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HEMEROTECA | CRÓNICA NEGRA

Muerte al brujo de hechizos malignos

Su familia creía que hablaba con el diablo. Hace una década dos indígenas guaymí mataron a golpes al chamán de una pequeña aldea en Costa Rica, al que culpaban de las desgracias de la comunidad

Escena de un villa en una zona rural en Costa Rica.
Escena de un villa en una zona rural en Costa Rica.Wolfgang Kaehler (Getty Images)

Dos indígenas del sur costarricense eran arrestados y quedaron en prisión preventiva a principios del 2008 tras haber reconocido que mataron con un garrote al brujo que atormentaba a todo el pueblo. Dóciles y hasta sonrientes, los hermanos Seferino y Rubén García Bejarano, se dejaron esposar por la policía, después de que ellos mismos informaran del asesinato de su cuñado Joaquín Bejarano, el chamán (brujo) de Copey de Brumalí, un pueblo casi inaccesible entre la montañas cercanas a Panamá.

"Salía antes de la medianoche a hablar con alguien. Creemos que era el diablo. Vivía amenazando a la familia"

"A puro palo lo maté. Yo salvé a mi familia y por eso me siento libre", dijo a la televisión Seferino, el menor de los hermanos, en un castellano trabajoso y con una actitud abierta, hasta el punto de quitarse la gorra del Barcelona que llevaba cuando le detuvieron. El mayor, Rubén, también cree haber librado a su familia de los supuestos hechizos y enfermedades que Bejarano había propagado por el pueblo. Dos hermanos del presunto brujo actuaron como cómplices, según las autoridades, por lo que también fueron encarcelados como medida preventiva.

"Salía antes de la medianoche a hablar con alguien. Creemos que era el diablo. Vivía amenazando a la familia. La comunidad estaba cansada de las maldiciones que lanzaba, de la hechicería y sus artes oscuras. No iba a la iglesia y la situación empeoró", narró al sensacionalista Diario Extra el propio hermano de la víctima, Jenaro Bejarano, uno de los detenidos.

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"La escena era dantesca; había sangre por todas partes (…). Tuvieron que pegarle muchos garrotazos para matarlo", narró un policía al comentar la noticia, que sacó del anonimato a esta comunidad del grupo guaymí, cuya tradición religiosa ordena matar con violencia a quien invoque dioses malignos para que posean a espíritus débiles.

Décadas atrás, el sacrificio era un rito en medio del pueblo como ofrenda a los dioses buenos, pero las autoridades policiales abrieron el caso sin más credo que el Código Penal con la posibilidad de imputación por homicidio calificado.

Costa Rica es el país centroamericano con menor presencia de indígenas, unos 64.000, poco más del 1% de la población, ya que siempre estuvo alejada de los grandes centros indígenas precolombinos, como los mayas al norte y los incas al sur. Ocho pueblos viven entre la pobreza y la marginación en 23 territorios destinados por ley para ellos, que enfrentan a diario los dilemas sociales de conectarse a la "civilización" o mantener tradiciones cada vez más frágiles.

*Los arrestados fueron condenados a penas de entre 8 y 13 años de cárcel por homicidio. Sin embargo, la justicia le concedió el perdón a Olivia Bejarano Bejarano en 2010 por razones humanitarias. Su defensa argumentó que no entendió el juicio en el que fue condenada puesto que no le facilitaron un traductor y no comprende bien el español.

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