Condenados tres ‘narcolegionarios’ por introducir hachís en la Península con blindados
Uno de los militares, a los que han impuesto penas de cuatro a ocho años de cárcel, confesó en la Audiencia Nacional: “Yo recogí ese hachís de un garaje y, minutos antes de embarcar, lo introduje en esos dos blindados”
La Audiencia Nacional ha condenado a tres militares por utilizar vehículos acorazados del Ejército para introducir droga en la Península. El tribunal ha considerado probado que estos tres narcolegionarios (el cabo Samir Ahmed Al Lal, al que impone una pena de ocho años y dos días de prisión; y los soldados Daniel Sánchez y Francisco Javier Padiel, para los que decreta cuatro años y un día de cárcel) se organizaron para ocultar paquetes de hachís dentro de varios BMR [acrónimo de Blindado Medio sobre Ruedas], que se trasladaron en febrero de 2014 desde una base de Melilla hasta un acuartelamiento de Viator (Almería). “Yo recogí ese hachís de un garaje de Melilla y, minutos antes de embarcar, yo lo introduje en esos dos BMR”, confesó uno de ellos durante el juicio.
La sentencia describe cómo los tres militares desempeñaron distintos papeles en la trama. El más importante se le atribuye a Al Lal, cabo primero del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión, que había tejido una relación con miembros de una red de narcotráfico, según la resolución. Su figura ya resultó clave para el fiscal Francisco Javier Moltó, que lo considera un enlace con los otros dos soldados procesados. De hecho, la Audiencia implica a Al Lal en dos operaciones de envío de drogas. Según los magistrados, el cabo se encargó de introducir una primera partida de hachís (62 kilos repartidos en 122 paquetes) en la base militar de Melilla, con la idea de colocarla dentro de un BMR que iba a embarcar hacia la Península. Sin embargo, el 17 de febrero de 2014, el Servicio Cinológico militar detectó este estupefaciente en el interior del vehículo blindado. El valor de dicha droga incautada ascendía a más de 90.000 euros, según los jueces.
Pese al revés, Al Lal y sus compinches no desistieron. “Mantenían la esperanza en otra partida de hachís alojada en otros dos vehículos militares”, explica el fallo del tribunal, fechado el pasado 30 de enero y al que tuvo acceso EL PAÍS. La sentencia indica que, “siguiendo la misma fórmula”, habían preparado el envío de más mercancía: casi 20 kilos de hachís (repartidos en 170 paquetes), que habían ocultado en otros dos BMR que llegaron a desembarcar en Almería. Para conseguirlo, según se declara probado, la trama echó mano del soldado Daniel Sánchez, quien admitió durante la vista oral que había introducido la droga dentro de los blindados. El tercer implicado, Francisco Javier Padiel, destinado en el acuartelamiento de Viator, debía extraerlo después del recinto militar. Pero sus intenciones se frustraron, ya que los investigadores interceptaron este segundo envío de hachís el 20 de febrero de 2014. Esta segunda remesa de estupefaciente valía cerca de 40.000 euros, según consta en la resolución judicial.
Además de castigar a estos tres militares, la Audiencia Nacional ha condenado a otras seis personas por su implicación en la red de narcotráfico. Entre ellos, a Mohamed Chemlal, Haimito, calificado por el ministerio público como uno de los “jefes” que “organizaba” diferentes traslados de droga. La investigación también detectó el envío de unos 162 kilos de hachís remitidos por mensajería a Canarias; y otros 16 kilos que iban ocultos en un turismo que el 3 de septiembre de 2013 se disponía a embarcar en el buque Sorolla para emprender camino desde Melilla a Almería. El tribunal ha absuelto al guardia civil Alaud Din Ali, que estaba destinado en labores de seguridad del puerto de Melilla y al que se vinculó con la trama por supuestamente facilitarle información. Él lo negó durante su declaración en el juicio.
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