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La ‘Champions del puzle’, un rompecabezas para personas de 75 países en Valladolid

El campeonato mundial atrae esta semana a miles de participantes profesionales y aficionados en una afición creciente

Campeonato del mundo de puzzles en Valladolid
Una pareja de mujeres compite en el campeonato mundial de puzles en Valladolid. Foto compartida por redes sociales.Turismo Valladolid
Juan Navarro

Harían falta muchas carretillas para almacenar las miles de piezas de puzle que se van a armar durante el campeonato mundial albergado en Valladolid. El certamen ha atraído a 3.000 contendientes de 75 países, unidos por algo más que una afición a un rompecabezas de beneficios mentales probados: hace falta mucha concentración, agilidad visual y conexión ojo-mano para destacar las piezas. Los profanos solo ven masas monocolores ingentes; los profesionales captan matices en cielos, suelos, cuadros, personajes y escenarios. La cita celebra, del 18 al 22 de septiembre, su cuarta edición en Valladolid con éxito de participación y público, y con una afición creciente que asistirá a duelos individuales, grupales y en parejas. Algo más que un pasatiempo con un campeón mundial, el leonés Alejandro Clemente, desafiado por hombres y mujeres de todo el mundo.

El revuelo generado enorgullece al organizador, Alfonso Álvarez, presidente de la Federación mundial de puzles y rompecabezas. “Duplicamos casi de un año a otro, me sigue pareciendo poco para las millones de personas que hacen puzles en el mundo y miles en España”, ensalza el palentino, satisfecho con el músculo creciente de este entretenimiento. Durante la pandemia, muchos encontraron en este juego de mesa, desaparecido de las tiendas de juguetes, la manera de no ahogarse entre cuatro paredes: “Los comercios se quedaron sin existencias”. El torneo consiste en varios retos para los inscritos. El individual, una carrera contra reloj con hora y media como máximo para completar uno de 500 piezas; en parejas, lo mismo; en grupo, máximo cuatro personas para montar tres puzles de 1.000 piezas en tres horas. Álvarez rememora esos tiempos infantiles donde, con más o menos tino y con no siempre amplia paciencia, los niños encaran esa marabunta de piezas no tan idénticas como creen. “Ahora a los jóvenes es difícil quitarles el móvil y darles un juego clásico”, comenta, y quita el tópico de “raritos” para los aficionados a este juego de mesa, concebido inicialmente para enseñar geografía y ahora bien valorado tanto en lo educativo como en lo sanitario, pues ayuda a prevenir enfermedades como el alzhéimer. El organizador contempla que este sea el último año del campeonato en Valladolid, ante el interés creciente de otras federaciones, ahora 30, cuando hace poco no había ninguna.

La concejala de Turismo, Blanca Jiménez (PP), aplaude que “no hay un lugar así en ninguna parte del mundo”. “Somos un referente como destino singular en eventos y grandes certámenes”, asegura. La edil valora estancias de una semana de personas procedentes de Australia, Japón o Canadá, pingües ingresos para Valladolid en unas semanas de menos bullicio tras el verano: “Compiten, comunican y hablan de la ciudad. Estamos encantados también con el alto retorno económico”. Esos extranjeros, así como una buena comitiva nacional, tratarán de arrebatarle el cetro al maestro mundial, Alejandro Clemente, de 28 años, erigido campeón en el último campeonato. Este joven leonés tiene fichado el programa y asume la rivalidad con grandes jugadoras como las españolas Gisela Arranz o Laura Aizpurua, mientras que internacionalmente teme a la noruega Kristine Thuv, segunda en 2022 a siete minutos de distancia y separada solo por 30 segundos en 2023. “No es algo que diga mucho, lo cuento en mi círculo más cercano, pero cuando alguien de fuera se entera se sorprende, se quedan flipados. Les sorprende que existan esos concursos y a veces hay prejuicio de que en estas cosas no ganen los asiáticos”, afirma Clemente, doctor en Ingeniería Industrial e investigador y docente en la Universidad Politécnica de Cataluña. Este mundillo, al que se dedica desde chaval, pero en concursos desde 2019, le aporta “entretenimiento, mejorar en agudeza visual, memoria y relajación como actividad calmada para desconectar”. El especialista recomienda lanzarse con puzles de imágenes agradables o que gusten, como fotos familiares o paisajes “como motivación” para no enloquecer o frustrarse a la primera. Su mayor triunfo ha sido resolver uno de 1.200 piezas con la imagen de unos caballos: un tercio era cielo, otro tercio los equinos y el resto suelo de paja. Para los novatos, masas azules, grisáceas, marrones y cobrizas; para él, matices que encajar con paciencia de orfebre.

A Valladolid han llegado equipos como el holandés, integrado por la jugadora Daniela Berendsen. “Es la primera vez que aparecemos como equipo oficial, tenemos a personas muy experimentadas y como equipo somos bastante fuertes”, reivindica la participante, con ganas de “darle la pelea a Alejandro Clemente”. “Nos gustan los rompecabezas porque están comprobados sus efectos para la salud, reducir el alzhéimer o como actividad. Se puede hacer en familia, en la mesa y alejarse de las pantallas. Hacerlo a velocidad cambia la dinámica, es como nadar, te gusta en piscina o mar abierto”, aprecia Berendsen, encantada del crisol internacional concitado en España bajo la misma afición, con cariz competitivo pese a desempeñarse habitualmente con la calma de una tarde de lluvia en familia. “Aquí sientes la adrenalina del concurso y de mejorarte a ti misma”, destaca la holandesa, feliz con la multiplicación de jugadores en Holanda en los últimos años. Ella ha encontrado en las piezas de cartón la salida al estrés y la presión laboral: cuando acaba su trabajo como alto cargo de una gran empresa europea, se relaja en casa con este pasatiempo: “Me da mucho relax y me ayuda a generar energía para mi día a día”.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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