La reorganización de la Sanidad en mitad de la crisis desata un pulso entre PP y Cs
La viceconsejería asumida por Antonio Zapatero a elección de Ayuso, pone en juego el control de la dirección general de salud pública que hasta ahora dependía de cargos elegidos por Aguado
La reorganización de la Consejería de Sanidad en medio de la pandemia del coronavirus ha desatado una lucha por el poder y la gestión de los presupuestos en el gobierno de coalición que han formado PP y Cs. La creación de una nueva viceconsejería, asumida por Antonio Zapatero por elección de Isabel Diaz Ayuso, pone en juego el control de la dirección general de salud pública, y de la futura reforma del sistema de residencias, que hasta ahora dependían de cargos elegidos por Ignacio Aguado. Además, la llegada del exdirector del hospital del Ifema diluye el mando único que tenía hasta ahora el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz-Escudero.
Martes 19 de mayo. Díaz Ayuso se reúne con representantes del sector sanitario. Le acompaña Ruiz-Escudero. No está Zapatero. Esa ausencia no pasa desapercibida para nadie. En plena pandemia, y con la Comunidad sin haber logrado pasar a la fase 1 del desconfinamiento, cada movimiento se mira con lupa. ¿La razón? La llegada de Zapatero ha provocado un efecto dominó que afecta a los equilibrios de poder que acordaron PP y Cs cuando alcanzaron un acuerdo para formar el primer Gobierno de coalición de la historia de la región.
El nuevo viceconsejero, elegido por Díaz Ayuso (PP), tiene bajo su competencia la dirección general de Salud Pública y las residencias de mayores, según comunicó oficialmente el Ejecutivo regional el 13 de mayo. Esa primera responsabilidad dependía hasta ahora del viceconsejero de Humanización Sanitaria, José María Antón, propuesto por Cs. Y la segunda estaba en manos del consejero Alberto Reyero, también propuesto por Cs.
El rediseño al que obligaría ese reparto de competencias, si se concreta, no se traduce solo en un nuevo equilibrio de responsabilidades. Afectaría directamente al presupuesto del que disponen los dos partidos para dejar su sello en las políticas de la Comunidad, y a su capacidad para gestionar contrataciones y equipos. Y casi equipararía el peso específico de Zapatero, responsable de coordinar el plan de lucha contra la covid-19, con el del consejero Ruiz-Escudero, cuyo puesto al frente del mando único diseñado para gestionar la crisis ha quedado diluido con la llegada del nuevo fichaje.
El rediseño al que obliga el reparto de competencias afectaría directamente al presupuesto del que disponen los dos partidos para dejar su sello en las políticas de la Comunidad
“La reordenación y medicalización de las residencias exigirá cambios”, reconoció una fuente que cuenta con la confianza de la presidenta regional. “Lo que no se puede es pedir que Sanidad se ocupe de eso y mantener el presupuesto en una consejería sin competencias (por Políticas Sociales)”, añadió sobre un cambio que reforzaría el área de influencia del PP en detrimento de la de Cs.
“La reformulación de la consejería de Sanidad todavía sigue abierta”, puntualizó ayer Ignacio Aguado, vicepresidente regional y líder de Cs, negando que haya aún decisiones cerradas. “Lo que se hizo la semana pasada fue adecuar una parte de la consejería a la realidad que nos demanda la situación, la epidemia y los ciudadanos”, argumentó. “Lo que busca la nueva viceconsejería es dotar a la consejería de un mejor y mayor armazón para poder salir con garantías de esta epidemia, pero todavía no se ha terminado la remodelación”, razonó. “Y en ese cierre definitivo de la nueva estructura no solo se tendrán que tener en cuenta las nuevas responsabilidades del nuevo viceconsejero, sino también del resto de viceconsejeros, entre los cuales se incluye José María Antón, que como se sabe fue propuesto por Ciudadanos”.
Los tiras y aflojas, negociados en medio de una crisis sanitaria sin precedentes, no se están resolviendo de manera sencilla, y reflejan las dificultades que están teniendo para convivir los dos socios gubernamentales. Han pasado dos semanas desde que se anunció el fichaje de Zapatero, y sigue sin aclararse la reorganización de Sanidad, aunque sí ha habido cambios de calado.
Así, Elena Andradas fue nombrada la semana pasada como nueva directora de sanidad pública, y ya ha firmado el informe de petición de pase a la fase 1 que se negó a rubricar su predecesora, Yolanda Fuentes, dimitida por su rechazo a la solicitud. Carlos Mur de Víu, director general de coordinación sociosanitaria, ha sido destituido, y reemplazado por Francisco Javier Martínez. Y el papel de Antonio Burgueño como coordinador del esfuerzo contra la crisis, luego reducido a un mero asesor externo, ha quedado finalmente diluido.
Han pasado casi tres meses desde que la Comunidad de Madrid detectó su primer positivo por coronavirus. Desde entonces, PP y Cs han chocado múltiples veces por la gestión de la crisis: la gestión de las residencias, con casi 6.000 muertos; la conveniencia de las salidas de niños en el estado de alarma; mantener o bajar los impuestos; negociar o no unos presupuestos de reconstrucción con el PSOE… y ahora, cómo afrontar la reestructuración de la consejería de Sanidad, el área más sensible en la lucha contra el coronavirus.
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