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Mantener el conflicto armado en Colombia es un mal negocio

La guerrilla en ese país ha tenido un costo económico de un 36% del PIB y se ha cobrado más de 200.000 vidas

Un helicóptero durante la liberación de varios rehenes de las FARC en 2007.
Un helicóptero durante la liberación de varios rehenes de las FARC en 2007.EFE

Con los actuales diálogos en La Habana, Colombia intenta por cuarta vez en su historia poner fin a décadas de lucha armada. Para Luis Eduardo Celis, columnista de la revista digital Las dos orillas e investigador en temas de paz y conflicto de la Fundación Paz y Reconciliación y la Corporación Nuevo Arcoiris, esta nueva negociación dará los resultados que se esperan y se producirá (“en dos años”) la esperada firma de los acuerdos de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal fuerza guerrillera del país.

Las tres ocasiones anteriores (en los 80, los 90 y a principios de este siglo) lograron algunos avances y colocar ciertos temas en la agenda pública, pero nunca consiguieron poner fin a las acciones armadas ni a sus consecuencias: más de 200.000 muertes, cerca de 5 millones de desplazados y pérdidas millonarias en infraestructura y bienes civiles, con un costo económico que algunos especialistas ubican en un 36% de del PIB.

Durante una conferencia en el Instituto Estadounidense para la Paz (USIP, por sus siglas en inglés), en Washington, Celis desglosó las razones que llevaron a un sector de la población a alzarse en armas y los argumentos por los cuales él cree que la paz está más cerca que nunca antes en la historia de Colombia.

Pregunta. ¿Por qué cree que esta vez sí va a haber resultados?

Del lado de la guerrilla ya no hay ninguna ilusión de triunfo"

Respuesta. Del lado de la guerrilla ya no hay ninguna ilusión de triunfo, y del lado de la élite que está al frente del Estado colombiano, ya hay la comprensión de que si bien la guerrilla está disminuida y debilitada, no está derrotada. Y al no estar derrotada, el costo para la economía colombiana es muy alto. Hay un cálculo de beneficio, y la élite que representa el presidente Juan Manuel Santos tiene la decisión de llegar a un acuerdo sobre temas que van a ser importantes para la economía.

P. ¿Es más rentable la paz que el conflicto?

R. Por supuesto. Durante muchos años, el conflicto se vivió en las zonas más alejadas, más desestructuradas de la economía —donde estaba la coca, por ejemplo—, pero la otra economía, la del sistema financiero, la de la industria, el comercio y otros de la dinámica económica del país se mantenían. Pero ahora es tal la necesidad de la economía de ocupar nuevos territorios y desarrollar nuevas actividades, que no se puede hacer con violencia. Entonces, si se quiere dinamizar la economía, se requiere cerrar el conflicto armado.

P. En este proceso ha habido una particularidad y es que se está abordando el tema de las víctimas. ¿Habrá justicia para las víctimas?

Lo que hay que hacer es reconciliar a la sociedad colombiana y eso parte de reconocer todos los derechos de las víctimas"

R. La base para cerrar este conflicto es el reconocimiento a los derechos de las víctimas. Lo que hay que hacer es reconciliar a la sociedad colombiana y eso parte de reconocer todos los derechos de las víctimas. Si no se hace eso, no va a haber ningún proceso estable. Hay madurez en la sociedad colombiana, por lo menos en la que apoya el proceso de paz, no en los que se oponen, en avanzar en reconocer al máximo los derechos de las víctimas.

P. Entonces para cerrar el conflicto de una vez ¿Qué falta por hacer?

R. Primero que todo, falta otra mesa de negociación con el Ejército de Liberación Nacional (el segundo grupo guerrillero de Colombia), que no existe. Y falta concluir el proceso con las FARC, que tiene tres puntos ya parcialmente acordados. Falta resolver temas pendientes en desarrollo rural, participación política y el tema de drogas. Faltan, por supuesto, los mecanismos de verdad, justicia y reparación. Y falta, además, el tema del fin del conflicto que, afortunadamente, ya se empezó a discutir. Yo creo que estamos hablando de un horizonte de dos años más de negociaciones.

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