La venganza del clan de los Vargas a tiros contra el pastor que quiso mediar en una separación
Cuatro acusados del asesinato de Joaquín Jiménez, un hombre que intercedió entre miembros de dos familias gitanas en Madrid, reconocen la autoría y aseguran que se debió a un “calentamiento de cabeza”
Lo que comenzó con la separación de una joven pareja, Abraham Vargas y Nerea J., acabó con una emboscada y un crimen. El 16 de marzo de 2022, el pastor evangélico Joaquín Jiménez, de 47 años, acababa de salir de su casa, en el distrito madrileño de San Blas, sin saber que unos metros más adelante iba a ser acribillado por los Vargas. Jiménez trató de mediar en una separación bajo las leyes gitanas, que establecen que si hay un divorcio, los padres del marido deben pagar una especie de multa a los de la esposa que, en este caso, además, estaba embarazada. Pero ambas familias llevaban meses sin ponerse de acuerdo. Por eso, pidieron la intercesión del pastor, que trató de poner orden. Al no lograrlo, la familia de Abraham decidió cargar contra el mensajero. Así perdió la vida el pastor Joaquín. Lo último que dijo antes de morir fue “Tabita”, el nombre de una de sus hijas.
El día del crimen, Enrique, el padre de Abraham, había llamado a su hermano Antonio para decirle que había un problema que necesitaba solución. Ambos sabían lo que significaba eso. Enrique montó en el coche con su hijo y su mujer, Gema, y Antonio hizo lo mismo con su hijo Cristian. En la mano llevaba un arma de fuego. En el trayecto hasta la zona en la que vivía el pastor, los ocupantes de ambos coches se fueron comunicando por teléfono. Cuando vislumbraron a su objetivo, uno de los vehículos, de gran cilindrada, cortó el paso al coche del pastor, que se empotró de forma salvaje, y a su lado se colocó el otro coche. Antonio salió de él y disparó contra el pastor.
Después, todos huyeron a Sevilla, donde Abraham se entregó a la Guardia Civil y afirmó que él había sido el autor material de los disparos. “Así lo decidieron los patriarcas”, según las palabras del propio Abraham, quien, además, ha indicado que disparó al aire en el viaje entre Madrid y la capital andaluza para que quedaran en su mano “restos de parafina”.
Este es el relato de los hechos que han desmenuzado este viernes los miembros de la familia Vargas acusados de este crimen que, en la primera sesión del juicio en la Audiencia Provincial, han asumido parcialmente la responsabilidad de lo sucedido. “Perdón por los hechos que han causado el calentamiento de mi cabeza”, ha señalado Enrique, el padre del novio que quería separarse. Según su versión, la multa que debía pagar por la separación había subido de 18.000 a 30.000 euros y eso provocó “estrés en su cabeza”.
Algunos de los acusados hoy han sostenido que no sabían ni a por quién iban, que pensaban que iban a encontrar al padre de la chica que quería separarse, de nombre Teodoro. “Yo creía que nos habían citado para matarnos y yo fui a defender a mi hermano”, ha resumido Antonio, autor confeso de los disparos que acabaron con Joaquín. “A mí me dicen que hay un problema y voy a lo que sea, con palos o por las buenas”, ha secundado su hijo Cristian.
La versión sobre el móvil del crimen que sostiene la familia de la víctima, representada por el letrado Marcos García Montes, difiere. La sobrina del fallecido asegura que, al no encontrar ninguna vía de solución al enconado conflicto entre los Vargas y los Limpia, el pastor le dijo a Nerea, la esposa, que denunciara a su marido en la policía por los malos tratos que aseguraba sufrir. “Esa misma mañana, la chica puso la denuncia y, a las tres de la tarde, habían matado a mi tío”, asegura esta mujer a las puertas de la Audiencia Provincial. En un momento de tensión en la sala, una de las familiares del fallecido ha salido llamando “asesinos” a los acusados.
Los Vargas han querido dejar fuera del plan criminal a Gema, la madre de Abraham, defendida por el abogado Carlos Sánchez Peribáñez. “Yo la obligué a subir al coche. No puedo recordar una cara de más espanto que la de mi mujer cuando fuimos a hacer tan gravosos hechos”, ha explicado su esposo. Enrique. Gema se marchó a vivir a Mallorca tras los hechos, donde fue detenida a finales de 2022 después de semanas de escuchas telefónicas por parte de la policía. También ha negado su participación el otro hijo de Antonio, llamado Luis, contra el que solo había presentado acusación la familia de la víctima, pero no la Fiscalía. Después de la sesión de este viernes, está previsto que la acusación particular también la retire al “no existir pruebas suficientes que lo incriminen”.
Decenas de familiares de Joaquín Jiménez esperaban en las puertas del juzgado las noticias de lo sucedido en el interior de la sala, a la que solo han accedido las mujeres de la familia. Está previsto que el resto de sesiones se desarrollen con la declaración de los investigadores policiales del grupo V de Homicidios de la Policía Nacional, peritos y testigos presenciales, a pesar del reconocimiento de la culpa de los acusados. La venganza contra el pastor llegó tras una separación en la que él solo intentó ayudar.
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