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El Parlamento valón respalda el acuerdo comercial entre la UE y Canadá

Los diputados respaldan la firma del CETA por 58 votos a favor, frente a cinco en contra

Diputados de Valonia, este viernes en el Parlamento.
Diputados de Valonia, este viernes en el Parlamento.John Thys (AFP)
Álvaro Sánchez

Valonia dice sí al acuerdo comercial con Canadá. El Parlamento de la región ha dado este viernes su consentimiento a Bélgica para que firme el CETA por una amplia mayoría de 58 votos a favor y 5 en contra. El fin del veto valón, que ha tenido en vilo a las autoridades europeas y canadienses durante las últimas dos semanas, era algo esperado después de que su presidente, Paul Magnette, aceptara las garantías de la Comisión Europea tras una maratoniana negociación. La comunidad germanófona y los Parlamentos de Bruselas y de la federación Valonia-Bruselas también han dado ya su aprobación. Canadá y la UE lo firmarán en la cumbre fijada para este domingo.

El cambio de posición del Partido Socialista de Magnette y de los democristianos del CdH ha sido más que suficiente para dar un completo vuelco a la postura valona sobre el pacto comercial. Hace justo dos semanas la Cámara denegaba su permiso al Estado belga para rubricar el acuerdo por 46 votos a 16. Con su rechazo, esta región de 3,5 millones de habitantes lograba paralizar un tratado que afecta a 508 millones de europeos y 35 millones de canadienses amparándose en las leyes comunitarias, que exigen la unanimidad de los Veintiocho, y belgas, que otorgan a las regiones el derecho a vetar este tipo de acuerdos.

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Hoy, solo los ecologistas y el izquierdista Partido del Trabajo (PTB) han mantenido su voto en contra del CETA en medio de un hondo escepticismo ante las supuestas garantías obtenidas en la negociación, que incluyen el derecho a hacer descarrilar el tratado más adelante. "Estoy de acuerdo con el Paul Magnette del martes, no con el del viernes", ha lamentado en el debate previo a la votación Frederic Gillot, diputado del PTB, aludiendo al viraje del líder valón. Si en España han llegado al Parlamento sindicalistas con pasado jornalero, Gillot ha desembarcado en la política belga desde su trabajo en los altos hornos de una fábrica siderúrgica, un sector especialmente golpeado en Valonia en los últimos años.

La discusión parlamentaria se ha centrado en lo conseguido por Magnette en las negociaciones. El PTB, cuyo discurso contra la globalización le ha reportado un formidable avance en las encuestas, pone en duda la validez legal de las garantías que Bruselas otorga a Valonia y la independencia de los futuros tribunales de arbitraje. Los críticos reprochan a Magnette que ha vuelto con las manos vacías pese a mantener durante días un abierto desafío que no le ha servido para cambiar ni una sola coma del texto del CETA, algo así como erigirse en Astérix para acabar uniéndose a las tropas romanas. Magnette, en cambio, defiende lo conseguido. "Tenemos un tratado mejor. No es perfecto, pero es mejor. Un CETA corregido". Y advierte sobre el punto más conflictivo de las negociaciones, el de los tribunales para solventar conflictos entre Estados y multinacionales. "Nunca habrá arbitraje privado en el CETA". Su apoyo al tratado canadiense contrasta con su cerrada oposición al que Europa negocia con Estados Unidos. "El TTIP está muerto y enterrado".

En el relato de lo que han sido las conversaciones de los últimos días, Magnette ha destacado el papel "decisivo" jugado por el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, que consiguió tender puentes solo horas después de que Canadá diera por muerto el acuerdo el pasado viernes. También ha calificado de "oportunidad excepcional seguramente irrepetible" la posibilidad de que una región negociara directamente con la Comisión Europea abriendo una crisis institucional en el seno de la UE. "Algo tan oscuro como un tratado de comercio internacional se ha convertido en objeto de pasiones políticas. Nunca he recibido tantos mensajes de gente diciéndome que se sentía orgullosa de ser valona", ha explicado desde el atril Magnette, fuertemente ovacionado al término de su intervención.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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