_
_
_
_
La punta de la lengua
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Macarra y mamporrero

La definición del ‘Diccionario’ dice: “En las paradas, persona que dirige el miembro del caballo en el acto de generación”

PP
Un potro junto a su madre.Vivian Tran ( GETTY IMAGES )
Álex Grijelmo

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, acusó el 10 de diciembre al ministro Óscar Puente de ser un macarra y un mamporrero por haberle bloqueado como seguidor. Una vez más, la altura del debate político no mereció ese núcleo del sintagma: habría que referirse más bien a su bajura.

Sin embargo, la acción de bloquear a alguien se parece poco a la de un macarra, porque abandonar la gresca haciendo caso omiso del contrincante no suele formar parte de las características de quien merece ese calificativo (“persona agresiva, achulada”).

Semanas antes, Puente ya había sido calificado por Miguel Tellado, dirigente del PP, como “matón de patio de colegio”, a causa de un incidente en el que intentó defenderse… de un matón de patio de colegio.

Ahora bien, para una columna sobre lenguaje tiene más interés el término “mamporrero”, también arrojado contra Puente. Dudo que Almeida conozca su extendido significado en la España rural, relativo a un digno oficio que algunos convierten en insulto.

La primera aparición de “mamporrero” en un diccionario data de 1917, cuando la recoge en el suyo el helenista, traductor y académico valenciano José Alemany Bolufer (1866-1934), que elaboró un repertorio léxico muy atento a la lengua hablada. Su definición de esa palabra decía: “En las casas de parada, individuo que se dedica a dirigir el miembro del caballo a la vagina de la yegua, para evitar posibles errores y que el animal eyacule antes de tiempo”. (Una parada es aquí el “lugar donde los caballos cubren a las yeguas”). La Academia incorporaría “mamporrero” a su diccionario en 1970, con una definición más delicada: “En las paradas, persona que dirige el miembro del caballo en el acto de la generación”. (Obviamente, no se refería a la energía eólica).

El mamporrero ha de preocuparse sobre todo de la salud de la yegua, para que no sufra daños; y de tal función se suelen encargar hoy los veterinarios.

Las academias han recogido otra acepción muy recientemente en sus versiones digitales (no está en la impresa de 2014, aunque sí en el diccionario de Seco, 1999): “Persona que amaña algo en beneficio de otra”. Pero en el caso de Puente el contexto no proyectaba ninguna idea de “preparar algo con engaño o artificio” (eso es amañar), sino la de ejercer el derecho de bloqueo; lo que en la vida real viene siendo darse la vuelta.

Obviamente, Almeida habrá pensado al usar “mamporrero” en el sustantivo “mamporro”, que significa “golpe”; pero lo habrá hecho sin el amparo del Diccionario (al menos por ahora). Ni de los hechos.

“Mamporro” se forma sobre “mano” y “porra”, precisamente los dos elementos que utiliza el mamporrero, quien agarra con la mano algo que puede asimilarse metafóricamente con la maza de los guardias. Esta identificación de “porra” y el miembro viril viene de lejos, como atestigua una vieja jota castellana: “La mujer del señor guardia / esa sí tiene fortuna / porque ella toca dos porras / y las demás sólo una”.

Una visita a los bancos de datos de la Academia permite encontrar ejemplos literarios de “mamporrero” con su sentido tradicional en Juan Benet, Javier Marías, Remedios Zafra, Agustín García Simón, Miguel Sáez Carral… Y con significados despectivos y arbitrarios, en algunos textos periodísticos.

Seguramente Almeida será partidario de que el Diccionario incorpore pronto su idea personal de “mamporrero” para señalar también a quien reparte mamporros. Pero imagino que eso no les gustaría mucho a los profesionales de tan fecunda misión.

Apúntate aquí al boletín semanal de Ideas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_