo. La honestidad con uno mismo y la responsabilidad con los demás son un valor, aunque haya quien los subestime. Tome nota, señor Sánchez”, ha afirmado Feijóo este martes, en el atril del hemiciclo, durante su discurso como candidato a la investidura. Una tesis que ya esbozó el lunes Cuca Gamarra en rueda de prensa en la sede del partido. “Mañana Feijóo será el primer candidato a la investidura que, pudiendo obtener los votos para ser presidente, renuncia a conseguirlos”, se adelantó la portavoz del PP. Pero las matemáticas parlamentarias desmienten tanto a Feijóo como a Gamarra: ninguna ecuación daría la mayoría al líder popular aunque cediese a las condiciones de los nacionalistas, pues los votos a favor de Junts o del PNV habrían hecho imposible la suma con Vox.
Ese “precio” al que se ha referido este martes Feijóo alude a una posible amnistía a los encausados del procés independentista catalán, contra la que 40.000 personas se manifestaron el domingo en Madrid tras la llamada del PP. Con siete escaños, Junts tiene en su mano decantar la balanza del lado del bloque encabezado por el líder popular o por el del PSOE, Pedro Sánchez. O bien, de forzar la repetición electoral. Ambos candidatos necesitarían a priori cuatro de esos siete síes, al sumar 172 asientos respectivamente a falta de que Junts decida. El día 5, el líder de la formación independentista y expresidente catalán fugado en Bélgica, Carles Puigdemont, fijó las condiciones que su partido exigía para empezar a negociar la investidura con el candidato popular o el socialista. Durante una conferencia en Bruselas, el expresident planteó como primera cláusula que el Estado reconociera la “legitimidad” del independentismo como opción política. La segunda exigencia se refería a un abandono de la vía judicial, que tendría que ser “permanente”, y que concretó como una ley de amnistía de “amplio espectro”. No reclamó entonces un referéndum de independencia, aunque sí abogó por un “acuerdo histórico” que reconozca “el derecho a la autodeterminación”.
En caso de que Feijóo hubiera transigido en “pagar” las demandas de Puigdemont —o incluso iniciar una negociación de mínimos—, la reacción de Vox habría sido votar en contra de la investidura del candidato popular, salvo un giro radical en el camino marcado por la formación de Santiago Abascal, pues los principios programáticos de Vox se asientan en una oposición frontal a cualquier abdicación ante las fuerzas independentistas. De hecho, durante el mes de agosto, Vox criticó con dureza las palabras de dirigentes populares como el coordinador general, Elías Bendodo, quien admitió simplemente que el PP tenía “la capacidad de hablar con todos” los partidos, incluso con Junts. “Vox no estará en ninguna ecuación en la que estén los independentistas”, respondió entonces Ignacio Garriga, secretario general de los ultras. En este supuesto, de haber claudicado ante Junts, Feijóo habría sumado a sus 137 escaños como mucho los 7 de Junts, el de UPN y el de Coalición Canaria. El total hubiera sido de 146, insuficiente para alzarse con la mayoría. Ni siquiera añadiendo los 5 de PNV (que podría en este caso votar a favor una vez que Vox estuviera fuera). La mayoría simple está en 176, y se quedaría en 151.
Tampoco había opción de erigirse como presidente del Gobierno si Feijóo hubiese atendido las demandas del PNV, cuyas peticiones giran en torno a un mayor nivel de autogobierno para el País Vasco. El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, se reunió con la portavoz del PP, Cuca Gamarra, la semana pasada. Pero el encuentro obedeció a mera cortesía parlamentaria. “Lo que manifestamos desde un principio es que no íbamos a participar en una conjunción parlamentaria que precisa los votos de Vox. No solo es que la investidura los precise, es que es evidente que se necesitaría a la hora de elaborar un programa [de Gobierno] ese concurso”, reiteró Esteban tras la reunión. La necesidad imperiosa de añadir los 33 escaños de Vox a sus 137, otra vez, evidencia la imposibilidad de Feijóo de lograr la confianza de la Cámara baja por mayoría al impedir un entendimiento con otras fuerzas del hemiciclo, pese a las palabras pronunciadas por el líder popular este martes desde el atril.
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