_
_
_
_

Profesores, alumnos y políticos se movilizan contra la asfixia de Ayuso a las universidades: “La uni no se vende, la uni se defiende”

Cientos de personas se manifiestan a las puertas de la Asamblea, mientras dentro los diputados se quejan de las cuentas regionales

Vista de la manifestación convocada por los sindicatos CCOO, UGT y CGT ante la Asamblea de Madrid en defensa de la universidad pública este jueves.
Vista de la manifestación convocada por los sindicatos CCOO, UGT y CGT ante la Asamblea de Madrid en defensa de la universidad pública este jueves.FERNANDO VILLAR (EFE)

Las protestas retumban este jueves dentro y fuera de la Asamblea de Madrid. A las puertas del Parlamento se citan cientos de profesores y estudiantes para protestar contra la asfixia económica a la que someten los Presupuestos de 2025 a las seis universidades públicas madrileñas. “¡La uni no se vende, la uni se defiende!”, gritan. Dentro, en el hemiciclo, los políticos de izquierdas protestan durante el debate de las enmiendas a la totalidad del proyecto de cuentas públicas del PP para el próximo año: “Ayuso va a pasar de ser alumna ilustre de la Complutense a ser la enterradora de la universidad”, se queja Manuela Bergerot, de Más Madrid. Da igual que la presión de los rectores haya logrado que Ayuso ceda mínimamente y aumente en 47,3 millones de euros el presupuesto universitario. No importa que el Ejecutivo, asediado por las críticas, rectifique y se abra a firmar con el gobierno un convenio para contratar a más de 1.000 profesores. La realidad es que las cuentas regionales apenas recogen un aumento del 4,2% de la inversión, cuando los gestores de los campus pedían un incremento del 18%. Y así las protestas siguen dentro y fuera de la Asamblea.

Cientos de personas se concentran con megáfonos, pancartas y soflamas para exigir mayor financiación destinada a las universidades públicas madrileñas. Lo hacen a menos de 40 pasos de la Asamblea de Madrid, mientras allí dentro se debate el futuro de miles de profesores y alumnos. Algunos estudiantes muy concienciados con la causa llegan con mucha antelación a la convocatoria. Ainhoa Jiménez, de 23 años, es de las primeras. Está cursando un máster en Literatura y Estudios Hispánicos en Universidad Autónoma de Madrid. “La facultad se cae a cachos, literalmente”, cuenta mientras muestra una foto en su teléfono en la que se ve un pasillo con un agujero enorme en el techo. En la otra mano sujeta una pancarta todavía enrollada.

La gente llega de golpe y puntual. Son las 11.00. La Policía despliega un cordón de seguridad que no permite a la los manifestantes cruzar la calle. La acera es ancha, pero no lo suficiente para tantas personas. Los portavoces de Comisiones Obreras y de UGT se colocan en primera fila. Delante de ellos, una calle de dos carriles de los cuales solo uno está cortado. Su pancarta y los policías que empujan a quien intenta adelantarse un poco son lo único que los separa de los coches que cruzan.

Se escuchan los primeros cánticos: “La profe luchando también está enseñando”. El problema va más allá del estados de las infraestructuras. Pasa por la precarización del sector. Cristina Cuenca lleva 15 años como profesora asociada en el departamento de Antropología Social y Psicología de la Universidad Complutense. “Cobro 600 euros al mes y tengo que ir a la facultad cuatro días a la semana”, lamenta. “El salario de un asociado por hora es menor al que cobra un trabajador del Burger King”, añade.

Vista de la manifestación convocada por los sindicatos CCOO, UGT y CGT ante la Asamblea de Madrid en defensa de la universidad pública este jueves.
Vista de la manifestación convocada por los sindicatos CCOO, UGT y CGT ante la Asamblea de Madrid en defensa de la universidad pública este jueves.FERNANDO VILLAR (EFE)

Diego Piera (19 años), que estudia Ciencias Ambientales en la UAM, y sus compañeros, tienen miedo de que se suspenda su grado por falta de financiación. Están en Vallecas, donde se sitúa la Asamblea, porque quieren que se les escuche, pero no son muy optimistas. “Pinta feo”, señala.

Paula Martín va a la misma clase que Piera. Quiere dedicarse a la investigación, pero le preocupa que la falta de medios le obligue a irse al extranjero. “Es una pena que mucha gente que se ha formado aquí tenga que irse a otro país por la falta de financiación. Toda esa inversión que ha hecho el Estado se pierde”, denuncia.

Cada vez llega más manifestantes y no hay espacio para todos. Los de detrás empujan a los de delante. Alguien cae a la calle y la policía empuja con violencia para devolverle a su sitio. Se escucha un silbido grave como reproche. “Más educación, menos policías”, entonan los manifestantes. Cada vez más personas pasas la línea de seguridad porque no hay espacio. Son las 13.13, ha pasado casi una hora y cuarto desde que empezó la manifestación, y los agentes al fin cortan la calle. Los que están allí han ganado cinco metros y ya pueden respirar.

Varias personas con una pancarta durante una concentración por la Universidad Pública ante la Asamblea de Madrid, a 5 de diciembre de 2024, en Madrid (España).
Varias personas con una pancarta durante una concentración por la Universidad Pública ante la Asamblea de Madrid, a 5 de diciembre de 2024, en Madrid (España).Gustavo Valiente (Europa Press)

Por la zona se dejan ver algunos políticos de Más Madrid. Su portavoz en el Ayuntamiento de la capital, Rita Maestre, y la diputada del mismo partido en la Asamblea, Manuela Berguerot, llegan acompañadas por algunos concejales más. La gente les aplaude. Dicen que a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este tema le va a complicar la legislatura. Pero la baronesa conservadora tiene mayoría absoluta, por lo que puede hacer y deshacer a su antojo: por eso las protestas de la izquierda rebotan en el vacío en el pleno de la Asamblea, y por eso las tres enmiendas a la totalidad del proyecto de presupuestos (registradas por Más Madrid, PSOE y Vox) son rechazadas de un plumazo: no hace siquiera falta que Ayuso se acerque al Parlamento regional a votar.

“Para la señora Ayuso, su desprecio por nuestras instituciones y servicios públicos hoy se condensa en las universidades públicas madrileñas”, se queja antes, durante el debate, Bergerot. “Ha utilizado la universidad para una batalla partidista más: eso es su comisión show sobre la UCM, un intento chusco de reforzar el frente mediático-judicial contra el gobierno de España”, dice sobre la investigación sobre el supuesto trato de favor recibido de la Complutense por parte de Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez. “El siguiente paso son los Presupuestos, un plan de desmantelamiento de la universidad pública tal y como lo conocemos”, denuncia. “Con estos Presupuestos, Ayuso va a pasar de ser alumna ilustre de la Complutense a ser la enterradora de la universidad”.

Pero el PP niega la mayor a través de la consejera de Economía, Hacienda y Empleo, Rocío Albert, que se enroca, y enuncia una defensa de la universidad pública que no se reproduce en los 28.662 millones de las cuentas públicas que ella misma ha diseñado.

“Las universidades tienen 1.060 millones de euros que van a crecer a 1100″, defiende la consejera de Ayuso. “Son algo muy importante y trascendental para nosotros”, añade. “Sabemos que ahí está el futuro de España”. Es lo único en lo que coinciden este jueves los políticos del PP y quienes protestan dentro y fuera de la Asamblea en defensa de la universidad pública.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_