Zoológicos en México: el show debe terminar
Los animales en cautiverio en el país viven en albergues cuya función se limita al entretenimiento y la preservación, muchos de ellos en condiciones indignas
Los animales en cautiverio en México habitan un centenar de zoológicos pensados para la conservación de las especies, pero que en la práctica sirven sólo para darles albergue -frecuentemente en condiciones indignas- y para entretenimiento humano. Los ejemplares ocupan espacios sucios, reducidos, muchas veces infecciosos; algunos lucen demasiado delgados, otros están mutilados y hasta 20% de ellos han sido confiscados por la autoridad en un intento por frenar el tráfico ilegal.
La fiscalía ambiental (Profepa) reveló esta semana algunos resultados de su programa de Inspección a Zoológicos durante el último año. La Profepa inspeccionó el estado de 20.739 aves, mamíferos y reptiles, de los cuales aseguró 4.186 de 58 zoológicos (más de la mitad de estos espacios) que no pudieron acreditar la legal procedencia de los ejemplares. De ellos, 133 (3%) fueron decomisados por malos tratos, lo que según la institución no consiste en lesiones o deterioro físico, pero las condiciones de su albergue “no cumplían con las medidas necesarias para garantizar el trato digno y respetuoso”.
Según la procuraduría, el peor de los casos que atestiguaron fue el del parque zoológico Ostimuri, del norteño Estado de Sonora, de donde confiscaron los 120 animales que lo habitaban por las afectaciones que dejó una inundación ocurrida hace un año. Sin embargo, la muerte de dos primates quedó fuera del registro, el orangután Jambi, en julio de 2015 y el chimpancé Lio, en marzo de este año, ambos en el zoológico más importante de México: Chapultepec.
Inmerso en el enorme bosque del mismo nombre -que es considerado el pulmón de la Ciudad de México- este zoológico está sumido también en una polémica por las constantes muertes de animales que ha registrado. En lo que va de 2016 lleva cuatro, la de Lio y otras tres en lo que va de julio: una leona que tenía un tumor maligno en un codo, un bisonte y el gorila Bantú, todos de especies en peligro de extinción.
Pero los fallecimientos no son el único problema en Chapultepec. En un recorrido realizado por EL PAÍS, fue fácilmente perceptible el daño de algunos de los animales de este zoológico, así como las fallas en las condiciones del lugar. El tigre de Siberia tiene la cola cortada; el papión sagrado tiene una malla electrificada para que no pueda escapar; el olor en el estanque de los hipopótamos, que es “normal” según la descripción a la entrada, es intolerable y dista mucho del estanque ubicado en el zoológico de San Juan de Aragón, donde el agua es verde e inodora; pero quizá la imagen más preocupante es la de los lobos, mexicano y canadiense. Ambos son especies en peligro y los ejemplares que tiene Chapultepec están casi en los huesos, con la piel descamada y la mirada perdida.
Esta es una de las especies que han sido más descuidadas en los zoológicos de la Ciudad de México, según una denuncia del Partido Ecologista ante el congreso local. En 2009, tres cachorros de lobo mexicano murieron y el personal lo notó dos días después, cuando hallaron los cuerpos descompuestos. En 2012, cuatro cachorros más murieron de inanición, “la madre decide no amamantar y los empleados determinan la causa de muerte de los lobos como natural, lo que no dicen es que los animales no fueron amamantados y cuando fueron encontrados estaban en estado de descomposición”, refiere el diputado priista Adrián Ruvalcaba, quien ha solicitado la comparecencia de la secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad, Tanya Müller, para que explique la situación de estos centros en los primeros días de agosto.
Ruvalcaba dijo que, de manera particular, la Comisión de Administración Pública cuestionará a Müller sobre la utilización de los 90 millones de pesos que fueron asignados este año para los zoológicos, así como el destino de los recursos que reciben como seguro por la muerte de cada animal, que en el caso del gorila Bantú fue de cerca de un millón y medio de pesos (unos 79.000 dólares) y del bisonte 600.000 pesos (31.500 dólares).
El dinero de ese seguro debe utilizarse para el reemplazo del ejemplar o el mejoramiento de las condiciones del lugar, sin embargo, según el legislador local, se destina a otros rubros. “Se acaba de remodelar la oficina de la directora pero no hay dinero para los animales, para medicamentos, las jaulas, la higiene”, sentenció Ruvalcaba.
Bantú, el mártir de la causa animal
Los grupos ambientalistas han protestado por las muertes de los animales y han exigido el cierre del zoológico de Chapultepec. El alcalde Miguel Mancera descartó esta posibilidad pero anunció que podría convertirse en un parque ecológico, lo que dependerá de los resultados de necropsia de Bantú y la hembra de bisonte. La secretaria de Medio Ambiente confirmó que está analizando este nuevo esquema e informó que, por lo pronto, el Gobierno local decidió no adquirir más animales desde 2015.
Para la transformación del zoológico de Chapultepec de un centro de exhibición animal a uno de conservación, la secretaría está por firmar un convenio de colaboración con la organización Proyecto Gran Simio, según dijo su directora, Paulina Bermúdez. “Lo que hacen los zoológicos es preservación, no conservación. La investigación científica que hacen es sobre enfermedades que no existen en la vida libre”, explicó la animalista, quien ha exigido que estos centros dejen de ser un entretenimiento para los humanos y se conviertan en santuarios.
El zoológico de Chapultepec no es el único con problemas. El llamado ‘Club de los animalitos’, en el central Estado de Puebla, conservaba en congeladores 40 cadáveres de distintas especies y fue descubierto por la Profepa en 2015, por ejemplo. Pero Chapultepec es el más importante del país, según la misma institución, el más visitado y el que ha registrado más fallecimientos. La secretaría de Medio Ambiente de la capital (Sedema) no estuvo disponible para responder las preguntas de este diario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.